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Número 31º - Agosto de 2.002


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EMMA KIRKBY & LONDON BAROQUE EN GIJÓN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

Gijón, Teatro Jovellanos. 22 de julio de 2002. "Haendel en Roma: Cantatas sacras".
Haendel: Sonata en trío en fa mayor ; "Salve Regina" para soprano. Vivaldi: Sonata en trío en re menor. Haendel: "O qualis de coelo sonus" para soprano, dos violines y bajo continuo. Bach: Sonata en trío en fa mayor, BWV 525. Vivaldi: Sonata nº VI en si bemol mayor para violonchelo y continuo. Haendel: "Gloria", para soprano, dos violines y continuo.
Emma Kirbky, soprano. London Baroque (Ingrid Seifert, violín; Richard Gwilt, violín; Charles Medlam, violonchelo y dirección; Terence Charlston, clave)


Por quinto año consecutivo se celebraba en Gijón la llamada "Semana de Música Antigua", una muestra de la importancia creciente que se le da al repertorio renacentista y barroco, y que tal vez sea el evento musical del año en nuestra ciudad, habida cuenta de la escasez de grandes figuras, dentro del campo "clásico", que nos suelen visitar.

Este año contábamos con conciertos de indudable interés, como el protagonizado por Nuria Rial y el conjunto "Orphenica Lyra" que dirige José Miguel Moreno. Sin embargo, la mayor expectación se centraba en el concierto de clausura, a cargo de la soprano británica Emma Kirkby, a quien se ha llegado a denominar "la Emperatriz de la Música Antigua", y que para todo aficionado es sobradamente conocida desde que hace unos 20 años su nombre era habitual en los discos del sello L'Oiseau-Lyre/Decca al lado de conjuntos como la "Academy of Ancient Music" de Christopher Hogwood o en "Consort of Musicke" de Anthony Rooley. Es, precisamente con este último conjunto con el que Kirkby nos había visitado en la temporada 90-91, cuando se la pudo escuchar en la iglesia de San Pedro, y había interés por comprobar si once años después la soprano aún se mantenía en el "trono" o bien estaba ya en franca decadencia.

En ese aspecto, hay que decir que la Kirkby no defraudó en absoluto. Aparte de alguna tirantez en la primera obra que cantó, el Salve Regina de Haendel, lógica al estar su voz aún "en frío", en el resto demostró que aún posee una voz agradable de escuchar, con una técnica segura y una matización increíble de los textos que canta, dándoles sentido sílaba por sílaba. Hay que decir que en el programa se incuía el Gloria haendeliano de 1707, es decir, el que se ha descubierto recientemente, sin que el programa nos advirtiera de la importancia del evento, que supone toda una primicia para el público asturiano (y casi para el público español). En cuanto a su "look" visual, la Kirkby (a sus ya 53 años) se presentó como si los años no hubieran pasado para ella, con traje floreado y peinado tan voluminoso como el que aparece en sus discos de principios de los 80.

Las actuaciones de la Kirkby se alternaban con obras puramente instrumentales a cargo del London Baroque. En las sonatas en trío de Haendel, Vivaldi y Bach, el protagonismo corrió a cargo de la extraordinaria violinista austríaca Ingrid Seifert, relegando a sus compañeros a la discreta profesionalidad del acompañante, de la que tuvo oportunidad de salir Charles Medlam (otra "leyenda viviente" de la música antigua) para ofrecernos una versión magistral de la conmovedora Sonata para cello en si bemol mayor de Vivaldi. En resumen, gran nivel el del concierto y larga vida por muchos años de reinado más a La Emperatriz.