Revista mensual de publicación en Internet
Número 40º - Mayo 2.003


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

CINE ESPAÑOL Y MÚSICA (II) : ROQUE BAÑOS

Por Ignacio J. Doña Ciézar.  Profesor Superior de música.

     Si en el artículo del mes pasado presentábamos a Alberto Iglesias, reciente ganador del Goya a la música original, en este ocasión le toca el turno a Roque Baños, el otro compositor premiado en la ceremonia. Tras ser nominado en tres ocasiones (dos de ellas este mismo año), finalmente obtuvo en la pasada edición el galardón a la mejor canción original por su brillante “Sevillana para Carlos”, compuesta para la película “Salomé”, del director aragonés Carlos Saura. Su dedicatoria al recoger el premio Goya estuvo llena de emoción: “Estoy que me caigo”, señaló, antes de dedicar el premio a sus padres, e invitar a todos “a celebrarlo en Jumilla” (su pueblo natal), “tomando un vino”.

     Puede parecer que en esta ocasión intentamos presentar a “El Heredero”, al compositor que puede llenar el futuro más inmediato de la música del cine español, al sucesor directo de la tradición iniciada por Antón García Abril y Carmelo Bernaola, y continuada por José Nieto y Alberto Iglesias. Pues en cierto modo es así, no hay duda: Roque Baños es el representante principal de la nueva generación, pero también es una de las máximas figuras del presente. En muy poco tiempo, Baños ha alcanzado un papel principal entre las estrellas del cine español; estamos hablando de una realidad viva y muy cotizada. Lo podremos comprobar si recordamos muchos de los éxitos más recientes de nuestro cine: ¿les suenan títulos como “La comunidad”, las supertaquilleras entregas del inefable “Torrente”, o las más recientes “El otro lado de la cama” u “800 balas”? Seguro que sí. En todas ellas podemos ver a Roque Baños en los títulos de crédito, como responsable de la composición de sus bandas sonoras originales.

     En un intervalo de apenas cinco años, desde 1997 a 2002, el compositor murciano ha participado en la friolera de más de veinte títulos de nuestro cine, llegando a límites como el de componer la banda sonora de hasta seis películas en un mismo año. Esto no va en absoluto en perjuicio de la calidad de sus obras; tanto es así que muchos de los principales directores de cine españoles andan a la caza de un momento de respiro de Baños para encargarle la música de sus filmes. En tan poco tiempo, se ha convertido en una figura ampliamente reconocida dentro de la industria cinematográfica española, donde algunos han llegado a considerarlo como el Jerry Goldsmith o el John Williams español.

 

     Roque Baños López nace en la localidad murciana de Jumilla, en el año 1968. Encuentra un referente musical muy directo en su familia, ya que es hijo de un saxofonista. Sus primeros estudios los realiza en el Conservatorio Superior de Música de Murcia, donde finaliza el grado elemental en la especialidad de saxofón, consiguiendo Premio Fin de Grado de Solfeo y Matrícula de Honor en Saxofón. Más tarde, en 1986, se traslada a Madrid, donde accede al Real Conservatorio de Música de la ciudad, lugar en el que completa los estudios iniciados. Obtiene el Premio Fin de Carrera, además de varias menciones y matrículas de honor, consiguiendo las titulaciones de Profesor Superior de Saxofón, Piano, Solfeo, Armonía, Contrapunto, Composición e Instrumentación y Dirección de Orquesta.

     En su faceta de instrumentista, ha ofrecido conciertos con regularidad, tanto como solista como formando parte de varios grupos de cámara y de orquestas, estrenando obras de autores españoles y extranjeros. Pero sus pasos musicales se han encaminado decididamente hacia la composición y la dirección, hallándose en ellas su labor más importante: ha estrenado y dirigido obras en el Auditorio Nacional de Madrid, el Centro Reina Sofía y el Círculo Cultural de Bellas Artes, así como en el Festival de Música Contemporánea de Alicante y en otros diversos puntos del país.

