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SIMON RATTLE, EL ELEGIDO
PARA BERLIN
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
En junio del pasado año, la Orquesta
Filarmónica de Berlín votó como su nuevo titular al
director británico Simon Rattle (nacido en 1955), para
sustituir en el 2002 a Claudio Abbado, que se retira
voluntariamente, inscribiendo así su nombre entre los
sucesores de míticos maestros como Bülow, Nikisch,
Furtwängler o Karajan. El gran derrotado en la votación
fue el director argentino-israelí Daniel Barenboim, a
quien algunos daban como favorito.
Rattle era ya una figura sobradamente conocida por el
aficionado, pero a raíz de ese nombramiento su
popularidad y las ediciones de sus discos parecen haber
aumentado. Traemos por ello a comentario varios de sus
útimos discos aparecidos en España, grabados siempre
por el sello que le apoyó desde sus inicios, es decir,
EMI Classics.
En una época en que la cultura predominante en el mundo
musical era la del "star system", directores
que cobran cantidades astronómicas, tienen a su cargo
varias orquestas a la vez, y pasan gran parte de su vida
viajando en avión (un modelo heredado de la "era
Karajan"), Rattle prefirió volver al sistema de los
directores "de antes", la fidelidad durante
muchos años a la misma orquesta, aprender el oficio con
tiempo y llevar una vida sedentaria. En 1980, cuando se
hizo cargo de la Orquesta Sinfónica "Ciudad de
Birmingham", la agrupación era una orquesta inglesa
de provincias en la que nadie se fijaba. Tras 18 años de
titularidad (que dejó en 1998, aunque sigue colaborando
con ella) la orquesta se había convertido en una de las
más prestigiosas de Gran Bretaña, y Birmingham en uno
de los centros de la actividad cultural inglesa. Rattle
es posiblemente el director vivo que más discos venda en
Inglaterra, y a los 40 años ya ha sido honrado con el
título de "Sir".
Las causas de este éxito estarían en la personalidad de
Rattle, que introduce obras nuevas en el repertorio del
conjunto, evitando la rutina del "siempre lo
mismo", y sabiendo motivar a sus músicos; por otro
lado, es también un maestro de las relaciones públicas
y ha sabido "vender" la música clásica a
públicos que en principio no se acercaban a ella: un
ejemplo muy conocido es aparecer en la TV vestido de
astronauta para anunciar un concierto con "Los
Planetas" de Holst.
Pero a pesar de su entusiasmo que puedan sentir él y sus
músicos por la tarea, una cosa es eso y otra muy
distinta es, colocado ante obras del "gran
repertorio" (Beethoven, Brahms, Bruckner, Mahler)
conseguir ofrecer una interpretación que pueda
"competir" con todo lo grabado hasta ahora, que
es mucho. De hecho, Rattle ha procurado evitar hasta
ahora, en disco, a la mayoría de estos autores
"trillados", y ha preferido grabar obras más
infrecuentes.
Pongamos el ejemplo de uno de los compositores "de
repertorio" que más ha cultivado Rattle: Gustav
Mahler, de quien ha grabado todas sus sinfonías excepto
las números 5 y 8. De la escucha de algunos de sus
últimos discos mahlerianos aparecidos en España
("La Canción del Lamento", "La Canción
de la Tierra", o las sinfonías 3, 4 y 10) la
impresión que nos queda es que no sólo, como era de
esperar, está por debajo de los directores que han
firmado las versiones de referencia de estas obras
(Klemperer, Horenstein, Szell, el mejor Bernstein), lo
que podía suponerse, sino que incluso otros directores
de su misma generación, como Riccardo Chailly (nacido en
1953) o Esa-Pekka Salonen (1958) nos ofrecen en todos los
casos versiones preferibles.
Así, "La Canción del Lamento" (Das Klagende
Lied) se grabó ya en 1983-84 aunque no se ha distribuido
en España hasta recientemente. La obra, escrita por
Mahler a los 20 años sobre un argumento típico de
cuento de hadas, ha sido grabada pocas veces, pero aun
así podemos encontrar a Chailly, con una dirección de
trazo mucho menos "grueso" y con un equipo de
solistas (Susan Dunn, Fassbaender, Andreas Schmidt entre
otros) muy superiores al equipo de Rattle, especialmente
en el caso del barítono.
Las Sinfonías Tercera y Cuarta (ambas de 1997) son
versiones muy correctas, aunque mejorables, pese a que
Rattle se cree el programa, dirige con entusiasmo y
consigue buenos momentos. La "Tercera" muestra
desde el comienzo las limitaciones de la orquesta de
Birmingham si se la compara con otras que han grabado
esta dificilísima obra (Chicago, Viena, incluso
Londres). Hay también algún momento trivial, como en el
coro del 5º movimiento, aunque el 6º y último está
bastante logrado. Nada especial la contralto Birgit
Remmert. Los discos se completan con 8 lieder de
"Das Knaben Wunderhorn", uno de ellos
orquestado por Berio, en una interpretación de Simon
Keenlyside, barítono sin mucho volumen de voz ni una
dicción perfecta, pero agradable de escuchar por su
discreción, que no cae en excesos melodramáticos.
