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Número 22º - Noviembre 2.001


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LAS GRANDES ÓPERAS DEL SIGLO

Por Angel Riego Cue. Lee su curriculum.

          

La serie "Great Recordings of the Century" (G.R.O.C.) es bien conocida de los aficionados por reeditar lo mejor del catálogo de la EMI, lo que es casi tanto como decir lo mejor que se haya grabado en el campo de la música clásica. Gracias a estas reediciones, se ha conseguido por fin que pasaran a precio medio muchas grabaciones célebres de la EMI que seguían a precio alto, a pesar de tratarse de registros que tenían ya sus años. Y esto es especialmente más de agradecer en óperas completas que ocupan varios discos.

Con este ya son tres los lanzamientos de G.R.O.C. dedicados a óperas pues en 1999, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Karajan, se reeditaron 10 títulos operísticos grabados por el famoso director austríaco, y en 2000 otras 10 óperas que en su mayoría seguían a precio alto (como Fidelio, La Flauta Mágica o El Holandés Errante por Klemperer, que unos años antes EMI había subido de precio, recorriendo entonces el camino inverso de pasar de serie media a serie cara). Quedaban ya pocas grabaciones de óperas en ADD a precio caro, y en este lanzamiento parecen haber caído los últimos "dinosaurios" de la EMI, esas grabaciones tan emblemáticas que se seguían vendiendo a precio alto pese a su antigüedad.

En primerísimo lugar hay que citar una de las grabaciones de ópera más legendarias de todos los tiempos, el Tristán e Isolda de Wagner dirigido por Wilhelm Furtwängler en 1952; puede decirse que entre las grabaciones de ópera alemana ocupa una cima similar a la que en la ópera italiana corresponde a la Tosca de Puccini por Callas, Di Stefano, Gobbi y Victor de Sabata, registrada ese mismo 1952. La razón de esta primacía hay que buscarla, por supuesto, en la dirección de Furtwängler, el más grande director que haya existido. No sólo sienta cátedra en la explicación de en qué consiste eso que Wagner llamó "melodía infinita", con una orquesta omnipresente, que aporta mil y un matices a la acción dramática, comentándola, sugiriendo relaciones; erigiéndose, en fin, en la verdadera protagonista. Además está algo en lo que nadie ha podido tampoco hacerle sombra, y es en saber expresar el contenido místico de la obra, esa relación íntima entre el amor y la muerte que nos presenta el auto-aniquilamiento como único camino posible hacia la felicidad, una idea que Wagner leyó en las obras del filósofo Schopenhauer, y que este podría haber tomado del budismo y su concepto de "Nirvana".

El reparto de este Tristán es de buen nivel, aunque sólo la Isolda de Kirsten Flagstad (ya en el ocaso de su carrera) se muestra digna del concepto del director. El sonido, que ya era muy bueno en el reprocesado que conocemos, de 1997 (para la edición del centenario de la EMI), ha sido reprocesado de nuevo en el 2000: como EMI no nos ha proporcionado un ejemplar de esta nueva edición no podemos comentar si ha habido mejoría en el sonido, aunque es de suponer que sí.


A continuación comentaremos otras dos grabaciones de ópera que sí nos han llegado, asimismo de fama legendaria y que por fin han pasado a serie media. Las dos suelen estar consideradas como la primera opción para hacerse con los títulos respectivos pero, curiosamente, compartiendo este lugar con dos grabaciones de la misma serie media, "Legends", que es el equivalente de GROC en Decca. El hecho de haber pasado ahora a serie media es obvio que va a aumentar su poder competitivo.

Cuando en 1956 EMI lanzó El Caballero de la rosa de Richard Strauss dirigido por Karajan y con Elisabeth Schwarzkopf en el papel protagonista de Mariscala, vendió 9.000 copias en dos meses, lo que para una ópera completa es todo un récord. Desde entonces el mito ha continuado, como que esta es "la" versión de la obra y la Schwarzkopf es "la" intérprete de la Mariscala. No faltan tampoco desmitificadores que afirman que la versión está sobrevalorada. Intentaremos ser objetivos y decir cómo resulta este Caballero escuchado hoy.

La dirección de Karajan es en general viva, muy vigorosa, pero también consigue crear un clima "mágico" en momentos como la "presentación de la rosa" o el "trío" final. Sin embargo, no podría decirse que sea la mejor dirección de esta ópera, un título que seguramente pertenece a la familia Kleiber (al padre en la grabación Decca de 1954, y al hijo solamente en fomato video y DVD, o bien en ediciones "piratas"). En 1984 Karajan volvería a grabar la ópera para la DG, ya con sonido digital, y su dirección entonces cambiaría bastante, más lenta y "metódica", repasando meticulosamente todos los detalles de la partitura, aunque sin esa "magia" en algunos momentos de la de 1956.

La "Mariscala" que hace Elisabeth Schwarzkopf, actuada y matizada al máximo, sigue siendo el principal punto de atracción de esta versión: algunos podrán encontrar su tono algo "redicho" o hasta cursi, pero la intención que le pone a cada palabra del texto (que nos recuerda su faceta de cantante de "Lieder" como los de Wolf) y la emoción que desprende en momentos como el inicio del trío ("Me había prometido amar a quien él amara", algo que suena en una atmósfera parecida a los 4 últimos Lieder de Strauss) hace que le perdonemos todo lo que haga falta.

