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Número 25º - Febrero 2.002


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LA MÚSICA EN LA INFANCIA

Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.  

Hace tiempo leí que la música comienza donde acaba el lenguaje. A veces con palabras no sabemos explicar lo que sucede, cuál es nuestro estado de ánimo... pero oímos una música y nos identificamos con ella totalmente, dice todo lo que no sabemos comunicar, llena nuestra alma... Al escucharla, nuestra incomprensión y soledad se puebla de repente.

Pero también se puede decir que la música comienza antes que el lenguaje. El niño, en el útero materno, escucha el sonido del exterior. La primera "canción de cuna" que percibe es la voz de la madre. Ésta le llega a través del interior del cuerpo, acompañada de los latidos del corazón, la respiración, los movimientos del estómago, el flujo sanguíneo...

El infante percibe los sonidos desde antes de su nacimiento; su educación ya ha empezado. Posponer la educación musical para Educación Primaria o Secundaria, es como si le quisiéramos enseñar a caminar o a hablar cuando lleva tiempo haciéndolo.

Al niño le hablamos continuamente desde pequeño; por esta impregnación, este baño de lenguaje, es como aprende a hablar. La impregnación sonora es la que contribuirá a la adquisición de un bagaje musical.

Cuando comienza a caminar, los padres le dedican mucho tiempo, lo llevan de la mano para que no se caiga, encuentran naturales sus pasos en falso, sus tropiezos, vacilaciones... También cuando éste pronuncia sus primeras palabras los adultos festejan sus errores, sus expresiones graciosas, su fantasía creadora... Pero, ¿por qué no se hace lo mismo con sus primeras vivencias musicales?

Si el niño no repite correctamente una melodía que ha oído, o desentona... ya decimos que no tiene condiciones musicales, que no sirve para la música. Sin darnos cuenta, con estos comentarios le estamos cerrando el paso hacia este universo sonoro que le engrandecerá como persona.

Por eso quiero destacar la importancia de la música en la infancia. Desde una primera etapa los bebés ya expresan sus preferencias musicales. Son capaces de localizar sonidos (musicales, del habla, ambientales), manifestar con la relajación o la agitación su agrado o desagrado... Organizan el mundo sonoro que perciben, esto les permite comunicarse con la voz, dando golpes con cualquier objeto...

A los pocos meses de vida emiten sonidos a diferentes alturas para llamar la atención de su entorno. Al tiempo, dependiendo de sus capacidades y de los estímulos recibidos, ya empiezan a balbucear los sonidos que han ido ordenando y clasificando; se produce la primera comunicación verbal entre padres e hijos. Esta comunicación a través del habla se va concretando paulatinamente en la habilidad para emitir vocales y consonantes.

No tenemos que conformarnos sólo con hablar a los niños, también es muy importante que juguemos con sus producciones vocales, que se adentren en este mundo sonoro que los acompañará durante toda su vida y le va a traer muchísimas satisfacciones.

Hay veces que no se les deja jugar porque causan mucho ruido, parece como si éste fuera algo prohibido en nuestra sociedad. Si en vez de reprimir a los niños por el ruido que están haciendo, le proponemos diálogos, distintos modos de jugar, experimentar produciendo una gran variedad de sonidos con su cuerpo o con objetos que se encuentren a su alrededor... habrá un enriquecimiento mutuo. La fuente de irritación se convertirá entonces en fuente de comunicación y juego. Ya sé que esta actitud requiere mucha disponibilidad, paciencia... pero al experimentar con su cuerpo o los objetos es como el niño se desarrolla.

Ha venido a mi mente la imagen de mi prima pequeña cuando descubrió mi guitarra. Tendría pocos años, y le dio una gran satisfacción ver como ese enorme instrumento (para su edad) producía aquel sonido tan bonito. La dejé experimentar tocando sus cuerdas, le interpreté algunas canciones... y desde entonces, siempre que viene a casa, mi guitarra se ha convertido en una buena amiga.

Todas las experiencias sensoriomotrices desarrollarán el bagaje musical. Piaget enseña que la manipulación es el medio privilegiado para la adquisición de las estructuras del pensamiento, y que un niño no puede aprender lo que no se apoya en una experiencia concreta.

Siguiendo con la evolución de las capacidades musicales del niño es imprescindible decir que en los dos primeros años se vida el ritmo de crecimiento del niño (en todos los aspectos) comparado con las etapas posteriores, ha sido vertiginoso y se ha basado en la experiencia sensorio - motriz, las capacidades que tienen ahora son potencialmente las mismas que en los adultos.

Con los juegos establece relación entre todos sus sentidos y el mundo sonoro, visual, táctil, olfativo... Tienen mucha curiosidad por todo lo que percibe. Nosotros podemos estimularlos empleando un lenguaje afectivo, rico en expresiones y entonaciones... Esta base sensoriomotriz será el punto de partida y el lugar de común encuentro entre nosotros y ellos.

Cuando crecen un poquito más prefieren jugar con la voz y cantar en los extremos de su tesitura vocal que mantenerse en su propio registro medio. Ya van coordinando con más precisión los golpes efectuados con las palmas de las manos que los efectuados con los pies, esto se debe a que desarrollan antes las extremidades superiores y miembros cercanos al eje de simetría corporal que las extremidades inferiores y miembros alejados de dicho eje. Es el momento de acompañar las canciones con movimientos corporales, todo para ellos se traduce en actividades motrices: correr, saltar, bailar, andar...

El niño al jugar, desarrolla su creatividad, inventa canciones, danzas, instrumentos... Al tiempo que controlan sus movimientos globales se aumenta la relación que tienen con el espacio; es entonces cuando la motricidad fina empieza a desarrollarse. Y podría seguir detallando como aumenta la capacidad de entonación del niño, éste empieza a clasificar los sonidos y las formas según diferentes cualidades, progresivamente mostrará cierta capacidad para compartir y comprender que su cuerpo se encuentra en un contexto global, podrá coordinar movimientos de grupo, coreografías...

Si tanto padres como maestros favorecemos esta educación musical a partir de la infancia, nuestros pequeños tendrán sensibilidad para captar las manifestaciones del mundo sonoro, desarrollarán la facultad de expresarse por medio de ella, modelarán su alma sensible mediante mensajes musicales, despertarán en el sentido sonoro como se despierta en el terreno visual, del tacto, del olfato...

Como hemos podido observar, la música desde la infancia es parte de la misma vida, constituyendo así la base de toda la educación. Hagamos que ésta acompañe al niño a lo largo de todo su proceso evolutivo desde la Educación Infantil hasta los niveles superiores de enseñanza, adaptándose en todo momento a sus capacidades e intereses específicos; así contribuiremos a su desarrollo integral como persona.