En cuanto a la "Cuarta", tras un comienzo
efectista (lentísimo para luego acelerar), encontramos
la habitual (en Rattle) mezcla de sutileza (el Ruhevoll)
y furia desatada (el primer movimiento o, lo que es más
extraño, el cuarto, con una correcta Amanda Roocroft, de
timbre quizá demasiado "maternal").
En "La Canción de la Tierra" nos encontramos
con que Rattle ha elegido la versión con barítono en
vez de mezzo, algo que en la época en que se hizo el
disco (1995) no se recordaba desde que Bernstein grabó
la obra con Fischer-Dieskau, allá por 1966, y que
recientemente ha vuelto a ser elegida por Salonen en su
registro con Skovhus y Domingo. Lo infrecuente de este
reparto parece el mayor interés del disco, pues Rattle
no sólo está por debajo de Walter, Klemperer o Giulini
(lo que era de esperar), sino incluso del
"derrotado" Barenboim, en una de las pocas
obras de Mahler que ha grabado el argentino; aunque el
tenor de Rattle (Peter Seiffert), una agradable sorpresa
para lo que hoy se puede encontrar, está mejor que
Jerusalem en la de Barenboim. En cuanto al barítono, la
"superestrella" Thomas Hampson, pues se excede
algo en lo enfático y en lo relamido, también como es
su costumbre.
Para terminar el bloque mahleriano, la más reciente
grabación que ha aparecido de Rattle, y su primer
registro con la Filarmónica de Berlín tras ser nombrado
titular: la "Décima" en la versión completada
por Deryck Cooke, una obra que ya había llevado al disco
hace casi 20 años con la Sinfónica de Bornemouth. Es de
esperar que esta nueva grabación haga que se olvide la
antigua (que ya era digital). La obra está acertadamente
escogida, pues hay poca competencia para esta versión
"reconstruida" que muchos directores famosos no
quisieron grabar, y de hecho es posible que sea esta la
primera interpretación que ingrese en las discotecas de
muchos aficionados. Además de tener un mercado abierto,
este CD puede así convertirse en un apreciable
instrumento de divulgación de una obra importantísima,
injustamente aún poco conocida, de interés indudable,
dejando aparte el hecho que "sea o no de
Mahler". No obstante, a pesar de lo dicho y de la
colosal actuación de la orquesta berlinesa, no es una
interpretación redonda pues, sobre todo en el primer
movimiento, escuchamos como otras veces la sensibilidad
"acaramelada" de Rattle. Parece preferible
Chailly también aquí.
Veamos a
continuación otros autores del repertorio convencional
llevados al disco por Rattle: Brahms (el concierto para
piano nº 1, con Leiv Ove Andsnes, grabado entre 1997 y
1998), y Bruckner (la Sinfonía nº 7, en 1996). Ambos
son hasta ahora, salvo error, lo único grabado por
Rattle de esos compositores. Si el "otoñal"
Brahms en principio se adapta mal al temperamento fogoso
del director británico, el Concierto nº 1 para piano es
una obra de juventud (escrita a los 26 años), que admite
una lectura más "rabiosa" que la que se le
suele dar, y por ello es bienvenida una versión como
esta que rompa tópicos y nos ofrezca instantes, sí, de
gran sosiego, pero otros de violencia inaudita. Sobre
todo la interpretación va a más por una pianista de la
talla de Leif Ove Andsnes (de lo mejor que se ha
escuchado entre las últimas generaciones de pianistas
jóvenes), que además de tocar sin problemas técnicos
sabe interpretar, dando sentido al carácter de cada
pasaje. Se agradecen los maravillosos Intermezzi Op. 117
como propina.
La "Séptima" de Bruckner es una versión de
gran belleza, sobre todo al comienzo, con una frescura
que hace sonar pasajes como oídos por primera vez; sin
embargo, a Rattle le resulta difícil mantener el pulso
hasta el final, y así más que una línea coherente de
principio a fin hay una sucesión de momentos más o
menos logrados. Aquí también el "derrotado"
Barenboim le ganaría.
