Revista mensual de publicación en Internet
Número 33º - Octubre de 2.002


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CELIBIDACHE,
TAMBIÉN COMPOSITOR

Por Fernando López Vargas-Machuca. Lee su curriculum.

Sergiu Celibidache (1912-1996) ha sido uno de los más admirados directores de orquesta. Su rotunda negativa a grabar discos y a convertir la música en un fenómeno comercial, desmentida no tanto por el registro de algunos DVDs en los últimos años de su vida como por las altísimas tarifas que cobraba a la hora de permitir la retrasmisión radiofónica de sus actuaciones, le transformaron en un verdadero mito viviente. Cada concierto suyo se convertía en un acontecimiento, y los que teníamos de tarde en tarde la oportunidad de escucharle salíamos maravillados ante el talento creativo desplegado. Sus personalísimas y polémicas opiniones, que lanzaba en sus esperadas alocuciones en público, contribuían a alimentar la leyenda. Tras su muerte comenzaron a finalmente a aparecer numerosas grabaciones en los sellos EMI y DG que venían a sustituir a las antiguas piratadas de deficiente sonido. Y entonces se alteró un tanto nuestra percepción.

Algunas cosas quedaron claras. Por ejemplo, que se dio una evidente evolución en la batuta desde una relativa ortodoxia hasta un estilo personalísimo que se percibe, sobre todo, a partir de la mitad de los ochenta, es decir, en su etapa al frente de la Filarmónica de Munich; la adopción de unos tempi lentísimos sería quizá su rasgo más perceptible. Al mismo tiempo, se puso en evidencia que junto a interpretaciones heterodoxas pero de absoluta genialidad (Tchaikovsky, Bruckner, Debussy) ofrecía algunas de mucho menor interés (su Beethoven, sin ir más lejos) en las que las excentricidades del maestro no iban parejas de un concepto interpretativo convincente. Aun así, se trató sin duda de uno de los grandes.

De su faceta compositiva -como de la de un Markevich o un Klemperer- apenas teníamos noticia. Por eso recibimos con alegría este último lanzamiento de la colección Celibidache de DG (integrada en su mayor parte por registros al frente de la Sinfónica de la Radio de Stuttgart). Se trata, paradójicamente, de una grabación de estudio que en su momento apareció en elepé y que, como se nos cuenta en la carpetilla de esta reedición en compacto, estaba destinada a recaudar fondos para UNICEF, pues precisamente la obra en cuestión está elaborada con el mundo de la infancia en mente.

Der Taschengarten (algo así como "El jardín de bolsillo") es el título de esta simpática página de tres cuartos de hora de duración, integrada por trece piezas de carácter más o menos programático que hacen referencia al mundo de la naturaleza visto desde los ojos de un niño. Como era de esperar, no se trata de una creación de gran relevancia, pero queda bien reflejada la personalidad de su creador: extraordinario sentido del color, lucidez para la arquitectura, un finísimo sentido del humor y un lirismo contenido pero sincero. Estilísticamente las cosas están claras: aquí están buena parte de los compositores que más admiraba y mejor interpretaba, esto es, Debussy, Ravel, Milhaud y Prokofiev, entre otros.

La inspiración, insistimos, no es muy elevada, pero la escritura es sólida e ingeniosa y la obra se escucha con gran placer si se es amante de la música francesa del primer tercio del siglo XX (como señalamos, su principal fuente de inspiración). Ni que decir tiene que la interpretación alcanza una gran altura, a pesar de la relativa calidad de la orquesta. Sólo un reparo: para tratarse de un registro de estudio realizado en 1979, el sonido deja que bastante desear. Aun así, recomendable.

 

Celibidache: Der Taschengarten.
Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, Sergiu Celibidache. 44'22.
DG 471 612-2.