Revista mensual de publicación en Internet
Número 24º - Enero 2.002


Secciones: 
Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Midi del mes 
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

CHAILLY LLEGA A BARTÓK 

Por "Don Profondo".

 

He aquí uno de esos infrecuentes casos en los que un nuevo registro de obras grabadas hasta la saciedad ofrece novedades de importancia. Hasta cierto punto era de esperar, porque Ricardo Chailly es uno de los mejores directores del momento (incluso no dudan ahora en alabarle quienes hasta hace poco le desdeñaban) y la Orquesta del Concertgebouw sigue siendo una de las más prodigiosas del orbe. ¿Qué aportan, pues, a páginas de las que batutas como las de Solti, Abbado y Boulez habían dejado grabaciones referenciales?  

Fundamentalmente, la sensualidad. Y es que el milanés, que tanto ha trabajado la música del XIX, y más concretamente la ópera italiana, sabe cómo inyectar al repertorio en el que mejor se mueve, el sinfonismo del siglo XX, una dosis de cantabilidad, de lirismo si se quiere, que ofrece nuevas y muy interesantes perspectivas. Pero que nadie se piense que estamos ante versiones pseudo-románticas o domesticadas. En absoluto: la fiereza de El Mandarín Maravilloso - versión completa-, el ambiguo misterio que se cierne sobre el Concierto para orquesta, la modernidad tímbrica y armónica que caracterizan la escritura de Bartók, están aquí puestas de relieve como lo hacen los más grandes expertos en la materia.

El ballet conoce aquí una de sus más grandes versiones, casi tan intensa como la de Abbado, tan clara como la segunda de Boulez (ambas en DG), pero más sensual y sofocante que ambas. Del Concierto no terminan de convencer algunos detalles excéntricos, pero está trazado con lucidez, compaginando de manera equilibrada brillantez, tragedia e ironía; puede codearse con las famosas grabaciones de Solti (dos en audio y una en video, siempre en Decca), y supera, por emocionalmente comprometida, a la reciente y renovadora de Boulez (DG). A todo ello no resulta ajena la excepcionalidad de la formación holandesa, cuyos solistas hacen una exhibición de virtuosismo e inspiración. La toma sonora es portentosa. Si usted aún no tiene estas dos obras maestras en registros convincentes, he aquí una estupenda opción.

 

Bartók: El mandarín maravilloso (ballet completo), Concierto para orquesta.
Laurenscantorij Chor.
Orq. del Concertgebouw de Amsterdam, Riccardo Chailly. 71’.
Decca 458 841-2.