Cuando
Rattle se adentra por repertorios no convencionales es
cuando da lo mejor de sí mismo, y produce discos que
muchas veces no tienen competencia. Este es el caso de la
maravillosa ópera "El Rey Roger" de
Szymanowski, que el autor polaco estrenó en 1926; mismo
año del estreno de "Turandot" de Puccini, a la
que recuerda en su colorista y brillante orquestación,
aunque el tratamiento de las voces sea distinto, más
cercano aquí al impresionismo. En el argumento, un
extraño predicador aparece en la Sicilia del siglo XII
anunciando una nueva religión basada en el placer,
logrando fascinar a la misma reina Roxana, que le sigue.
El predicador resultará ser el dios Dionisos (Baco para
los romanos). Una historia influida por el neopaganismo
de principios del siglo XX, y que sigue estando de
actualidad en esta época de proliferación de sectas.
La dirección de Rattle aprovecha la exhuberante
orquestación, dándonos una versión muy
"cinematográfica"; quizá se le pueda acusar
de algo externa, pero prende en cualquier oyente, y hará
mucho por difundir una obra extraordinaria ya grabada
antes alguna vez, aunque aún poco conocida. En esta
producción de 1998, junto a los habituales nombres de
cantantes polacos desconocidos, se han buscado figuras de
fama internacional, para ayudar al éxito comercial de
los discos: Roger está interpretado por Thomas Hampson,
y su consejero Edrisi por el veterano tenor inglés
Philip Langridge. Sin embargo, los
"desconocidos" no desmerecen de las
"figuras", y tanto la Roxana de Smytzka como el
Pastor de Mikiewicz están a la altura de lo mejor de
esta interpretación.
La ópera dura apenas 80 minutos, y por ello los dos
discos se completan con la Sinfonía nº 4 o
"Sinfonía Concertante para piano y orquesta"
del mismo autor, una obra de 1932 con un precioso
movimiento lento, muy poético, de la que tampoco había
en estos momentos ninguna versión disponible en el
mercado, al haber descatalogado la propia EMI la que
tenía dirigida por Semkow, lo que hace subir aún más
el interés de estos discos.
Un caso parecido ocurre con el siguiente disco comentado
(de 1996), que por su infrecuente repertorio tampoco
tiene competencia: sin embargo, el interés de las obras
es mucho menor. La música del compositor australiano
Percy Grainger (1882-1961), entre las que se incluye
"Country Gardens", la más conocida de su
autor, es casi siempre de carácter festivo y que nos
recuerda a la música para el cine de un Bernard
Herrmann.
Uno de los repertorios que más ha cultivado Rattle ha
sido, lógicamente, el de los compositores británicos o
de habla inglesa. Aparte del caso anterior de Grainger,
ha grabado numerosos discos con autores como Elgar o
Britten. De estos dos, encontramos un CD grabado en 1999
(por una vez no en EMI, sino en el sello
"hermano" Virgin Classics), con obras para
violonchelo y orquesta con Truls Mork como solista. Del
"Concierto para cello" de Elgar hay
innumerables versiones, antiguas y modernas, y no será
Mork, con su sonido nervioso y gris
"ceniciento" quien nos haga olvidar la pasión
de la inolvidable Jacqueline Du Pré, referencia absoluta
en esta obra (y más con Barbirolli que con Barenboim).
En cambio la "Sinfonía para cello" de Britten,
obra más dura y austera, se aviene mucho mejor al
temperamento de Mork. El disco, a pesar del buen
acompañamiento de Rattle, sería recomendable si la obra
de Britten (que dura 35 minutos) tuviera un
acompañamiento más infrecuente que el concierto de
Elgar: por ejemplo, Yo-Yo Ma lo complementó en su día
con el "Concierto" de Barber.
Y de repertorio inglés es una grabación de 1983 que
hace poco se ha distribuido en España, se supone que a
causa de la creciente popularidad de Rattle: el
"Requiem de Guerra" de Britten, estrenado en
1962 y sin duda uno de los grandes "Requiems"
del siglo XX, que alterna el texto latino de la Misa de
Requiem con poemas de contenido antimilitarista de
Wilfried Owen, que escribió durante la Primera Guerra
Mundial, en la que acabaría muriendo. En 1963 la
grabaría el autor en una interpretación considerada de
referencia desde entonces, con las voces de Vishnevskaya,
Pears y Fischer-Dieskau; una versión muy interiorizada,
que nos recuerda al mundo de los lieder del "Viaje
de Invierno" de Schubert. Tan distinta a esta de
Rattle, más externa y "light", y de un lirismo
que puede recordar al de la música de cine o incluso el
musical de Broadway, lo que sin duda podrá hacer llegar
la obra a un público muy amplio. Tampoco los solistas
superan a los del estreno (que se hizo con la orquesta de
Birmingham, precisamente), especialmente la soprano nos
hace añorar a Galina. La grabación es magnífica,
claro, pero tiene el inconveniente de no llevar
complemento (sólo 80 minutos para 2 CD's) y de un
número muy escaso de pistas (6 en total, alguna de 27
minutos).
