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Número 36º - Enero de 2.003


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ENTREVISTA A PASCAL ROGÉ



Entrevista realizada por Daniel Mateos Moreno  y  M.A.R.

¿Qué opinión le merece la Orquesta Filarmónica de Málaga con la que acaba de tocar?
Es una orquesta muy buena, nueva y accesible para un director. Puedo percibir su entusiasmo y el buen ambiente entre sus músicos, algo muy positivo.

Cuéntenos algo acerca de su vida, ¿A qué edad empezó a estudiar piano?¿Hubo antecedentes en su familia?
Empecé a los tres años y medio. Mi madre era organista y profesora de piano, mi abuelo fue violinista de la Orquesta de París y mi abuela también fue pianista. Hubo mucha música en mi hogar.

Prácticamente desde el principio supo que iba a ser músico....
No exactamente. Me gustaba la música y tocar el piano por placer, antes de convertirme en un profesional, de hecho sigue siendo para mí un placer tocar el piano. Es mucho trabajo pero lo considero todo un privilegio.

Sin embargo, parece que no todos los profesionales disfrutan tanto de la música conforme avanza su carrera.
El principal privilegio de ser pianista es poder disfrutar de la música toda tu vida, la música es bella, y por supuesto es todo un privilegio la compañía de Mozart, Brahms, Debussy, Ravel......no lo considero como un trabajo sino una dedicación por puro placer.

Quizás hoy día necesite menos horas de preparación de las que necesitaba años atrás.
Sí porque sigue siendo todo un placer el descubrir nuevas obras y ampliar el repertorio, aún dedico muchas horas al piano.

¿Qué puede decirnos sobre Julius Katchen?
Fue mi profesor y mi principal influencia en mi carrera musical. Un gran pianista y un hombre de cultura, le interesaba las artes, la ciencia, la arquitectura, la filosofía. Me descubrió que la música no era suficiente para ser un gran artista, sino que debía ampliar mis conocimientos a otras disciplinas como la literatura, la pintura, la historia, etc. Me abrió muchas puertas.

También me transmitió musicalidad en el piano: interpretación; y no tanta técnica pues no la consideraba tan importante. A los 17 años lo primero que me dijo fue que mi único problema era que tenía mucha técnica, fue muy extraño oírlo siendo tan joven. Por aquel entonces sólo me preocupaba mejorar mi técnica, tocar rápido y fuerte, pero me hizo ver que no era tan importante como aquello que se escondía detrás de esa técnica; todo lo que pudiera transmitir con la música.

¿Qué ha supuesto para usted el premio de Grammophon?
Es siempre algo bueno recibir un premio, es el reconocimiento a tu trabajo pero no es lo más importante para mí. Lo primordial es la audiencia, el reflejo de lo que intentas transmitir en los conciertos; la oportunidad de tocar es más importante que cualquier premio. A la gente le gusta recibir medallas y premios pero a mí no.

¿La Orquesta de Montreal con Charles Dutoit es su preferida?
Sí, es una gran orquesta, combina una gran técnica americana con una sonoridad y estilo europeo. Dutoit lleva con ella 5 años y le ha proporcionado un estilo diferente, una cultura francesa muy importante para el repertorio francés.

¿Cuál es su compositor preferido?
No sólo un compositor sino un período. Me encantan los compositores franceses de primera mitad del s. XX; Faure, Debussy, Satie, Poulenc, Ravel... es un lenguaje muy especial. Hasta hace poco tiempo escasas personas estaban en contacto con ese lenguaje. Mis preferencias se deben probablemente a que mis profesores, por ejemplo Marguerite Long, conocían a Ravel, Fauré, etc. Por tanto, cuando yo era pequeño me contaban qué decía Debussy sobre algunas cosas, qué decía tal o cual compositor, etc. Desde joven me he visto muy atraído por todo el movimiento cultural del impresionismo, su literatura, su pintura.

Siempre es interesante interpretar un repertorio poco conocido, todo el mundo toca Chopin, Schumann, Brahms...y pocas personas tocan Poulenc. Es necesario abrir horizontes y ofrecer a la audiencia músicas diferentes.

¿Por qué cree que es tan poco usual este tipo de repertorio?
Porque todavía no es tan popular como el repertorio clásico alemán. Quizás el público carece de
curiosidad, quizás no es música para virtuosos, pero para mí es un lenguaje natural, me siento confortable, es verdaderamente mi lenguaje, el más natural.

Debe estar orgulloso de haberse formado en el Conservatorio de París.
Sí. He tenido muy buenos maestros en mi época de estudiante, los cuales tenían contacto con grandes compositores. Mis profesores eran capaces de transmitir la tradición y la interpretación.Fue una gran oportunidad.

Háblenos de Margerite Long.
Era muy joven cuando toqué para ella, yo tenía 9 años y ella noveinta y algo. Me impresionó. Yo era tímido e impresionable. Ella era una persona muy interesante, no sólo como profesora de piano, sino gracias a sus memorias y las historias que contaba de los compositores. Tuve mucha suerte de tenerla como maestra.