     Su contacto con el mundo de la música para cine y del jazz viene dado por su formación en el prestigioso Berklee College of Music, de Boston (USA), escuela para la que es becado en el año 1993 por el Ministerio de Cultura. Por Berklee han pasado figuras del jazz y de la composición tan reconocidas como el gran Quincy Jones o Howard Shore (compositor, entre otras, de la B.S.O. de “El señor de los anillos”). Allí, Baños estudia Composición con David Spear y Dirección con Gregory Fridge, y se especializa en Composición de Música para cine (Film Scoring) y en Jazz., consiguiendo varios reconocimientos en forma de premios. En el área de Música para Cine, obtiene el premio "Robert Share Award" por demostrar “el más alto nivel dramático-musical en el área de composición de música para cine”, premio que le hace dirigir a la Orquesta Sinfónica de Berklee interpretando sus propias composiciones. En el campo del jazz, consigue asimismo otro galardón, que le es concedido por sus magníficas cualidades interpretativas. Finalmente, se gradúa con la distinción "Summa Cum Laude" en las especialidades de Composición para música de películas e Interpretación de Jazz. En Berklee, Roque Baños recibe una grandísima formación que se va a ver reflejada en cada uno de sus trabajos posteriores para el cine.

 

     A su regreso a España, entra de lleno en el mundo del cortometraje, componiendo la música de tres cortos: “Arañazos” de Pedro Barbero, “Andeo” de Luis Vallés y “Lisa” de Carlos Pullet. Pero la oportunidad de dar el salto a la gran pantalla le viene tras una carambola inesperada: una cinta con sus trabajos musicales le llega al famoso actor Gabino Diego a través de un pianista, Polo Ortí, producido musicalmente por éste. La música de Baños provoca un gran interés por parte del actor, que empieza a promocionarle, consiguiendo que el director Emilio Martínez-Lázaro confíe en él para la composición de la banda sonora de su película “Carreteras Secundarias” (1997). Para esta atípica road-movie, protagonizada por Antonio Resines, Maribel Verdú y Fernando Ramallo, Roque Baños realiza un trabajo muy al estilo de la música cinematográfica de los años 60 y 70. Por este debut, además, consigue el premio a la mejor banda sonora en el Festival de Cine de Peñíscola. A partir de esta colaboración, Baños se convertirá en el compositor habitual de Martínez-Lázaro para sus posteriores películas. También en 1997, el músico murciano trabaja para la película “Una pareja perfecta”, del catalán Francesc Betriú, para la que compone una muy bella banda sonora, con temas llenos de melancolía y sensibilidad.

     En el año 1998 llega el estreno de sus dos siguientes trabajos, para los filmes “No se lo digas a nadie”, y “Torrente, el brazo tonto de la ley”. La música compuesta para el primero de ellos, dirigido por el peruano Francisco Lombardi, es una contraposición de melodías suaves a piano y cuerdas al principio que van dejando paso con el transcurso de la película a una música mucho más contundente, próxima al heavy-metal. Pero el salto a la fama de Roque Baños viene con su intervención en la banda sonora de “Torrente…”, por la que es premiado nuevamente en el Festival de Cine de Peñíscola. Obviando el componente musical “casposo” de la película, aportado por las canciones de personajes de inigualable talla como El Fary, por ejemplo, se nos presenta un muy buen score compuesto por Baños, e interpretado por la Filarmónica de Praga. Temas llenos de exageración, seriedad y espectacularidad, muy al estilo John Williams, que crean una curiosa sensación de extrañeza cuando se unen a las imágenes de las grotescas aventuras de los incalificables “héroes” de la historia.