Si
hemos dicho que la sensibilidad de Rattle está a veces
próxima al género del musical, nada extraño es que
haga incursiones en ese repertorio, y más tras el éxito
que tuvo su grabación de la ópera "Porgy and
Bess" de Gershwin. Para esta ocasión se ha elegido
"Wonderful Town", que junto a
"Candide" y "West Side Story" forma
el tríptico de musicales compuestos por Leonard
Bernstein en los años 50, pero que a diferencia de las
otras dos no fue grabada por su autor en sus últimos
años. Su argumento, adaptación de una historia real,
gira en torno a dos hermanas, Eileen y Ruth, que llegan a
Nueva York desde Ohio, buscando el éxito en la gran
ciudad.
La obra tiene momentos muy bellos que justifican que se
haya grabado, rescatándola de un cierto olvido, como
"Ohio", el dúo nostálgico por la tierra que
han dejado atrás, que cantan las dos hermanas, o "A
Little Bit in Love", donde Eileen se declara
enamorada, y que parece anticipar las intervenciones de
María en "West Side Story". En el reparto
encontramos nombres "veteranos" del musical
americano como Kim Criswell (Ruth), perfecta en dicción
y estilo, junto a otros más operísticos, como Audra
McDonald (Eileen) o, nuevamente, Thomas Hampson. Rattle
dirige con entusiasmo a un ensemble, se supone que
compuesto por músicos de su Sinfónica de Birmingham. Un
disco, en suma, cuyo interés trasciende al de los
aficionados al género.
REFERENCIAS:
MAHLER: La canción del lamento/ Helena Döse, soprano;
Alfreda Hodgson, mezzo; Robert Tear, tenor; Sean Rea,
barítono; Coro de la Orq. Sinf. Ciudad de Birmingham
EMI 7243 5 66406 2 7
MAHLER: Sinfonía nº 3/ Birgit Remmert, contralto; Coro
juvenil de la Sinfónica Ciudad de Birmingham; Mujeres
del Coro de la Sinfónica Ciudad de Birmingham + 8 Lieder
de "Das Knaben Wunderhon"/ Simon Keenlyside,
barítono
EMI 7243 5 56657 2 0 (2 CDs)
MAHLER: Sinfonía nº 4/ Amanda Roocroft, soprano
EMI 7243 5 56563 2
MAHLER: La canción de la tierra/ Peter Seiffert, tenor;
Thomas Hampson, barítono
EMI 7243 5 56200 2 6
MAHLER: Sinfonía nº 10 (versión ejecutable preparada
por Deryck Cooke en colaboración con Berthold
Golschmidt, Colin Matthews y David Matthews)/ Orq.
Filarmónica de Berlín
EMI 7243 5 56972 2 6
BRAHMS: Concierto para piano nº 1; Tres intermedios, Op.
117/ Leif Ove Andsnes, piano
EMI 7243 5 56583 2 6
BRUCKNER: Sinfonía No. 7
EMI 7243 5 56425 2 3
SZYMANOWSKI: El Rey Roger/ Thomas Hampson (Roger),
Elzbieta Szmytka (Roxana), Philip Langridge (Edrisi),
Ryszard Minkiewicz (Pastor), etc./ Coro y Coro Juvenil de
la Sinfónica Ciudad de Birmingham + Sinfonía nº 4,
Concertante, con Leif Ove Andsnes, piano
EMI 7243 5 56823 2 1 (2 CD)
GRAINGER: En la cáscara de una nuez; Música del tren;
Jardines del campo (versión para Stokowski, 1950); El
valle de las campanas (Ravel, arr. Grainger); Ramillete
de Lincolnshire; Pagodas (Debussy, arr. Grainger); Los
guerreros: Música para un ballet imaginario para
orquesta y tres pianos
EMI 7243 5 56412 2 9
ELGAR: Concierto para violonchelo + BRITTEN: Sinfonía
para violonchelo y orquesta/ Truls Mork, cello
Virgin 7243 5 45356 2 8
BRITTEN: Réquiem de Guerra, Op. 66/ Söderström, Tear,
Allen/ Coro de muchachos de la Catedral Iglesia de
Cristo, en Oxford; Coro de la Sinfónica Ciudad de
Birmingham
EMI CDS 7 47034 8 (2 CDs)
BERNSTEIN: Wonderful Town/ Kim Criswell, Audra McDonald,
Thomas Hampson/ London Voices, Birmingham Contemporary
Music Group
EMI 7243 5 56753 2 3
En todas ellas:
Orquesta Sinfónica Ciudad de Birmingham (excepto en la
Sinfonía nº 10 de Mahler y "Wonderful Town"
de Bernstein)
Director: Simon Rattle
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