Revista mensual de publicación en Internet
Número 88º - Junio-Septiembre 2.008


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Conciertos
Web del mes
Buscar
 

 

INMENSO BROS

 

Sevilla, Teatro de la Maestranza. 10 de junio de 2008. Gala de zarzuela. Chueca: Preludio, El Bateo. Serrano: Marinela, La canción del olvido. Moreno Torroba: De este apacible rincón de Madrid, Luisa Fernanda. Giménez: Intermedio, El baile de Luis Alonso Fernández Caballero: Yo quiero a un hombre, El cabo primero. Soutullo/Vert: Bella enamorada, El último romántico. Moreno Torroba: Caballero del alto plumero, Luisa Fernanda. Luna: De España vengo, El niño judío. Guerrero: Mujer de los negros ojos, El huésped del sevillano. Granados: Intermedio, Goyescas. Guerrero: No me duele que se vaya, La rosa del azafrán. Vives: Por el humo se sabe dónde está el fuego, Doña Francisquita. Giménez: Intermedio, La boda de Luis Alonso. Guridi: Buenos días, El caserío. María Gallego, soprano. José Bros, tenor. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. David Giménez Carreras, dirección musical.

Por Fernando López Vargas-Machuca (blog) 

Feliz idea la de ofrecer en esta ocasión un recital de zarzuela como clausura del curso 2007/08 de la Universidad de Sevilla, pues aun siendo un género sobrevalorado por muchos melómanos de avanzada edad y gustos musicales abiertamente conservadores, hay demasiada gente joven que apenas se ha acercado a un repertorio que, pese a todo, contiene páginas de considerable belleza. Protagonizaba el evento un matrimonio en la vida real, el del tenor barcelonés José Bros y la soprano de San Fernando María Gallego, aprovechando la oportunidad para promocionar el compacto “Por amor”, grabado en directo en San Lorenzo del Escorial en febrero de 2005 con un programa casi idéntico al ofrecido en Sevilla, y respaldados por la misma batuta de David Giménez Carreras.

José Bros es un artista digno de toda admiración. Como decimos en este mismo número a propósito de su participación en La tabernera del puerto, a partir de una voz de escaso interés ha ido construyendo una carrera excelentemente planificada, al margen del marketing y de las operaciones de cara a la galería, en la que una continua mejoría en el apartado técnico -nunca ha creído saberlo todo- y una gran inteligencia a la hora de escoger roles le han llevado hasta lo más alto del repertorio belcantista (otros terrenos sensatamente apenas los pisa) a nivel mundial. Todo ello haciendo gala de una elegantísima línea de canto y un encomiable buen gusto que le mantiene siempre alejado, pese a su virtuosismo técnico, de la mera exhibición narcisista, del amaneramiento y de la falta de credibilidad emocional: parece mentira que este señor cante a menudo al lado de la Gruberova y no se le pegue ninguno de sus defectos.

No hace falta decir mucho más. La voz, sin ser bella, ya apenas incurre en las nasalidades de antaño. La columna de aire corre por la sala con una potencia considerable. El fiato es extenso. Los agudos son poderosos y se encuentran perfectamente colocados. La manera de ligar las notas es de verdadera clase. Los reguladores, muy hermosos, los usa en pequeñas dosis pero con enorme inteligencia. Y pone siempre su técnica al servicio de una expresividad al mismo tiempo elegante y apasionada, quizá a veces distante y sin diferenciar lo suficiente los personajes y las situaciones expresivas, pero lejos de efectismos y sabiendo ser emocionante sin perder nunca el equilibrio de la forma. Simplificándolo mucho: un cantante apolíneo de la más alta escuela. Quien esto suscribe le pudo escuchar en su momento casi todas estas romanzas al anciano Kraus y, a decir verdad, no parece que Bros tenga que envidiar mucho al gran maestro; más bien poco en páginas como “Bella enamorada” o “Por el humo…”. Este señor es un modelo de cómo la conjunción de buen gusto, inteligencia, modestia, afán de superación y trabajo duro es lo que realmente caracteriza a un artista de primera.

María Gallego se había retirado parcialmente para atender a la maternidad y no poner trabas a la carrera de su marido sin renunciar a una vida juntos. No obstante hay que dejar las cosas claras. Esta señora no es una mala soprano, pero junto a Bros queda muy deslucida. La voz, sin duda hermosa, se encuentra muy atrás y se la escucha con dificultad. La respiración no está del todo bien controlada y a veces se queda sin fiato. La zona aguda es inestable y sufre estridencias. Y en lo que a la interpretación se refiere, la soprano andaluza no termina de trasmitir con su voz la emoción con la que canta, siendo el resultado un tanto monocorde e indiferenciado. En Sevilla tuvo momentos malos y momentos buenos, luciéndose especialmente en un sensible “O mio babbino caro”, de hermoso filado final, ofrecido como propina. En los dúos con su marido, por desgracia, la comparación no la dejó en buen lugar.

Un verdadero fiasco la ROSS por la que ha sido la más floja de las dieciocho actuaciones que le he podido escuchar a lo largo de esta temporada de, en conjunto, notabilísimo nivel. ¿Falta de ensayos? ¿Relajación ante un concierto “secundario” y ante la llegada del verano? ¿Falta de concertino invitado? Todo ello pudo influir, pero seguramente con los pobres resultados tuvo mucho que ver la batuta de David Giménez, de la que lo mejor que se puede decir es que fue sensible y se mantuvo alejada del efectismo. Desdichadamente no sólo no supo inyectar tensión, garra, chispa y variedad expresiva a sus más bien monocordes interpretaciones, sino que no logró que los violines primeros empastaran -por momentos sonaron realmente mal- ni que la sección de metales ofreciera un mínimo de brillantez y seguridad en sus mediocres intervenciones.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web de José Bros: http://www.josebros.com/

Web de David Giménez: http://www.davidgimenez.com/?ver=bio

Web de la ROSS: http://www.rossevilla.com

Web del Teatro de la Maestranza: http://www.teatromaestranza.com/