     La fama que le reporta su primera colaboración con Santiago Segura hace que famosos directores llamen a su puerta. Así, en 1999 se inician las fructíferas relaciones con Álex de la Iglesia y Carlos Saura, dos ejemplos de directores españoles que han adoptado a Roque Baños como colaborador fijo para sus trabajos posteriores. Para “Goya en Burdeos”, primero de sus tres trabajos hasta el momento para Saura, Baños es un ingrediente fundamental: su música (con toques de avanzada contemporaneidad) acompaña de forma muy solvente al relato del sufrimiento del pintor, contribuyendo a crear esa atmósfera de desolación interior que la película describe. Sobre el músico murciano, escribe Carlos Saura: “Roque Baños y yo amamos la música; yo soy un principiante, un advenedizo en ese mundo fascinante; él es ya un joven sabio”. La banda sonora es reconocida con el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos.

     La música compuesta para “Muertos de risa”, de Álex de la Iglesia, en cambio, tiene algún punto más de conexión con el trabajo hecho en “Torrente…”. Según el propio compositor, su intención fue la de arropar la película con “una música mítica, que combinara elementos de terror y cómicos, con cierto toque melancólico”. La gran orquestación realizada merece también el comentario del propio Baños: “Así me puse manos a la obra, sin saber que llegaría a necesitar 98 músicos en la orquesta. En Praga no nos pueden ni ver, después de las broncas de los fagotistas con los trombonistas (…), los flautistas metiendo el codo en la nariz de los trompas; un violinista levantando el peluquín a un señor con bigote y el director con sumo cuidado de no meter la batuta en el ojo del trompeta”. El resultado es una banda sonora llena de sorna y de exageración, que pasa con facilidad de la comedia al drama (fiel reflejo de lo que ocurre en la película), y que se hizo muy popular por la utilización de uno de sus temas como sintonía del programa de Tele 5 "La gran ilusión".

      Con la llegada del año 2000 empieza la sobredosis de ocupación para Roque Baños. Ese año se estrenan nada menos que seis filmes que llevan su sello musical: “El árbol del penitente”, de José Mª Borrell; “Sexy Beast”, de Jonathan Glazer (su primer trabajo más allá de nuestras fronteras), y las más famosas “Segunda piel”, “El corazón del guerrero”, “Obra maestra” y “La comunidad”. Sobre la música de Baños para el triángulo amoroso Bardem – Mollá - Ariadna Gil de “Segunda piel”, señalamos la opinión de su director, Gerardo Vera: “Muchas músicas pueden servir dignamente a una película, pero muy pocas pueden, por derecho, transitar por esas zonas oscuras que nunca están visibles ni siquiera para los propios actores, iluminando poderosamente sus sueños. La música de Roque Baños es una de ellas”.

     “El corazón del guerrero”, de Daniel Monzón, supone una reivindicación del cine de acción y aventuras, no muy habitual en nuestra industria nacional. La edición discográfica de esta B.S.O., realizada por Subterfuge Records, viene presentada en dos Cd’s, que separan el score de la película, por un lado, y una selección de canciones de diversos grupos actuales, por otro. Esta especie de versión española de “Conan el bárbaro” está respaldada por una música compuesta para gran orquesta y coro, llena de fuerza y espectacularidad, que subraya el tan comentado espíritu camaleónico de Roque Baños. Ésta es, quizá, la mejor virtud del murciano: saber amoldarse musicalmente a una amplia gama de registros cinematográficos. Su dominio de una gran variedad de estilos compositivos queda demostrado a lo largo de toda su filmografía.

     La música de “Obra maestra”, película dirigida por David Trueba, sigue la línea marcada por “Torrente…” o “Muertos de risa”: una mezcla de humor y drama que conecta con el sentido más oculto de la película, la historia de dos personajes a cual más patético (encarnados por los inigualables Pablo Carbonell y Santiago Segura), y la lucha de estos dos perdedores por un sueño descabellado, para el que secuestran a la actriz de sus sueños (Ariadna Gil). Entre las piezas del score destaca el “Vals” compuesto por Baños, fiel reflejo del sentimiento agridulce que transmite la película.

