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Número 16º - Mayo 2.001


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ENTREVISTA A MARIANO RIVAS.

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

El pasado 11 de abril usted dirigió en Gijón el oratorio La Creación de Haydn. ¿Qué nos podría explicar del proceso de preparación de una obra sinfónico-coral de esa envergadura?
Lo primero es comprender la mentalidad de los artistas de aquellas épocas para reconocer en la estructura de la obra la relación con los acontecimientos de entonces. Luego está el análisis de la propia obra: el estudio por grupos de compases, la instrumentación, la forma musical, la armonía, la melodía, la dinámica, elección de tempi, calderones y su importancia y significado, improvisación, localización de los posibles problemas técnicos de dirección que podrían surgir, etc.

También el estudio de la interpretación histórica es muy necesario para ciertos aspectos de la articulación y el fraseo, situando la obra más en su estilo e imprimiéndole el carácter propio de la época.

En La Creación, la descripción del caos al inicio de la obra, las metáforas y símiles musicales de los diferentes seres vivientes que pueblan la tierra en el tercer y cuarto día, la entrada de Adán y Eva (uno de los más bellos dúos que existen) en el Paraíso... está llena de figuras retóricas que hay que saber interpretar, y para ello hay que sentirlas. Dejar que la música te llene, si no ocurre esto no hay nada que hacer.

 

Aunque Mariano Rivas nació en Gijón, que es donde reside principalmente en la actualidad, sin embargo sus estudios de dirección de orquesta los realizó en Viena. ¿Cómo valora la escuela dónde estudió dirección en Viena y cúal le parece mejor escuela para estudiar dirección de orquesta? ¿Qué importancia ha tenido para usted la tradición cultural austríaca?
Cuando te marchas de casa con 18 años para estudiar una carrera y llegas a Viena sin tener un punto de comparación, el shock es algo fuerte. Pero una vez allí, absorbido por todo lo que la ciudad me aportaba, las comparaciones las ibas haciendo a medida que tu experiencia personal crecía. ¿Y cómo?, pues asistiendo a los conciertos, cantando en coros, viendo ensayos con directores invitados, etc. Afortunadamente, la "Hochschule für Musik und darstellende Kunst in Wien" (Escuela de Música y Arte dramático en Viena ) sin duda alguna me ha aportado unos conocimientos musicales teóricos con un peso y con una seriedad indiscutibles; aunque lo más importante en la formación artística sea el trato personalizado que puedas tener con el profesor en cuestión; incluso muchísimo más enriquecedor que el propio lugar o institución .

Yo tuve la suerte de haber estudiado con los maestros Karl Österreicher durante el primer año, y después Leopold Hager cuatro años más. Entre los dos me han enseñado a "leer una partitura", a reconocer en ella todo aquello que no debía ser escrito porque era una parte de la práctica normal de la época -y por tanto hoy reconstruida como "tradición olvidada". A aprender a leer correctamente la música y así conservar su forma.

Sin embargo, el ambiente musical que se respira en la ciudad, junto con las posibilidades de acudir a los ensayos de las más variadas representaciones te embriagan de tal manera que a veces, es imposible asimilarlo tan rápido... Viena para mí ha supuesto "El Dorado", el paraíso de la música. Imagínese: llegar de una ciudad con no mucha tradición musical clásica, y de repente, escuchar y ver a los mejores directores, cantantes y orquestas del mundo. Todos los días hay conciertos, los domingos incluso hasta tres veces en la misma sala, por la mañana, por la tarde y por la noche, ópera, etc. Puedes asistir a los ensayos de la Filarmónica, de la Sinfónica... en realidad, de cualquier orquesta que tenga en esos días conciertos en la ciudad. También están los ensayos generales de las óperas en la Staatsoper y en la Volksoper. He escuchado a casi todas las mejores orquestas del mundo, a los mejores cantantes del momento, y eso también son lecciones.

