PERIANES LLEGA A RACHMANINOV

Córdoba, Gran Teatro. 28 de febrero de 2005. Concierto conmemorativo del Día de Andalucía. Javier Perianes, piano. Orquesta de Córdoba, dirigida por Juan Luis Pérez. Obras de Martínez-Rücker, E. Halffter y Rachmaninov.

Por Fernando López Vargas-Machuca.

La cotización de Javier Perianes sube como la espuma. Le llueven elogios de la crítica especializada al tiempo que se le reclama con insistencia en los grandes escenarios españoles, destacando en este sentido su participación en el próximo Festival de Granada con un recital en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra. Por otra parte se espera con impaciencia la publicación en DVD (prevista para diciembre de 2006) de las clases magistrales que -junto con otros nuevos valores del piano- ha recibido en Nueva York de manos del mismísimo Daniel Barenboim, clases que se incluirán como apéndice de la nueva integral de las sonatas beethovenianas que va a grabar el de Buenos Aires, quien no en vano ha realizado encendidos elogios de la valía del joven músico onubense. En momento tan dulce de su aún breve carrera incorpora a su repertorio uno de los grandes caballos de batalla de su instrumento: el Segundo Concierto de Rachmaninov. Lo ofreció primero en Sevilla junto a la ROSS y bajo la batuta de Ari Rasilainen, poco después lo ofreció en Madrid -con fulgurante éxito de público- acompañado de la Orquesta de RTVE y un muy inspirado Josep Pons, y finalmente lo ha ofrecido en el Gran Teatro de Córdoba en un concierto conmemorativo del Día de Andalucía. Es esta última función la que aquí comentamos.

Fue el suyo un magnífico Segundo. Y no tanto por su virtuosismo digital como por una extraordinaria comunicatividad que sólo poseen unos pocos elegidos. Ofreció así un Rachmaninov cálido y sincero, suficientemente poderoso cuando la partitura lo exige pero también, y sobre todo, de acongojante cantabilidad y vuelo lírico en el sobrecogedor 'Adagio Sostenuto', no en balde lo mejor de la obra. Por no hablar de su perfecta adecuación al estilo y de su alejamiento de cualquier tentación de frivolidad, blandenguería o narcisismo. Así interpretada, esta a veces menospreciada música nos muestra toda su grandeza. En fin, que a tenor de lo escuchado, y dicho sea con todos los respetos a los grandes que aún se hallan en activo, hay razones para no tomar como disparata la opinión que varios críticos muy expertos andan diciendo por ahí pero aún no se han atrevido a escribir: que Javier Perianes es el mejor pianista español del momento.

Contó Perianes con el concurso de la Orquesta de Córdoba y de un como siempre voluntarioso y musical Juan Luis Pérez, quien tuvo más éxito en su coordinación con el solista que a la hora de mantener la tensión a lo largo de la partitura. En la primera parte de la velada el director jerezano nos habían ofrecido el breve e intrascendente Capricho Andaluz del músico local Cipriano Martínez Rücker (en orquestación de Luis Bedmar) y la irregular pero atractiva Sinfonietta de Ernesto Halffter, una obra juvenil de sabor neoclásico-stravinskiano que el maestro tuvo a bien llevar a los atriles ahora que se cumplían los cien años de la muerte de su autor. Lástima que no pocos de los solistas de la formación cordobesa, que dista de vivir sus mejores días y viene sufriendo de una preocupante falta de titular, no estuvieran a la altura del virtuosismo y la musicalidad que la partitura demanda. En todo caso, estando bien planteada desde el podio, su recuperación se agradeció dentro de una velada sinfónica en la que brilló con luz propia el talento de un pianista que en el futuro va a dar muchísimo que hablar. Y si no, al tiempo.