Revista mensual de publicación en Internet
Número 33º - Octubre de 2.002


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EL PIANISTA ENFERMO

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 


Ugorsky

Recital del pianista Anatol Ugorsky. Obras de Scarlatti, Liszt, Scriabin y Schubert. Ciclo de Grandes Intérpretes. Auditorio Nacional de Madrid, 24 de septiembre de 2002.

El programa que había anunciado Urgorsky era muy atractivo: la Fantasía cromática y fuga en re menor de Bach, el Carnaval de Schumann y la sonata Hammerklavier de Beethoven como plato fuerte. Sin embargo, el pianista tuvo que cambiar de planes porque estaba enfermo. El director del ciclo, Antonio del Moral, explicó antes de empezar que la actuación había sido suspendida por la mañana, pero que a mediodía el maestro se sintió mejor y decidió tocar con un repertorio menos comprometido que el previsto. El público supo agradecer el esfuerzo con una calurosa acogida y no tuvo ningún motivo de queja, pues es recital fue magnífico. La pericia de un gran artista se conserva incluso en condiciones desfavorables, que si no llegan a ser avisadas seguramente hubieran pasado inadvertidas. El repertorio alternativo fue también espectacular y el músicos lo dominó con toda tranquilidad, ofreciendo un ejemplo consumado de su arte en el teclado. La personalidad de Ugorski en fundamentalmente romántica: pero de un romanticismo melancólico más que arrebatado, de una pasión controlada que deja volar la imaginación a través de la fantasía y del colorido sonoro. Las sonatas de Domenico Scarlatti que abrieron el programa evocaron con brillantez todos los colores del clavicémbalo barroco y rococó, pero desde una concepción pianística moderna. La Sonata en si menor de Liszt fue expuesta de forma emocionante, clarificadora y transparente en una versión sublime. El Preludio en do sostenido menor y Nocturno en re bemol mayor para la mano izquierda, opus 9 de Alexander Scriabin, hizo que la mitad cesante del pianista convocara toda su energía en la porción activa. Las misteriosas armonías del compositor escandinavo se revelaron con toda lucidez, sin perder el matiz de las sombras. La Wanderer-Fantasie de Schubert cerró el programa en una versión poderosa hizo olvidar definitivamente el delicado estado físico del intérprete. Su único gesto de debilidad estuvo en despedirse tras una sola propina, pero nadie se lo tuvo en cuenta.

Próximos recitales del Ciclo de Grandes Interpretes

8 de octubre                                         Josep María Colom

4 de noviembre                                   Alfed Brendel

3 de diciembre                                    Grigori Sokolov