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ENTREVISTA A ISMAEL JORDI
Entrevista realizada por Fernando López Vargas-Machuca. Lee su curriculum. En otoño de 1996, su relación con el mundo de la música era la de mero aficionado a escuchar grabaciones operísticas; ni siquiera había asistido a una función en directo. Cinco años después, ofrecía un excelente Ferrando en el segundo reparto del Così fan tutte de López Cobos y Flotats en el Teatro Real de Madrid. Entre medias, se ganó el afecto de personalidades como Alfredo Kraus, Teresa Berganza o Raúl Giménez. Ahora se prepara para debutar el Almaviva rossiniano en América Latina y para ofrecer el Ernesto de Don Pasquale, que fuera su primer gran triunfo lírico, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. La trayectoria de Ismael Jordi Oliva (Jerez de la Frontera, 1973) resulta asombrosa y altamente prometedora.
Recuerdo aquella ocasión. Yo llegué a las seis de la mañana o así, y nos encontramos con quienes llevabais muchas horas a la intemperie. En poco tiempo serías alumno suyo, pero para que eso ocurriera hubo un acontecimiento determinante. Sí, leí en el periódico la convocatoria para formar un coro en el Villamarta. Mi novia y algunos amigos me animaron a presentarme, y como yo era consciente de tener cierta facilidad para cantar, me animé y fui seleccionado. Al poco tiempo te ofrecieron algunos partiquinos. El primero fue el Abel de Los Amantes de Teruel, de Tomás Bretón, que llevé por toda España. Francisco López, director del Villamarta y de esa producción, preguntó al director del coro, Ángel Hortas, si había alguien en el mismo que resultara adecuado, y éste me recomendó a mí. Fueron ellos quienes me dieron así la primera oportunidad. Luego hiciste otros papelitos en el teatro jerezano. Sí, el Ruiz de Il Trovatore y el Gastone de La Traviata. Luego vendría mi presentación como primer tenor en Los Gavilanes. Pero entonces ya estudiabas con Alfredo Kraus. Así es. Concretamente, comencé a estudiar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía en octubre de 1998. ¿Y cómo lograste llegar allí? Pues mediante una audición realizada directamente por Kraus. Los bajos Felipe Bou y Paco Santiago, ahora amigos míos, me habían escuchado cantar y me aconsejaron dedicarme a esto profesionalmente. Eso sí, me dijeron que tendría que irme a Sevilla o, más probablemente, Madrid. Cuando se ofertaron las plazas en la Escuela, ellos mismos me ayudaron a realizar las gestiones para solicitar el ingreso. Ambos eran alumnos de Kraus y le hablaron de mí. Y tú estarías loco de contento. No. ¡Yo pensaba que los locos eran ellos! No creí que lograra ser admitido. Pero la audición dio buen resultado. Recuerdo que Kraus me preguntó: "¿entiende usted lo que está diciendo? ". Yo le respondí que no, pero él dijo: "bueno, ya habrá tiempo para estudiar". Y me seleccionó. Tengo entendido que fue bueno el trato con él. Fue una relación muy bonita, que no se limitaba al aprendizaje. Con él hablaba de muchas cuestiones personales. Tenía fama de serio. Sí, pero no siempre. ¡A veces nos contaba chistes! Además, cada vez que se dirigía a mí lo hacía con acento andaluz, lo que resultaba muy divertido. Incluso de vez en cuando me obligaba a cantar flamenco en clase. ¿También tienes experiencia en el cante? No... Bueno, ya sabes que es una cosa muy nuestra, y a veces canto un fandanguito y eso. ¿Qué tipo de repertorio trabajaste con Kraus? Donizetti y Mozart, fundamentalmente. A él no le hacía mucha gracia este autor. Bueno, no sé si le gustaba demasiado. Él decía que era el público el que terminaba imponiéndote el repertorio, dado que siempre se aplaude más una cosa que otra. Tengo entendido que no recomendaba a sus alumnos cantar zarzuela. Así es. De hecho, sólo he cantado Los Gavilanes y Katiuska. ¿Y la técnica? Trabajábamos el canto sul fiato, apoyado en el aire, que parece muy fácil pero en realidad resulta dificilísimo. Eso hoy en día lo hacen muy pocos con perfección. Cuando uno trabaja bien esa técnica, tiene mucho ganado. Tras el fallecimiento de Kraus ocupó la cátedra Teresa Berganza. Con ella tuve una relación fantástica. Estaba muy entusiasmada conmigo. Es una artista cuando entra en la clase, cuando sale, cuando camina por la calle, cuando se monta en el coche... Y muy temperamental, ¿no? Sí, es una mujer con mucho carácter, pero que te da todo. Si tú respondes, claro. ¿Qué preparaste con ella? Mucho Mozart. Y siempre incluyendo los recitativos, a los que daba gran importancia. También estudiamos bastante lied. Pero para eso estaba también el tenor sevillano Manuel Cid. Claro. Tiene una sensibilidad como pocos artistas. En la Escuela Reina Sofía tuviste a dos profesoras de renombre: Renata Scotto e Ileana Cotrubas. Sí, vinieron porque Kraus las invitaba. La Scotto es una artista como pocas, y tiene una sensibilidad impresionante. Lo que más cuidaba era la palabra. Y la Cotrubas tenía un temperamento tremendo. Te decía las cosas tal y como eran, abiertamente. Es decir, que no era en absoluto esa muchachita frágil y encantadora de la que