Aunque no creo que exista una escuela mejor que la propia asistencia a los ensayos, y ver a otros directores interpretando a los grandes compositores, la academia de música me aportó todos los conocimientos necesarios- entre ellos el nivel técnico - para poder valorar todo lo demás .

¿Sigue siendo necesario irse al extranjero para estudiar o para empezar una carrera?
Hay compañeros que terminan su carrera en España y luego la complementan fuera. En mi caso, yo salí a estudiarla fuera y al mismo tiempo la perfeccionaba con concursos de dirección, pruebas de correpetición en Europa, trabajando con cantantes, cantando en coros, asistiendo a éste y a aquél director...supongo que, de no haber asistido en Viena a unos cursos de verano de dirección de orquesta, me hubiese quedado en España.

Sea fuera o dentro de ella, lo importante es moverse y adquirir conocimientos de diversas fuentes, observar. No existe una ley general para dirigir técnicamente esto o aquello. Hay que ver los resultados y compararlos con las demás experiencias. Por eso, lo principal es acumular mucha experiencia y de diferentes fuentes y probarlas tu mismo en los ensayos con la orquesta que tengas a tu disposición. La imitación en nuestra profesión es algo necesaria durante los primeros años de estudio, más tarde la vas abandonando y adquiriendo tu propio estilo y técnica conforme a tu personalidad, constitución física, musicalidad, carácter, etc.

Para su examen final en Viena eligió los Kindertotenlieder de Mahler con la Orquesta de la Radio Televisión Austríaca (ORF). ¿Por qué la elección de esa obra tan relacionada con Viena? ¿Qué recuerdos tiene de aquella ocasión?
Por aquel entonces había caído en mis manos una biografía interesantísima de Mahler (aparte de que, en Viena, Mahler es junto con Mozart, Schubert, Brahms, Bruckner y Schönberg, lectura obligada en cualquier asignatura musical; sea formas musicales, instrumentación, análisis o dirección de orquesta). Había sido un compositor-director neurótico, emocionalmente caótico, un genio que buscaba la perfección del mundo en la música. Mahler había tenido una infancia triste, sórdida, expresando en los Kindertotenlieder la cólera, la rabia, el dolor infinito que él mismo padeció con la muerte de sus hermanos y hermanas más pequeños, y el sentimiento de impotencia contra la muerte de los niños. Sin embargo, triunfa la muerte como liberadora del dolor terrenal. Es pesimista y angustiosa hasta el final del quinto Lied donde resuelve la muerte victoriosa sobre la desesperación. Todo esto me fascinó emocionalmente a la hora de elegir la obra del examen final. Además había sido hasta la fecha la obra más perfecta de Mahler en este campo. Yo quería realizar algo sinfónico con algo de Lied y la posibilidad de demostrarme a mí mismo que era capaz de interpretar una obra de extrema dificultad de lectura, en la sala donde el mismísimo Mahler había dirigido, me motivó hasta el punto de convencer a la comisión para aceptar la obra .

¿Es más difícil lograr fama como director que como solista o cantante?¿Por qué hay muchos pianistas, violinistas, etc, famosos antes de los 30 años y no directores...?
Lo que le hace ganar fama a un joven antes de los 30 años es el dominio técnico del instrumento -proceso virtuosístico- que según mi opinión, en la dirección, no existe. Existen directores buenos, mediocres, extravagantes, geniales, brillantes, etc. pero no virtuosos de la dirección. La madurez artística y la profundidad musical que pueda tener un director con 18 años no es ni debería ser comparable con la velocidad con la que un muchacho de 16 años toque los caprichos de Paganini .

