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Número 30º - Julio 2.002


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MICHAEL NYMAN – NO SOLO DE BSOs VIVE ESTE HOMBRE

 

Por Pablo Vázquez Gómez. Guionista y articulista.

Michael Nyman, uno de los grandes compositores de este siglo (y, sin dudas, el que más ventas ha conseguido) demuestra con sus pocos trabajos a lo largo de su carrera que no son música de películas que es un excelente autor. Para ello, en esta breve introducción, no pienso hablar ni de “El piano” (sería repetir el dato más nombrado cuando se habla de su carrera, siendo aún por encima una de sus peores obras), ni de Peter Greenaway (no pienso hablar de nuevo de la calidad de sus obras; las de las grabaciones de Nyman, digo, ya que de los filmes menos voy a discutir; tan solo añadir que para este director también han trabajado los mejores compositores de la contemporaneidad y de hoy, junto a diversos documentales que ha realizado de clásicos del siglo XVII o XVIII), que ya hace 10 años que no trabajan juntos tras un enfado por parte del músico (muy justificable).

Por lo tanto, vale más, cada vez que se hable de Nyman, olvidarse de ese nombre al que le ha hecho una infinita publicidad indirecta con sus discos y centrarse más en la trayectoria tan interesante del compositor inglés.

BIOGRAFÍA:

Michael Nyman nació un 23 de marzo de 1.944 en Londres. Estudió música en la Real Academia de Música y en el King´s College, quedando plenamente influenciado por su maestro Dart, quien fue el que moldearía su hacer componiendo y el que establecería una línea de separación entre su figura y tantos otros que enriquecieron su estilo.

Es en el principio de su carrera cuando, desilusionado por las tendencias clásicas que imperaban por esos siglos, se niega a componer, y decide dedicarse por completo al campo de la musicología y la crítica (en uno de sus artículos en The Spectator es donde por primera vez se usa el término minimalista), trabajando con Purcell y Handel y estudiando la música rumana; hasta 1.968, que escucha “Come Out” de Steve Reich, y le demuestra que existen nuevas posibilidades musicales. Así, escribe: “Música experimental, John Cage y sus seguidores”, en 1.974. Por 1.982 la cosa cambia, pues empieza a trabajar con el pintor y director Peter Greenaway (siento nombrarlo, tan solo decir a favor de Nyman este apunte: su unión artística fue gracias a que el galés montó su corto “Love, love, love”, sobre la legalización de la marihuana), y es aquí cuando empiezan sus composiciones a ser reconocidas (a pesar de que ya tenía algunos trabajos). Con Greenaway musicó sus cortometrajes: “Five postcards form capital cities”, “1-100, one to hundred”, “A walks through H”, “Vertical features remake” (todos ellos de 1.978), “The Falls” (1.980), “Act of God” (1.981), “Making a splash” (1.984), “26 bathrooms” (1.985), y el mediometraje “Death in the Seine” (1.988). De estos cortos muchas piezas están introducidas en algunos discos de Nyman que no son exclusivamente BSOs (como en éste, que luego se explicará). Para largos, 5: “El contrato del dibujante” (1.982), “ZOO” (1.986), “Drowning by numbers” (1.988), “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (1.989), y “Prospero´s books” (1.991, que rompió la relación al introducir Greenaway en esta obra sonidos electrónicos y piezas vocales de rock o cabaret, cosa que enfado bastante a Nyman, que con el paso del tiempo parece ir tomando cada vez más razón). Estos trabajos parirían uno de los discos más importantes de la actualidad clásica “The Essentials Michael Nyman Band” (1.992).

Las posteriores BSOs sin éste serían: “Songbook” (1.992), “El piano” (1.992), “Carrington” y “Six days, six nights” (1.994), “ El diario de Ana Frank” (1.995), “El ogro” (1.996), “Gattaca” (1.997), “Ravenous” (1.997, un trabajo desconcertante para la media de Nyman, junto a un artista pop británico), “Wonderland” (1.999), “El fin del romance” (1.999), “The sinking feeling”, “The claim” (“El perdón”), y “Act without words” (todas del 2000). Este último es su más actual trabajo en la composición musical cinematográfica, junto al recién salido al mercado “Film Music” (1.980-2001).

 Anteriores a estas y de las más importantes: “Sep it up downstairs” (1.976, la primera de todas), “Brimstone and Treacle” (1.982), “Nelly´s version” y “Frozen music” (1.983), “The cold room” (1.984), “Ballet Méchanique” (1.986), “Monsieur Hire” (1.989), “Les enfants volants” y  El marido de la peluquera” (1.991). 

Sus pocos trabajos junto a su Michael Nyman Band (que le acompaña en la mayoría de sus grabaciones, desde sus comienzos, y que ha tenido miembros como Alexander Balanescu) que no son para cine son: “Decay Music” (1.976),  From Brussels with love” (1.980), “Mozart” y “Michael Nyman” (1.981, trabajos de investigación mozartiana con piezas como “In Re Don Giovanni”), “The kiss and other movements” (1.985), “Out of the ruins”, “La traversée de Paris”, “And they do/Zoo Caprices” (de 1.989 todos), “String quartets Nos. 1-3” (1.991), “Time will pronounce” (1.993), “Taking a line for a second walk”, “Noises, sounds and sweet airs”, “Live” (todos 1.994), “Plus que tango” (1.995), “After extra time” (1.996), “Concertos” (1.997), “The suit and the photohraph”, “An eye for a difference” (1.998), “The Commisar Vanishes”(1.999). Junto a pequeñas piezas surgidas como colaboraciones (“Anohito no waltz”, del 94, es una de ellas).

