Revista mensual de publicación en Internet
Número 33º - Octubre de 2.002


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GLENN GOULD, LA EDICIÓN DEL ANIVERSARIO

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Coincidiendo con el que debería haber sido el 70 cumpleaños de Glenn Gould (nacido el 25 de septiembre de 1932), separado por pocos días del 20 aniversario de su muerte (5 de octubre de 1982) Sony vuelve a lanzar una selección de las grabaciones más representativas del extravagante y genial pianista canadiense, uno de los pilares de las ventas de la antigua CBS y que aún hoy continúa vendiendo más discos que cualquier intérprete "clásico" actual.

En este caso existía el problema de qué se podría sacar, pues en los años 90 Sony Classical publicó su Edición Glenn Gould, compuesta por 8 volúmenes con un total de 70 CD's, que reunían sus grabaciones en estudio para la antigua CBS y algunas tomas en vivo, como las Variaciones Goldberg de Bach (la obra por excelencia) ofrecidas en 1959 en el Festival de Salzburgo.

En 1998, Sony publicó además el Concierto para piano nº 1 de Brahms dirigido por Bernstein "en vivo" en 1963, y la grabación de 1981 del Concierto Italiano de Bach, ambos no incluidos en la precedente Edición; la obra de Bach estaba incluida en la reedición del álbum recopilatorio de 1980 The Glenn Gould Silver Jubilee Album, un doble LP supervisado por el propio Gould para celebrar sus 25 años en la CBS y que incluía, además, dos de sus extravagantes programas radiofónicos y otras interpretaciones ya incluidas en la gran Edición anterior. Con la publicación del Concierto Italiano, Sony anunció oficialmente que no le quedaba en sus archivos ninguna grabación de Gould sin publicar.

Parecía, por tanto, que el lanzamiento pensado para el aniversario del 2002 no aportaría nada de nuevo, sólo repetir lo ya conocido. Para evitar eso, se ha buscado material nuevo en forma de una entrevista radiofónica y tomas de ensayos, que componen el disco "bonus" que acompaña a las dos grabaciones oficiales que realizara Gould de las Variaciones Goldberg.


Hablar de Glenn Gould y de las Variaciones Goldberg de Bach casi parecen la misma cosa, pues el pianista ha entrado en la leyenda con esta obra. En enero de 1955, con 22 años, el director de la entonces Columbia Masterworks (luego CBS y ahora Sony Classical), David Oppenheim, escuchó a Gould interpretar esta obra en un recital en Nueva York; sólo por lo entonces escuchado, al día siguiente estaba firmado el contrato. Unos meses después, Gould grababa su primer disco para Columbia, para el que eligió (cómo no) las Goldberg, un programa arriesgado pues en aquella época Bach no era un autor "clásico" tan difundido entre el gran público como Beethoven o Tchaikovsky, y la mayoría de la gente lo consideraba un autor "para especialistas" o para eruditos; muchos de estos escépticos serían convertidos por Gould en "creyentes" en la causa de Bach.

La sesión de grabación de este primer disco ha pasado también a la leyenda: Gould se presentó en el estudio con abrigo, bufanda y guantes pese a que era un cálido día de verano, y llevaba dos botellas de agua y toallas de baño, pues antes de la grabación deseaba sumergir las manos en agua caliente durante 20 minutos, un ritual que repetiría en todas sus actuaciones; también llevaba sus cajas de pastillas con fármacos de todo tipo y su silla personal, para poder sentarse ante el piano a una altura más baja de lo normal. Todos estos elementos se convirtieron en inseparables de la actividad de Gould como pianista, y el más característico fue siempre el canturreo de la música mientras estaba tocando, algo que se percibe con mucha frecuencia en sus grabaciones.

Aquel primer disco salió al mercado con una portada donde aparecían 30 fotografías de Glenn Gould, una por cada una de las Variaciones Goldberg, y pronto se convertiría en todo un fenómeno sociológico. En el artículo que acompaña a esta reedición, Tim Page afirma que las Variaciones Goldberg por Glenn Gould fueron un icono cultural de los años 50 de la misma forma que las películas de James Dean o del joven Marlon Brando; como ellos, Glenn Gould pertenecía a nueva generación que "perdía el respeto" a sus mayores, y de ahí su vertiginosa versión de Bach, tocado a toda velocidad aunque exponiendo las distintas voces con total nitidez, y que no se parecía a nada de lo oído hasta la fecha. Desde entonces nunca ha dejado de venderse, y aparece continuamente en las listas que se hacen de las grabaciones de música clásica más célebres de la historia; por cierto, en esas listas es casi imposible encontrar un disco hecho por un intérprete tan joven como lo era entonces Gould (sólo los primeros discos de Yehudi Menuhin, como su Concierto de Elgar dirigido por el autor, están hechos por un músico aún más joven).