¿Qué elementos le parecen importantes en la formación de un director ? ¿Es importante el conocimiento práctico de los instrumentos de la orquesta?          ¿Ayuda la práctica de la música de cámara, y el acompanamiento de cantantes, como usted hace?
Conocimiento teórico y técnico, comunicación, personalidad, todas estas palabras se pueden leer en cualquier libro sobre la dirección de orquesta. Pero creo que, en la formación de un director, aparte del dominio técnico u oficio es imprescindible la capacidad y la sensibilidad para emocionarse con los diferentes estilos y compositores y de poder comunicarlo. Si no te emociona lo que estás haciendo, no puede haber interpretación. Tienes que llegar a sentir la música como tuya, pero sin cambiar nada; sintiéndola primero y entendiéndola después, con un reposo y control de la personalidad totalmente relajados. Una interpretación no tiene por qué ser cerrada, hermética. Si se empieza a teorizar no se llega nunca a ninguna solución. Estaba pensando ahora mismo en la metronomización de las sinfonías de Beethoven. Lo importante es sentir el alma de Beethoven, qué nos quería decir con esa grandeza y fuerza espiritual. El que se toque más rápido o menos rápido, en realidad no es tan decisivo.

Se aprende muchísimo trabajando con cantantes. Mi experiencia como correpetidor en Oviedo y después como director concertatore en Baden donde tenía que trabajar primero con los cantantes al piano, y después dirigir la opereta, me dieron mucha seguridad y experiencia. Trabajar desde el piano con cantantes te obliga inevitablemente a respirar con ellos y a acompañar; a relegarte a un segundo plano y saber escuchar para poder corregir y ayudarlo .

En cuanto a la música de cámara, la función no es ahora la de acompañamiento, sino la de solista, pero compartida. Es más difícil ser solista en un quinteto de piano tocando el piano, que en un concierto para piano y orquesta . Es la mejor manera de escuchar a los demás, de aprender a trabajar las formas musicales, de saber y conocer el momento de ser solista sin serlo verdaderamente.Y aquí si que tengo la gran fortuna de poder trabajar con una de las agrupaciones de cuerda de mayor prestigio a nivel mundial: Los Virtuosos de Moscú. Cuando toco el piano con los solistas principales de la agrupación, hay una química especial, una compenetración que te hace sentirte uno más. Es increíblemente hermoso poder estar a su lado. Son verdaderos artistas.

Un director no tiene por qué estar obligado a tocar todos los instrumentos de la orquesta; pero sí debiera de conocer la dificultad, posibilidades y límites del instrumento y no soltar barbaridades de tesitura y de dinámica a los instrumentos, no agotarles físicamente en pasajes difíciles, largos y en forte a los metales...etc

Cuando un director joven empieza, ¿qué factores cree que le influyen más en el éxito que pueda tener? ¿Una crítica favorable, quizás? ¿Un premio en algún concurso?
Lo importante es hacer un concierto bueno y que la orquesta esté contenta contigo. Sólo así conseguirás que te vuelvan a invitar como director joven.

Sin duda alguna, las críticas y los concursos facilitan la continuidad en tu carrera. Normalmente con los primeros premios de los concursos consigues invitaciones con orquestas del país en donde fuiste galardonado, o diferentes, y así adquirir experiencia .

También es verdad que, considerando la juventud de un director novel, críticas negativas pueden perjudicarte de tal manera, hasta llegar a ser vetado por ciudades y orquestas enteras.

¿Hay algún director, de los de ahora, o de los de antes, a quien admire especialmente, o tenga como modelo?
Por dar algunos ejemplos: Por la manera de cómo trabajan con cantantes y en la ópera en general, escogería a Riccardo Muti y a Marcello Viotti; a Valery Gergiev junto con Mariss Jansons y Sir Simon Rattle, simplemente por el sonido que logran con cualquier orquesta que se interponga en el camino; la elegancia y la precisión de Carlos Kleiber (durante años fue mi ídolo número 1); admiro y respeto el conocimiento y las interpretaciones históricas de N. Harnoncourt, el sonido limpio y preciso de S. Celidibache, la redondez sonora y grandiosa de H. von Karajan (segundo puesto que ocuparía en el ranking de salida), la táctica sistemática de los ensayos sinfónicos con Leopold Hager; las interpretaciones de Mahler, Mozart y R. Strauss de Bruno Walter y K. Böhm son sencillamente geniales.