 También, destacar su importancia en  las demás artes de este siglo y las performances, ya que también ha hecho partituras para el teatro (“El hombre que confundió su mujer con un sombrero”, 1.986) el desfile Yamamoto Perpetuo del diseñador Yohji Yamamoto (1.993),  para famosos coreógrafos (Siobhan Davies, Lucinda Childs, entre otros), participó en el homenaje a Lorca “De Granada a la luna” (1.998), el videojuego “Enemy Zero” (1.996), y variaciones de compositores de clásica antigua, como el Concierto de Harpsichord y Strings. Hace unos años presentó en España su última ópera, “Facing Goya”, que se prevé que pronto salga en cd.

 

SOBRE EL DISCO "THE KISS AND OTHER MOVEMENTS"

 Este disco se acerca mucho al sonido expresionista que Nyman cultivaba por aquellas épocas y que, desconociendo la intención, no tiene nada en absoluto de minimalismo. Aparecen aquí sus primeras estructuras operísticas, y es que, pese ser un compositor afín y posterior a los minimalistas (esto está a su contra, porque muy equivocadamente es de los más infravalorados cuando realmente es de los pocos que hoy en día continúan), ha creado su propia esencia.

El primer tema, “THE KISS” (9:05), nace como un encargo para una serie sobre artistas visuales de la Channel 4. Así, junto a Paul Richards (¿reconocen el dibujo de la portada?), ambos buscan crear una partitura de aire minimal con dos voces, una masculina y una femenina, que acompañe las imágenes.

Nyman elige entre los cantantes dos distintas tradiciones: por una parte, la voz masculina (que no aparece hasta un buen rato de la pieza, con un tono bien diferenciado del de su compañera), claramente clásica, del barítono Omar Ebrahim; y la femenina (que aquí es la que destaca), que viene de un campo más popular, Dagmar Krause , mucho más improvisada. El texto que ambos cantan procede de fragmentos escritos del siglo XV, y esta pieza serviría como obertura para una ópera de 1.987 compuesta entre Nyman, el propio Paul Richards y Victoria Hardie, “Vital statistics”.

El segundo, “NOSE-LIST SONG” (7:01), comienza con unos extraños ritmos de trompeta, que van abriendo camino a la rotunda voz femenina que repentinamente aparece y que acompañará toda la pieza. Una pieza fuertemente emocional, de ritmos variantes y con una sección de cuerda muy rítmica y exagerada, a las que sigue el ritmo la voz, muy nymanesca, que representa a la perfección sus teorías musicales y un expresionismo musical digno del mayor estudioso. En los minutos finales, se repite el ritmo acelerado de la trompeta, con un excelente acompañamiento de la voz, que resulta imprevisible, junto a un violín lento y decidido que no pierde valor, para volver al rato completo de todos los instrumentos (tanto de aire como de cuerda) en un tema impresionante. Una pieza redonda, que pertenece a un proyecto operístico de los 80 de Nyman llamado “Tristam Shamdy”.

Tercer tema. “TANGO BETWWEEN THE LINES” (4:55), un corte muy complejo con un inicio un tanto extraño y un desarrollo poco formal. Nyman lo concibió así, y, según sus propias palabras, “la conexión con el tango es puramente imaginaria”, ya que en esta partitura es prácticamente imposible encontrarla.

Cuarto: “IMAGES WERE INTRODUCES” (7:36), es una pieza que, a diferencia de las demás (las tres primeras), no fue compuesta especialmente para este disco (forma parte de “26 bathrooms”), y en la que aparece la voz de Sarah Leonard (no cantando, en muestras vocales) en un tema tan raro y complicado como el anterior, aunque no tan acelerado, y que rebosa originalidad. 

  En las “WATER DANCES” (STROKING (5:32), GLIDING (3:04), SINCHRONISING (6:47)), la cosa cambia enormemente. Compuestas para el corto “Making a splash”, y  con 8 movimientos, fueron compuestas para ir acompañadas de imágenes de agua (que era la trama del cortometraje). El primero de ellos (que en realidad es el cuarto movimiento) se ha convertido en una de las mejores y más conocidas piezas de Nyman, y desborda pasión por todos lados, en un tema impecable que engancha de principio a fin. La destacada aquí es la sección de cuerda, que luce sus virguerías sin parar, en un ritmo infinito e increíblemente indescriptible, que nunca agota la escucha. Toda una muestra de madurez y maestría del músico, que hoy en día sigue de actualidad (es utilizada en infinidad de medios), y que su versión en directo (en el “Live”) la hace todavía más viva.

Después, el segundo de ellos, mucho más relajado, pausado, y tranquilo para el oyente, y el tercero y final (del disco) tiene una melodía que recuerda al primero, que no llega a eclipsarlo en ninguna medida, pero que nos remite de nuevo al ritmo compulsivo y rápido.

Una magnífica grabación, de las menos conocidas de Michael Nyman, que se aleja de todos sus trabajos de esa época y posteriores, y que, si hoy en día todavía sigue en vigor, por algo será.