     Pero es la banda sonora de “La comunidad” la que es reconocida con la nominación al Goya a la mejor música original. El segundo encuentro de Baños con Álex de la Iglesia se salda con una comedia genial, llena de locura, en la que la música del murciano introduce un suspense muy “alla” Bernard Herrmann en “Psicosis”, con la diferencia de que, en este caso, nos movemos en un contexto de personajes a cual más descabellado y de escenas que inducen más a la carcajada que al miedo. La música de Roque Baños lo lanza irremisiblemente a los primeros lugares del panorama musical de nuestro cine, pese a que no consigue finalmente el Goya (que se lleva en esta ocasión José Nieto por la música de la gran “Sé quién eres”). En cambio, sí se alza con el “Premio de la Música”, otorgado por la SGAE y la AIE, en la V edición de estos galardones.

     El ritmo no para, y 2001 llega también cargado de trabajo. Roque Baños compone la B.S.O. de hasta seis estrenos:, “Girl from Río”, de Christopher Monger (segunda incursión internacional para Baños), “Tuno Negro”, de Pedro Barbero (con quien ya trabajó en el cortometraje “Arañazos”); “Lázaro de Tormes”, de Fernando Fernán-Gómez y José Luis García Sánchez, y las segundas colaboraciones con Carlos Saura, Emilio Martínez-Lázaro y Santiago Segura en, respectivamente, “Buñuel y la mesa del Rey Salomón”, “La voz de su amo”, y “Torrente 2: Misión en Marbella”.

     Haciendo un rápido repaso por estas tres últimas obras, podemos mencionar el exotismo de la música de “Buñuel y la mesa…”, donde el compositor hace guiños a la música árabe y sefardí, empleando instrumentos no demasiado habituales en la orquestación convencional. En “La voz de su amo”, un thriller lleno de intriga e incluso difícil en un principio, encontramos al Roque Baños más dramático e intrigante, que resuelve brillantemente una buena película de Martínez-Lázaro. Para “Torrente 2…”, Baños devuelve el humor a su música, subrayando cómicamente con sus notas las escenas más descabelladas de la película. Ya desde el tema principal, que presenta al personaje de Torrente, va creando la atmósfera de un “James Bond” a la española, patético en las formas y en sus ocurrencias, y que va acompañado por las impagables aportaciones de esos secundarios incapaces que le rodean en sus “hazañas”.

     Llegamos al último capítulo, por ahora, de la filmografía de Roque Baños. El año 2002 es quizá su año más exitoso hasta el momento: es nominado dos veces en el mismo año a los premios Goya, la primera por la banda sonora de “800 balas” y la segunda por la canción “Sevillana para Carlos”, compuesta para la película “Salomé”. En éste último apartado consigue al fin su primer Goya, el primero de una lista que, suponemos, irá engordando en próximas ediciones. La cosecha de galardones se ve aumentada además por el premio a la mejor banda sonora por “El otro lado de la cama”, en la quinta edición de los Premios Quince de Octubre al Arte Joven Mediterráneo.

     Los trabajos del murciano en 2002 también son múltiples: por un lado participa en el debut de Jordi Mollà como director en “No somos nadie”, mientras que vuelve a repetir con sus directores más habituales: Emilio Martínez-Lázaro en “El otro lado de la cama”, Carlos Saura en “Salomé”, Daniel Monzón en  “El robo más grande jamás contado” y su inseparable Álex de la Iglesia en “800 balas”. El trabajo de Baños para “El otro lado de la cama” pone de manifiesto su gran formación jazzística, tono que predomina en el score compuesto para la película como acompañamiento a las canciones que llenan el film (como ejemplo, la pieza “Sagaz, investigación histórico-criminal”, que acompaña a la presentación de ese personaje tan surrealista).

     La influencia del jazz en la música de Roque Baños se refleja también en su partitura para “El robo más grande jamás contado”, unida, eso sí, a la épica musical “estilo John Williams” de la que hace gala en los decisivos momentos de acción de la película. Ese mismo sinfonismo americano puede apreciarse también en el gran score de “800 balas”, el atípico western que supone su tercera colaboración con De la Iglesia. En palabras del propio Baños: “Al principio pensamos en música western, pero no funcionaba y resultaba, a mi parecer, cómica; así que se optó por una música sinfónica clásica con el espíritu de las películas de aventuras. No queríamos influencias ni que nuestra música se pareciera a nada”. Por esta banda sonora obtuvo la nominación al premio Goya, que en esta ocasión fue otorgado (cómo no) al donostiarra Alberto Iglesias por la música de “Hable con ella”.