Le acompañan en el reparto Christa Ludwig como un impetuoso Octavian, ejmeplarmente cantado, y Teresa Stich-Randall como una Sophie de voz pura y cristalina; ambas tenían 28 años en el momento de la grabación, y junto con la Mariscala de la Schwarzkopf forman un verdadero "Trío de Reinas". El único que desentona un tanto en el reparto es Otto Edelmann, cantante que siempre nos pareció algo tosco, pero que era de suponer que en el papel del zafio Barón Ochs estuviera en su papel. Pues bien, no sólo musicalmente sino también como actuación, ha habido mejores Ochs: Manfred Jungwirth o Kurt Moll, por ejemplo. Como curiosidad, Faninal es un asimismo joven Eberhard Wächter, como Annina encontramos a la célebre Ljuba Welistch (este papel lo han cantado muchas veces cantantes retiradas o "semi-retiradas") y como cantante italiano es un lujo contar con Nicolai Gedda. El sonido, suficiente, pero sin ser ninguna maravilla, fue grabado ya en estéreo. La partitura presenta algunos cortes tradicionales, lo que no tiene mayor importancia. En conjunto, la primera opción para esta obra junto a la de Erich Kleiber en Decca Legends (grabada en 1954, aún en mono); a esta última corresponde la primacía en la dirección y a la de EMI en el reparto.


La otra grabación que comentaremos es la Aida que se grabó en Londres en julio de 1974 bajo la dirección de un entonces joven (33 años) y casi desconocido maestro llamado Riccardo Muti, y que desde entonces suele aparecer en los puestos de cabeza en las listas de versiones más recomendables de Aida. Desde luego que hay otras que asimismo aparecen, pero siempre son más antiguas. La idea de grabar esta Aida surgiría de Plácido Domingo, quien deseaba registrar esta ópera haciando pareja con Montserrat Caballé, y de su iniciativa ha quedado la versión más redonda (en conjunto) de las 4 que tiene grabadas, y más que eso, la gran "Aida" moderna.

Para la ocasión se reunió un quinteto protagonista como nunca se ha vuelto a ver desde entonces (julio de 1974) en un estudio de grabación: Caballé es una Aida no solamente hecha de bellísimos sonidos (lo que sería de esperar), sino representando perfectamente el carácter delicado y "doliente" de su personaje (al menos según su concepción; existen creaciones de Aida de mucho más carácter, como la de María Callas). Con todo, escuchando esta interpretación pensamos: ¿quién dijo que Caballé era mala actriz? Claro que podrán preferirse otras "Aidas" en el último medio siglo de grabaciones (según gustos, Callas, Tebaldi, Milanov o L. Price) pero Caballé reclama un puesto junto a ellas y ahí queda ese "O Patria mia" para la historia, con el Do sobreagudo emitido en pianisimo, como pide Verdi (y nadie hace). Domingo ha sido el gran "Radamés" de las 3 últimas décadas, y aunque luego seguiría madurando el papel aquí ya estaba soberbio: el carácter heroico y "arrojado" de Radamés ya está magníficamente expuesto, y sólo se le podría pedir algo más de refinamiento en los momentos líricos. De cualquier forma, no tiene competencia en grabaciones modernas aparte de la de sí mismo en otros registros.

La Amneris de la Cossotto no tenía competencia en su generación, y muy poca fuera de ella: una referencia, y toda una lección de canto, seguramente la mejor del reparto. Ghiaurov saca todo el partido posible de un personaje como Ramfis, a menudo descuidado, y Cappuccilli, sin llegar a tanto nivel como los anteriores, es un Amonasro en la línea de la mejor escuela italiana de barítonos verdianos. Sólo habría que lamentar que el papel del Rey no lo cante un bajo de más entidad que Luigi Roni, lo que desluce un poco su proclama guerrera ("Su del Nilo al sacro Lido").

La dirección de Muti es muy innovadora para la época, profundizando en los aspectos sensuales de la partitura, a los que saca un gran partido, y en cambio en los momentos "triunfales" se queda algo corto (como en la famosa "Marcha" que aquí parece casi una Cabalgata de la velocidad a que se toca). Y es que todo el que haya escuchado Aida entera al menos una vez se habrá dado cuenta que los momentos intimistas son muchos más que los espectaculares, aunque con estos últimos es con lo que se asocia a Aida entre el gran público. En conjunto, sumando las virtudes (muchísimas) con los posibles reparos (muy pocos), seguramente esta Aida, al pasar a precio medio, quede como primera opción de compra, o en todo caso compartiendo el puesto con la primera grabación de Karajan en Decca. Es una lástima que EMI no haya aprovechado para editarla en 2 CDs, pues cabría perfectamente.


Además de los títulos reseñados, señalemos que este lanzamiento de G.R.O.C. incluye otros dos títulos operísticos (Sansón y Dalila de Saint-Saëns por Gorr, Vickers, Blanc y dirigido por Georges Pretre; y La vida breve de Falla, protagonizada por Victoria de los Ángeles y dirigida por Frühbeck, en un doble CD con otras interpretaciones de Falla de la soprano catalana: El amor brujo dirigido por Giulini y El sombrero de tres picos con el mismo Frühbeck), aparte de otros cinco títulos de música sinfónica o pianística, donde encontramos desde el Mozart de Beecham hasta el Beethoven de Gieseking, pasando por los Conciertos para cello de Dvorak y Saint-Säens por Rostropovich y Giulini.





REFERENCIAS:

R. STRAUSS: El Caballero de la Rosa. Schwarzkopf, Ludwig, Stich-Randall, Edelmann, Wächter, Welistch, Gedda/ Philharmonia Chorus & Orchestra/ Herbert von Karajan
EMI "Great Recordings of the Century" 7243 5 67605 2 3 (3 CDs)


VERDI: Aida. Caballé, Domingo, Cossotto, Ghiaurov, Cappuccilli, Roni/ Coro de la Royal Opera House, Covent Garden/ New Philharmonia Orchestra/ Riccardo Muti
EMI "Great Recordings of the Century" 7243 5 67613 2 2 (3 CDs)