todos quedamos prendados en sus grabaciones. Exacto. Te ponía de los nervios. Recuerdo una anécdota muy significativa. Las clases eran abiertas al público, y cuando en la primera sesión con ella me aplaudieron al finalizar mi intervención, se enfadó mucho, y dijo que eso no merecía ningún aplauso. Sin embargo, el último día dijo: "por favor, aplaudan ahora". Sea como fuere, a mí me encantó. Raúl Giménez te ayudo mucho también, ¿no es así? Sí. Entablamos amistad cuando canté en Canarias un papelito en Lakmé. Se entusiasmó conmigo y me ayudó a preparar Così fan tutte cuando vino al Real para cantar La Cenerentola. Su técnica es la misma de Kraus, y hoy es de los pocos que cantan con su elegancia, aunque el repertorio sea diferente. Lástima que lo pasara tan mal con el fallecimiento de su mujer. ¿Cuándo dejaste la Escuela? El año pasado. Ahora estudio con el tenor argentino Daniel Muñoz, que está teniendo ahora unos éxitos tremendos. Me está ayudando muchísimo, sobre todo en determinados aspectos técnicos. Con él preparo Donizetti y algo de repertorio francés. Queremos también tocar ahora algo de Verdi. ¿Cómo defines tu voz en la actualidad? ¿Cuál crees que va a ser tu evolución? Estoy pasando de lo lírico-ligero a lo lírico puro. No sé lo que ocurrirá dentro de unos años. ¡Hay quien dice que Rodolfo va a ser mi gran papel! Pero claro, eso aún lo veo muy lejos. Supongo que de momento seguirás con el repertorio mozartiano. Sí, seguiré con Mozart. Me gustaría mucho volver a cantar Tamino, que ya hice en Jerez; creo que ese es el gran papel mozartiano para tenor, y que cuando pase el tiempo lo cantaré mucho mejor. Me apetece hacer completo el Don Giovanni, porque hasta ahora sólo he cantado las arias de Don Ottavio. También tengo en mente títulos como Idomeneo. Fue precisamente el propio López Cóbos quien te escogió para Così por tus dotes para este autor. Aquella fue una producción excelente. Cada ensayo con López Cobos era una clase magistral. Y el ambiente de compañerismo que se creó entre todos nosotros fue estupendo. Bueno, cuando estuve por allí pude comprobar que había una soprano extranjera un poco altanera. Si, pero bueno... Lo mejor es no hacer caso a ese tipo de divas, y esperar que ellas mismas se bajen del pedestal. ¿Qué otros títulos tienes en el punto de mira? Cosas como Falstaff, Lucia di Lammermoor o Manon de Massenet. Hay quienes opinan que harías excelente pareja en Manon con Ángeles Blancas. ¡Me encantaría! Ella lo haría estupendamente. En general, me gustaría hacer cosas del repertorio francés; la propia Berganza me decía que fuera preparando determinados papeles, incluso el Hoffmann, aunque no para cantarlos inmediatamente, sino para preparar el futuro. Este año se hace Romeo "y Arteta" de Gounod en el Villamarta. Supongo que te lo habrán propuesto, pues aquí cantaste el año pasado el dúo del segundo acto con Leontina Vaduva. Sí, pero he tenido que decir que no. El papel completo tiene partes muy exigentes, como la muerte de Romeo, y aún tiene mi voz que evolucionar para hacerlo todo lo bien que quiero. No tengo prisas en ese sentido. Se rumorea que el Villamarta podría reponer su producción propia de Rigoletto, que precisamente este año se ofrece en Málaga con Carlos Álvarez... (Sonrisa cómplice) No oculto que me encantaría hacer el Duca; de hecho, me lo estoy preparando. Pero no sé para cuándo mi voz habrá adquirido las características que requiere ese papel. Tu proyecto inmediato es El Barbero de Sevilla. Sí, cantaré el Almaviva en Caracas y Santo Domingo. No creo que en el futuro haga mucho más Rossini, pero esto me apetece. Existe un proyecto cordobés para hacer un Barbero en el que, se dice, podrían cantar Carlos Álvarez y Carlos Chausson. (Nueva sonrisa cómplice) No sé, con las vacaciones creo que todo eso anda un poco parado. Veremos si me dicen algo ahora. Las fechas, por otra parte, son cercanas a la de mi compromiso con el Teatro de la Maestranza. Con un Don Pasquale junto a Chausson y Milagros Poblador. Recuerdo que causaste una tremenda impresión cuando debutaste este título, en Jerez. Bueno, creo que ahora lo hago mejor. Desde entonces he hecho veinte funciones más en la Ópera de Berna, en una producción muy bonita. Contratado personalmente por Gómez Martínez. Sí, un trabajador incansable. ¡No se pierde ni un ensayo! Como López Cobos. Y ahora, antes de que acabe el año, haré otras diez funciones, en este caso en Estrasburgo. Se que hay gente que está pendiente de lo que haga en Sevilla, así que espero llegar allí especialmente preparado. A ver si, con un poco de suerte, alguien me propone Nemorino: tengo unas ganas tremendas de hacer L'Elisir d'amore. _____________________ Aureliano Pertile, Tito Schipa, Giuseppe di Stefano, Fritz Wunderlich y, por supuesto, Alfredo Kraus, son los nombres que se repiten en la discoteca de Ismael Jordi, aunque ahora se encuentra entusiasmado por el joven Pavarotti. Me pone una antigua grabación en vivo de I Puritani, y sueña con cantar algún día así... Tal vez no le quede tanto.
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