     El último trabajo de Roque Baños estrenado en la gran pantalla ha sido “Salomé”, de Carlos Saura, una mezcla de película, ballet y documental. El murciano encara este trabajo con una dedicación absoluta: está presente en el set de rodaje desde el principio y va componiendo las ilustraciones musicales a medida que éste avanza. La banda sonora resultante, que cuenta con la inestimable colaboración del gran guitarrista José Fernández Torres “Tomatito”, es una mezcla de música de raíces andaluzas y árabes, en las que se unen los instrumentos más paradigmáticos de cada una de ellas. Así, podemos escuchar sonoridades de guitarra flamenca, oud o darbuka, que contribuyen a crear una atmósfera muy conectada con el origen mediterráneo de la leyenda de Salomé que se expone en la película. El tema “Sevillana para Carlos”, compuesto para el film, consigue el Goya a la mejor canción original en la pasada edición de los premios, recientemente celebrada.

     Al margen de la gran pantalla cinematográfica, Roque Baños ha hecho incursiones musicales en el mundo del teatro (donde ha colaborado en varios montajes), y también en el de la televisión, medio para el que trabajó durante un tiempo en la productora Zeppelin Televisión. Además, tiene en su haber el haber puesto música a la primera película rodada en formato IMAX (70 mm.) en el cine español, un documental titulado “Salamanca, el gran viaje”.

     Sus bandas sonoras han sonado también fuera de las salas de cine, en algunas ocasiones. El propio Baños ha dirigido sus composiciones cinematográficas interpretadas por la Orquesta Sinfónica de Madrid y el Coro Nacional de España (en la interpretación de Goya en Burdeos), o por la Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Coro “Cajasur” en el reciente concierto de clausura del XVI Encuentro Internacional de Música de Cine de Sevilla, celebrado el pasado mes de noviembre. En este concierto, el murciano presentó un recorrido por sus principales obras compuestas para la gran pantalla, desde “Carreteras Secundarias” hasta “Salomé” (presentada en los bises del concierto), obteniendo un gran éxito entre el público asistente.

     En suma, estamos ante uno de los compositores cinematográficos españoles con más presente y futuro, pero no sólo en nuestro país: su talento es también reconocido en el extranjero. Directores internacionales llaman a su puerta, como el mexicano Guillermo Del Toro, quien contactó con Baños en el pasado Festival de Sitges para que se hiciese cargo de la música de su próxima película. Últimamente también se ha rumoreado que alguna importante productora de Hollywood podría estar interesada en contar con los servicios del murciano, lo cual sería sin duda un hito histórico para nuestro cine.

     Por lo que a la actualidad se refiere, nos encontramos inmersos en la 6ª edición del Festival de Cine Español de Málaga, donde podemos disfrutar de un aluvión de estrenos nacionales. En este marco, tenemos la ocasión de encontrarnos estos días, musicalmente hablando, con figuras tan señaladas como Ángel Illarramendi (en “Tiempo de tormenta”, de Pedro Olea, ya estrenada en toda España), Víctor Reyes (autor de la música de “Besos de gato”, de Rafael Alcázar) o el compositor malagueño Antonio Meliveo (en “Los novios búlgaros”, retorno a la dirección tras quince años de Eloy de la Iglesia). Se va haciendo cada vez más necesario comentar con tranquilidad el trabajo del paisano Meliveo, que ya nos cautivó con su música para “Solas”, y que se ha convertido en todo un referente en su campo para el nuevo cine de nuestro país. Pero eso será en próximas ocasiones, queda prometido. Mientras tanto, disfrutemos de esta multitud de nuevos estrenos cinematográficos que nos llegan.