Revista mensual de publicación en Internet
Número 26º - Marzo 2.002


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TEJEDORES DE SUEÑOS

Por Elisa Ramos. Lee su curriculum.

TAIMAgranada: Director artístico: J. L. Estellés; K. Rikus, mezzosoprano/recitadora; J.C.Chornet, flauta y piccolo; J.L. Estellés, clarinete y clarinete bajo; G. Clavijo, Violín y viola; J. M . Gómez, violonchelo; Luisa Domingo, arpa; J. Esteve y M. Ramada, percusión; J.C. Garbayo, piano. Programa: Luciano Berio, Folk Songs; Arnold Schönberg,  Pierrot Lunaire, op. 21. Ciclo Clásicos del siglo XX. Consorcio 2002 en colaboración con el CPMS y CDMC. Auditorio del Conservatorio Profesional de Música de Salamanca, 28 de febrero de 2002.

Confieso que acudía a este concierto llena de buenas vibraciones. A un mes escaso de su excelente interpretación sobre Messiaen sólo me preguntaba por las  maléficas artes que esgrimiría TAIMAgranada para mantener tan alto el listón. Las dudas se despejaron tan pronto como su música comenzó a sonar. Decididamente es un placer, de alta calidad musical, escuchar cómo se lo toman con las partituras caminando de los atriles a la cabeza, los instrumentos de la mano y otorgando a cada obra lo suyo.

En esta ocasión brilló con luz propia, dado el programa, la mezzosoprano Katharina Rikus. Su potente voz, de timbre generoso, pleno de armónicos, inundó el auditorio proyectando y recogiendo el sonido con una versatilidad espléndida que caracteriza cada una de las notas que emergen de su garganta.  Sus Folk Songs fueron toda una demostración del uso del timbre para dar ‘color local’ a la diversidad de tradiciones musicales que laten en las partituras de Berio. Impactó la fuerza que imprimió a  Loosin yelav, la agilidad vocal en canciones como Rossignolet du bois  y Malurois qu’o uno fenno y ambas cosas en Azerbaijan love song con una interpretación llena de vida, ritmo y color.

Sus compañeros no le fueron a la zaga. Secundaron magníficamente su canto demostrando lo compacto del grupo, renunciando cuando es preciso al protagonismo en favor de la labor de conjunto, sin que deje de apreciarse la calidad individual de cada uno, y poniendo los acentos necesarios en las intervenciones solistas. Claridad y transparencia que mostraban un excelente lectura musical.

La respuesta del público no pudo ser mejor al finalizar la primera parte del programa. Esta vez me permití la licencia de cronometrar la duración de los aplausos. Fueron  casi dos minutos y medio, ininterrumpidos y vigorosos que obligaron a los músicos a salir al menos tres veces a saludar. Parecía que el concierto hubiera concluido.

El éxito continuó con la interpretación del Pierrot Lunaire  de Shönberg. La vocalidad de Katharina acentuó un Pierrot  humano removiendo la tragedia de la fantasmagórica pesadilla nocturna, con el terror lunático, la locura, la histeria, la violencia, la soledad y el cabaret teñidas de la estética decadente y grotesca del arte cabalgando entre  el XIX y el XX. Grito de libertad frente al conservadurismo que transmutó  la expresividad textual de los poemas de Giraud desgranando los recursos de su generoso y matizado registro vocal. Un dramatismo parco en gestos que –implícito en la partitura-  nació de lo más profundo de la voz, alcanzó el grito y susurró, en un Sprechstimme que, en definitiva,  comunicó, conmovió y convenció.

La obra redondeaba su plenitud con los increíbles sonidos instrumentales. Volvieron a dejarme anonadada con la seguridad que traducen su impecable precisión técnica en espléndidos matices expresivos. TAIMAgranada hacen honor a su nombre como auténtico taller tejedor de buena música. El auditorio volvió a vibrar homenajeando a los intérpretes con los tres minutos largos de encendidos aplausos que clausuraban brillantemente el Ciclo Clásicos del Siglo XX. Ellos correspondieron –entre divertidas idas y venidas al escenario- saludando sonrientes y satisfechos a la efusión de un auditorio lleno y completamente entregado. Si son capaces de semejantes logros con tan sólo dos años de andadura es como para no perderlos de vista. Esperemos que no sea un espejismo que se esfume de la nuestra diluido tras el horizonte del mítico 2002. Deseamos repetir la fortuna de volver a escucharlos por aquí.

* Fotografía:
E. Carrascal. La Gaceta.