A esto siguió una carrera estelar de conciertos y grabaciones, aunque los primeros solamente duraron 9 años: en 1964, Glenn Gould anunció que abandonaba el tocar "en vivo" ante un público y en lo sucesivo solamente grabaría discos, un retiro que hizo agrandar más, si cabe, el mito. En su producción discográfica, siempre original y distinta de lo que hiciera cualquier otro intérprete, fueron especialmente apreciadas sus versiones de Bach, del que llegó a grabar prácticamente su obra completa para teclado. En cambio, en otros autores como Mozart o Beethoven, la visión de Gould causaba más bien irritación entre los críticos.

Su repertorio apenas abarcaba los compositores románticos: los autores más habituales del repertorio pianístico, como Chopin, Liszt o Schumann, eran despreciados por Gould, quien afirmaba que ninguno de ellos sabía escribir verdadera música para piano (también decía que las sonatas de Mozart eran una música muy mediocre, y otras muchas ocurrencias por el estilo que han quedado recogidas en un volumen de "Escritos críticos"); en cambio, adoraba a autores antiguos como Sweelinck u Orlando Gibbons, y a contemporáneos como Sibelius, Schoenberg o Richard Strauss. Según sus propias palabras, había para él una gran laguna en la creación musical entre El Arte de la Fuga de Bach y el Tristán e Isolda de Wagner.

En 1981 anunció que quería volver a grabar las Goldberg, que saldrían al mercado al año siguiente, coincidiendo con su 50 cumpleaños. Y así fue, utilizando la nueva tecnología digital, aunque lo que no sabía es que pocos días después de cumplir los 50, un infarto acabaría con su vida.


Estas dos grabaciones, 1955 y 1981 son las que nos presenta Sony Classical juntas en un triple CD titulado Glenn Gould: The State of Wonder, cuyo tercer disco comprende la última entrevista que se le hizo a Gould en la radio (tres días antes de su 50 cumpleaños, cuando se estaba haciendo la promoción del inminente lanzamiento de sus segundas Goldberg), donde le podemos escuchar comentando las diferencias entre ambas versiones, con su voz nerviosa y atropellada, hablando a toda velocidad (al comienzo, parece una ametralladora que escupe las palabras). También hay 12 minutos de tomas de sonido procedentes de su grabación de las Goldberg de 1955, donde se le escucha tocando, hablando con los ingenieros de sonido, e incluso en un momento se pone a tocar el himno británico. Por desgracia, no se acompaña ninguna transcripción de los textos que se escuchan en inglés.

En cuanto al contenido propiamente musical, las dos grabaciones de estudio de las Variaciones Goldberg, la de 1981 presenta una novedad: en su día se grabó simultáneamente en analógico y con la nueva tecnología digital; hasta ahora siempre se había utilizado el master digital en todas las ediciones y reediciones de esta grabación, pero ahora se ha considerado de mayor calidad la fuente analógica, y por ello ahora las Goldberg de 1981 aparecen también como ADD, y no DDD.


¿Qué se puede decir, hoy día, de las Goldberg de Glenn Gould? No es fácil hacer la crítica a un mito. El Bach de Gould puede ser rechazado por heterodoxo, y de hecho hay críticos que no lo han aceptado nunca; recuerdo haber leído en la revista española más veterana del ramo que el Bach de Gould es "arbitrario y sensacionalista" y que sus Variaciones Goldberg "gozan de una fama a todas luces injustificada". Dentro de que hacer Bach al piano y no al clave (que es el instrumento original para el que está escrita esta música) ya de por sí es un experimento, hoy día podemos encontrar opciones muy distintas de ver a Bach.

Así, hoy gozan de buena fama las Variaciones Goldberg que hace unos años grabó Daniel Barenboim; por supuesto, no tienen nada que ver con ninguna de las de Gould. Mientras que Barenboim se inclina por un Bach intimista, recogido, doméstico, Gould es en general de una violencia desbocada, el contraste entre ambos es enorme por ejemplo en las variaciones 8 ó 20 (y da igual qué versión de Gould se elija); en algunos casos, la excesiva velocidad de Gould bordea la chifladura (variación nº 19 de la toma de 1955). No obstante, Gould es capaz también de un recogimiento como el que muestra en la variación 15 (más en su segunda grabación) o de una intensidad expresiva como la que se le escucha en la famosa variación 13, por citar dos variaciones en las que Gould nos parece claramente preferible a Barenboim. Todo ello siempre, en Gould, con su proverbial claridad de voces, donde se escucha "explicada" la estructura contrapuntística de la obra, casi como si nos halláramos ante un profesor con una pizarra.

A su vez, entre una y otra versión de Gould hay notables diferencias; la de 1981 es en general mucho más lenta, dura 51 minutos frente a los 39 de 1955 (también influye en la duración que en 1955 no hizo ninguna repetición y en 1981 hace algunas). Hay excepciones, como la famosa Variación 25, que en la segunda grabación es más rápida al querer "desromantizarla", pues según Gould en su primera versión esta variación sonaba demasiado a Chopin. El sonido es en 1981 más rotundo, más "marmóreo", marcando mucho el ritmo, y Gould sólo se permite hacer una concesión al preciosismo sonoro en las Arias inicial y final.

En resumen, sea para alabarlas o para criticarlas ferozmente, el caso es que las Variaciones Golberg de Glenn Gould es algo que hay que tener en cualquier discoteca, y para quienes aún no las tuvieran, he aquí una nueva y excelente oportunidad.