¿Cómo ve el panorama actual de la dirección? ¿Es cierto que el "maestro" como los de antes se ha extinguido?
La escasez de verdaderos talentos y la preocupante superficialidad en el ámbito de la interpretación sinfónica, han ido creando una crisis en la dirección de orquesta. La falta de conocimientos vocales por parte de los directores en los teatros de ópera, también merman los resultados artísticos de los intérpretes.

Vivimos en una sociedad consumista, donde no hay tiempo para un Arte, que necesita tiempo para desarrollar individualmente la personalidad.

Soy partidario de trabajar en un teatro y poder recuperar la figura del maestro direttore-concertatore, y así trabajar y aprender con los cantantes tranquilamente los papeles, realizar los ensembles concienzudamente con los directores de escena, como se sigue realizando con producciones nuevas en algunos teatros de Alemania, Suiza, y Austria . Sin embargo, el tiempo que se les dedica -también allí- es cada vez menor...

¿Guarda algún recuerdo en especial de algún concierto o representación que haya dirigido?
La verdad es que de todos un poquito. El estreno absoluto en España en 1997 de la ópera Alfonso y Estrella de F. Schubert (la más extensa de todas las suyas, con un libreto basado en un episodio de la Reconquista en Asturias, en tiempos del rey Mauregato) fue muy importante para mí, ya que coincidía que era la primera vez que se representaba esta ópera del compositor vienés en España, con un director asturiano que además se había formado en Viena, y era también la primera vez que los "Virtuosos de Moscú" ( responsables en la sección de la cuerda) realizaban ópera. Fue una bonita responsabilidad que la pude solventar afortunadamente sin problemas. Como colaboración leonesa destacar la intervención del Coro universitario de León, que harían de su participación un recuerdo verdaderamente inolvidable.

Destacaría también la intervención del gran bajo verdiano Evgenij Nesterenko en la Gala que dirigí en el Concierto de Año Nuevo del 2001 .

También el haber trabajado con Franz Suhrada, que representaba el papel de Don Quijote en el musical El Hombre de la Mancha que dirigí en Italia; un actor de teatro y televisión con una profesionalidad fuera de serie.

Usted ha estrenado en Viena obras de autores contemporáneos. ¿Cómo valora en general la música contemporánea?
Requiere un control más exhaustivo por parte del instrumentista; un grado de virtuosismo técnico que en una sinfonía de Mozart ni por asomo vería las dificultades (en la mayoría de las obras contemporáneas los instrumentos son llevados a límites de tesitura, melódicos y técnicos muy extremos).

Desde el punto de vista dinámico, hay mucho mayor detalle en muy poco espacio temporal (simplemente recordar la segunda escuela de Viena; con Berg, Webern y Schönberg a la cabeza)...

Siempre se oye decir que el público sigue prefiriendo la música del pasado, y no la contemporánea. ¿Cree que es cierto esto, y si es así, a qué se debe?

Existe un problema de acercamiento ante esta nueva forma de hacer música, que no es otra cosa que una búsqueda de expresión humana, al igual que la pintura o la poesía. El único fin que ha perseguido la música a lo largo de sus 2500 años ha sido el de ser apreciada, el de comunicar y enviar emociones. El que una persona tenga menos capacidad de goce, o goce de menores aptitudes musicales, no quiere decir que carezca de valor como tal, sino que tiene que llegar a ella según su capacidad, yendo a conciertos, preparándose ante esta "nueva comunicación", de forma que el conocimiento de esta música nueva nos produzca el goce emocional que nos incite a volver a las salas de conciertos.

Para que esto se produzca, deberíamos acercarnos a ella, precisamente por su lado emocional, jugando con ella, disfrutando de los sonidos y de su forma, con la mente abierta y sin prejuicios... sólo así podremos sentir, entender, y, en definitiva, disfrutar del nuevo Arte.