¿Cuál es su pianista preferido?
Es difícil decir porque hay muchos aspectos diferentes a la hora de tocar el piano. Destaco la de Glenn Gould y su estilo tan propio Puede sonar extraño porque no interpreta música francesa, pero dotó de personalidad propia a cada interpretación, es muy diferente. Siempre recordaré lo que decía Gould: No debes tocar una pieza si no estás seguro de que siempre la tocarás diferente. Es importante cuando tocas una pieza que aportes algo nuevo, algo especial, algo tuyo, que la diferencia del resto de las interpretaciones que existen de la misma pieza. Valoro el transmitir algo nuevo, no sólo tocar bien. Esta es la razón por la que no toco otro repertorio: no es una cuestión de técnica, sino de pensar que no puedo aportar nada nuevo tocando ese repertorio.

Paramos un momento para tomar unos sorbitos de te. El maestro nos comenta que ama Andalucía porque ha estado en diferentes ocasiones y le encanta nuestra tierra, en sus propias palabras: "una tierra preciosa".

¿Qué opina sobre la versión de Alfred Cortot del Concierto para la mano izquierda de Ravel?
No creo que cada obra esté sujeta a una sola interpretación, sino que existen múltiples variantes según el intérprete. Siempre es interesante estar en posesión de diferentes versiones de la misma obra. Suelo escuchar numerosas versiones aunque no esa en especial. No sé por qué Cortot lo tocaba tan rápido, deberíamos haberle preguntado al propio Cortot.

¿Qué pieza ha sido más difícil para usted?
Depende del tipo de dificultad, ya sea técnica, de memorización, de interpretación, etc. Mozart es el más difícil, por su simplicidad, por su pureza, tanto en sus obras iniciales como las de madurez. Aunque sea fácil técnicamente no lo es a la hora de interpretarlo; se esconden muchas emociones, fraseos, sonoridades, el estilo... Mozart es el más difícil, requiere una madurez tardía.

En los concursos de piano parecen fijarse mucho en la técnica y en la claridad de interpretación, ¿qué opina de ello?
No creo en las competiciones. Pueden ayudar a los ganadores pero es imposible para un jurado evaluar la capacidad interpretativa ya que no existe una única interpretación posible de cada pieza. Así lo único que se valora en los concursos es la técnica olvidando otros elementos imprescindibles en la música.

¿Cree que los concursos le han proporcionado el salto a la fama?
Los concursos no significan nada para mí. A los 17 años grabé con la casa discográfica Decca, fue mi primera grabación y mi primer salto a la fama. Mis premios no me ayudaron. Podemos encontrar cientos de artistas que son auténticos profesionales sin necesidad de ser respaldados por ningún premio. Porque Marta Argerich ganara el concurso Chopin no quiere decir que sea una gran pianista: es una gran pianista sin la necesidad del respaldo de ningún concurso.

¿En qué medida valora usted al público como pianista?
Sin público no existiría como pianista. Intento transmitir emociones, felicidad, sueños... todo lo que la música me transmita a mí. Es un doble privilegio el que yo siento, por un lado me encanta la música y me encanta tocar, y por otro lado comparto con el público mis propias emociones.

¿Ha incluido en su repertorio música contemporánea?
No porque para interpretar una obra primero hay que amarla, hay que sentirla, transmitir emociones que compartas con todo el mundo. No me encuentro cómodo en este tipo de repertorio.

¿Se considera un producto del romanticismo?
No he desarrollado una aproximación intelectual a la música, todo lo contrario. Para mí todo se mueve en el mundo de las emociones y de la comunicación.

Tocar el piano es como hacer el amor a una mujer, no es un acto intelectual, es algo que transmite emociones y placer, si no lo consigues no eres un profesional de la música. Creo que soy un auténtico romántico.

¿Ha impartido clases de piano?
Sí, algunas. No como profesor regular, sino en ocasiones especiales por motivo de clases magistrales, en la universidad. He impartido clases en Londres y en otras ciudades. La experiencia me ha sido muy grata y me ha gustado ayudar a los alumnos en la medida de mis posibilidades.

¿Qué diría sobre la idea de que hoy todos los pianistas buscan los mismos objetivos (técnica, rapidez, ...)? ¿Qué cree que ha cambiado?
Los artistas no reflexionan sobre el mundo que les rodea. Se busca rapidez. Quizás hoy no exista tanto tiempo para vivir y para sentir. Los jóvenes pianistas tocan el piano y no hacen nada más. Parecen haber cerrado las puertas al mundo que les rodea, a las emociones, a los viajes, a las nuevas experiencias. Es difícil analizar qué ha cambiado.

Mi consejo es disfrutar de cada momento de la vida.

¿Qué consejo puede dar a los jóvenes pianistas?
Esta es la pregunta más difícil que me puedes hacer. No sé qué decir. Si preguntase a mis alumnos por qué su dedicación al piano cada uno me daría una respuesta completamente diferente y válida. Sólo puedo aconsejar trabajar duro. El piano es una cuestión de trabajo y de suerte: Sólo puedes controlar el trabajo, pero no la suerte, o al menos yo no sé cómo.

Futuros proyectos
Tengo la ilusión de grabar algunas obras de Debussy y explorar nuevo repertorio. Las grabaciones son muy comprometedoras y me gusta perfeccionarlas hasta transmitir todo lo que desee.

Thanks, Mr. Rogé.