Junto a este triple CD dedicado a las Goldberg, Sony Classical ha reeditado otros 17 discos con material ya conocido de la Edición Glenn Gould, lo que ha sido lanzado como "La edición del aniversario". Las novedades son solamente en cuanto a presentación artística, pues las grabaciones se presentan en formato "Digipak" (el estuche externo y el soporte donde se apoya el CD son inseparables), las portadas son siempre las originales de los LP's en su día, y la selección es representativa de los autores tratados por Gould. Mucho Bach (aunque falta el Clave bien temperado), como única muestra para autores como Haydn, Mozart, Beethoven o Brahms un disco para cada uno, y otro grabado junto a Yehudi Menuhin. El reprocesado, como en el triple anteriormente dicho, se ha hecho con tecnología de 20 bits.

Comentaremos por último dos referencias de esta edición que nos han llegado. Una de ellas contiene más música de Bach, las Toccatas BWV 914, 915 y 916 y la Obertura Francesa BWV 831. Las Toccatas eran la música de Bach que menos apreciaba Gould, y quizá no las hubiera grabado nunca de no existir el proyecto de registrar toda la obra de Bach para teclado. Las 915 y 916, grabadas en 1979, anticipan el estilo rotundo y "marmóreo" de las últimas Goldberg, mientras que la 913 es muy anterior, de 1963 (época en que Gould aún daba conciertos en vivo), está hecha con mayor suavidad y su tempo es mucho más veloz; en realidad, fue grabada como "relleno" de un LP con dos Partitas, y Gould pensó que no merecía la pena repetir la grabación.

La Obertura Francesa, de 1973, es un buen compendio del estilo de madurez de Gould. Hoy en día, el intérprete más destacado de la música de Bach en piano posiblemente será András Schiff, que nos da una visión más suave, más amable y "bailable"; nada que ver con Gould, cuya versión, otra vez de "tempo" muy marcado, es con frecuencia absolutamente imbailable, o bien por lo vertiginoso (Gavota I) o bien por lo lentísimo y místico (Giga).


El último CD comentado presenta un programa Brahms, conteniendo un LP de 1960 con 10 intermezzi y las 4 Baladas, de 1982, estas últimas provenientes de otro LP que añadía las dos Rapsodias op. 79, las cuales ahora quedan fuera por razones de duración. Estas Baladas y Rapsodias de Brahms forman una de sus grabaciones finales, posterior incluso a sus segundas Goldberg (que salieron al mercado coincidiendo con su muerte, pero no fueron lo último que grabó: después de ellas aún llegó a hacer 2 sonatas de Beethoven, el mencionado disco Brahms y uno con obras de Richard Strauss que sí fue el último).

En las Baladas, como era de esperar, nos encontramos con el mismo sonido rotundo y "marmóreo" de sus últimas Goldberg, con dinámicas atronadoras y gusto por lo misterioso, aunque no sea el misterio típicamente romántico (pocos compositores habrá más románticos que Brahms y pocos pianistas menos románticos que Gould), sino que dentro de su frialdad pueda tal vez recordar a Satie. Interesante la nº 1 que, no lo olvidemos, tiene un programa que narra un asesinato: lentísima (supera en más de dos minutos a la de Benedetti-Michelangeli) y que da una sensación de "destino implacable" que tiene su atractivo, aunque a la hora de elegir siempre nos quedaremos antes con don Arturo.

Los Intermezzi grabados en 1960 pertenecen a las Opp. 76 (6 y 7), 116 (4), 117 (los 3, es la única que se presenta completa), 118 (1,2 y 6) y 119 (el 1º). Nuevamente, muy poco que ver con las versiones clásicas de estas piezas, como las de Julius Katchen. Frente al recogimiento, la contención, el "tacto" de Katchen, el joven Gould suena como un torrente (118-1º, 119-1º), su velocidad llega más allá de lo razonable al dar la impresión que estas páginas tienen "escritura clavecinística" (76-6º), y en general es de una intensidad expresiva que da a entender que a Gould eso del recogimiento, salvo excepciones, no le iba mucho (toda la 117). Sin embargo, también nos sorprende Gould con sus lentitudes místicas en el Op. 76,7 allí donde Katchen suena más trivial.


Por todo lo dicho se entenderá que no tiene, pues, mucho sentido el comparar a Gould con otros pianistas, pues el que compre un disco de Gould normalmente no estará buscando "una versión de tal pieza" sino que irá directamente a por "la versión de Gould" y esa, obviamente, sólo él la puede ofrecer.

REFERENCIAS:

GLENN GOULD: A STATE OF WONDER
Las Variaciones Goldberg completas, 1955 y 1981
Sony Classical SM3K 87703 (3 CDs)

BACH: Toccatas, vol. 2 (914, 915, 916 + Obertura Francesa)
Sony Classical SMK 87763

BRAHMS: 4 Baladas Op. 10 y 10 intermezzi
Sony Classical SMK 87859

En todas ellas: Glenn Gould, piano