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LA ARMONÍA
La
palabra armonía tiene diversas definiciones. Los griegos empleaban este
término para representar el “perfecto equilibrio” en el ser humano
tanto en lo referente a su estado físico como intelectual, lo que
producía una determinada forma de actuación durante el transcurso de su
vida. Más cerca en el tiempo, Luis de Góngora (Córdoba 1561 – 1627)
nos dice “aún, ante una infame turba de nocturnas aves gimiendo tristes
sonidos y volando grave, existe la armonía”, y Leibniz (Leipzig 1646
– 1716) considera que “el universo tiene la suficiente armonía, para
que todas las especies y elementos que lo forman, puedan existir y
coexistir tanto individual como colectivamente con o sin influencias entre
ellos”. Otra
definición nos dice que armonía es “la conveniente proporción y
correspondencia entre unas cosas y otras”. En
el complejo arte del sonido intervienen elementos de gran importancia
(melodía, ritmo, forma, timbre, dinámica, etc.), todos ellos son
necesarios para que una obra musical sea capaz de transmitir mensajes que
afecten con distintas intensidades al estado anímico del ser humano, y
posiblemente el factor que más influencia aporta a esta transmisión, sea
el efecto armónico (arte de formar y enlazar acordes) ya que es la
armonía la que de una forma determinante considera más exactamente los
muy diversos estados de consonancias (diferentes ambientes de reposo) y
disonancias (diferentes estados de tensión). Un
solo sonido, nunca nos dará sensación de consonancia o disonancia y para
que estas se produzcan tendremos que tener al menos la sonoridad de tres
distintos (acorde) que corresponderá a la unión de dicho sonido
(fundamental) y dos sonidos armónicos, llamados también sonidos
alícuotas o contamitantes. (Los sonidos armónicos son producidos por la
naturaleza, al recibir cuerpos capaces de vibrar las ondas sonoras que
emite un sonido fundamental al espacio). Si
escogemos diversos sonidos fundamentales (en la música tonal, estos
corresponden a los contenidos en la escala diatónica) y los emitimos de
forma diversa con diferentes combinaciones de sus respectivos armónicos,
con la finalidad de que sean consonancias o disonancias, enlazando estas
de una determinada forma decidida por el respectivo compositor, se
obtendrá un material sonoro con el que se podrá configurar una
estructura que sirva de contenido armónico a una obra musical.
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