 ¿Cuáles son las causas del desinterés por la "clásica"?
Tanto la música pop, como el jazz, la "clásica", la "contemporánea" y las ahora tan de moda "nuevas tendencias" están pasando por una verdadera crisis de valores, tanto desde el punto de vista comercial, como del artístico. Con un público tan abrumado por las nuevas tecnologías, el mundo del sonido con su difusión y trasmisión, etc... es normal que se haya perdido la orientación estética.

Igualmente, los medios de comunicación no ayudan mucho al respecto, sobre todo la televisión. Los presupuestos para la Cultura en general, y para la música clásica en particular en televisión, son siempre muy escasos y se ven relegados a las horas de mínima audiencia. Sabiendo que el índice de espectadores es pequeño y el horario de emisión de madrugada, habrá siempre un pequeño rechazo a la hora de conceder recursos importantes a las retransmisiones de eventos musicales.

Hay que animar a la gente a salir de casa e ir al teatro con producciones sugerentes y con una política cultural y de marketing adecuadas, cuidando los gustos, pero también enseñando siempre elementos nuevos del Arte.

¿Es cierto que en general, la música clásica no llega al público jóven? ¿Qué podría hacerse para remediarlo?
Para transformar al espectador pasivo en aficionado activo solamente hay un camino: la educación musical. Y esta debería nacer en el seno familiar y/o en la escuela y desarrollarse a lo largo de la formación del individuo. Porque para entender (sentir) y disfrutar una obra clásica hay que haber escuchado mucha música y de manera ordenada, bien dirigida por maestros en la escuela, o bien por los padres en la familia.

Los conciertos pedagógicos son de una ayuda tremenda. Tendrían que existir en las programaciones de todas las orquestas sinfónicas. Lo mismo que los teatros tendrían que hacer más ópera infantil, musicales y ballet. Hay auténticas maravillas, obras de arte para niños, que se podrían traducir al español...

¿Tiene predilección por algún repertorio en especial, alguna época, algún compositor...?
Me gusta muchísimo dirigir ópera: Mozart, Verdi, Donizetti, Puccini, Wagner, Strauss... no tengo un compositor predilecto de momento. Cada compositor trata las voces de diferente manera y me gustaría poder conocer los estilos y diferenciarlos cada vez más.

La anterior pregunta venía porque a usted le hemos visto más frecuentemente en el foso operístico que en la sala de conciertos. ¿Es debido a una preferencia, o sólo a las circunstancias?
Mi afición por la ópera y el teatro se deben probablemente al haber trabajado desde muy joven como maestro repetidor en Oviedo y en Austria.

Me gusta la atmósfera que se respira en un teatro, así como el elemento dramático que emana de la mayoría de las óperas, el trabajo con los cantantes, la magia que despierta el teatro una vez alzado el telón...

Recuerdo hace dos años una representación de "Il trovatore" de Verdi en el Teatro Jovellanos de Gijón dirigida por usted. No ha habido desde entonces otras iniciativas para hacer ópera en Gijón...

Sí, de hecho tengo varios proyectos que sugerir a la dirección del teatro, pero prefiero todavía no revelar nada. De momento estoy trabajando con ellos muy a gusto, dirigiendo producciones líricas (ópera, zarzuela, conciertos líricos, etc.), preparando un poco el terreno, para lo que pueda ser en un futuro no muy lejano el sustrato cultural y musical que una ciudad como Gijón, de alrededor de 300.000 habitantes, está pidiendo a gritos: un conjunto musical estable que haga frente a las necesidades musicales de la ciudad.

¿Puede contarnos algún proyecto que tenga para el futuro inmediato?
Con el Teatro Jovellanos tenemos pensado trabajar algunas zarzuelas para el verano, y continuar el año homenajeando a Giuseppe Verdi .En Austria dirigiré el Requiem de Verdi .