Revista en Internet
Número 2º - Marzo 2000


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LA SECCIÓN DEL APÓCRIFO

Por Antonio Pérez Vázquez

Bueno, pues ya estamos aquí otra vez, por lo visto la sección no es del todo mala y es posible que le guste a alguien. La verdad es que siempre confié en el buen gusto de la gente que iba a leer la
revista.
    Para seguir escribiendo hasta llenar el hueco que ocupo he pensado en meterle mano a un viejo tópico que rodea a la música clásica: la música clásica duerme y aburre.
Francamente mentiría si dijera que yo no pensaba así hasta hace un tiempo. Mi forma de pensar en la música clásica comenzó a cambiar cuando me enseñaron a comprenderla.

No sé si les he mencionado en alguna ocasión que conozco a un señor que es músico y que rige los destinos de una revista que se publica a través de Internet (¿saben por dónde voy?). Pues bien, resulta que una vez, viendo una película en el cine, mientras salía el logotipo de la Metro (o la Columbia, Tri Stars, Disney...), me comentó al oído... "¿por qué siempre es música clásica lo que suena?".

Por supuesto, cuando se refería a música clásica quería decir (para que yo me enterara) "hecha con instrumentos clásicos". Sabía perfectamente a donde quería ir a parar. Era una indirecta que me decía muy claramente: "¿cómo es que no usan música moderna?". Inmediatamente después de esta frase comenzó la película y no le presté mayor atención al comentario, pero me dejó pensativo cuando mas tarde llegué a casa y recordé la frase.

Siempre se ha dicho que el cine y la música van cogidos de la mano. Lo que no es tan conocido es el hecho de que en los momentos clave, en esos momentos en los que toda la sala esta con el corazón encogido o expectante del desenlace, lo que suena es "música clásica" (si me permiten la licencia a causa de mi ignorancia). Música que llega directamente al corazón, que no tiene ningún tipo de impedimento para hacer que corra la adrenalina o las lágrimas.
Tras llegar a esa conclusión, comencé a observar mas detenidamente cada película que veía y, efectivamente, siempre ocurría lo mismo. La música clásica jugaba con el corazón como si de un títere se tratara.

Dicen que nada es verdad ni mentira, sino que todo depende del cristal con que se mira. Mi cristal había comenzado a cambiar, y con él mi forma de percibir la música clásica (ya estamos otra vez). Si pones atención puedes "ver" lo que estás oyendo, y de igual forma "sentirlo". Es verdad que no toda la música es igual de perceptible (o comprensible), pero toda, absolutamente toda, tiene una historia detrás. La historia que el autor quiere transmitir.

Pero no todo el mundo es capaz de percibir o captar la esencia de lo que oye, la atención que se le preste influye mucho a la hora de apreciar una obra en toda su extensión. Si escuchas la banda sonora de "La guerra de las Galaxias" (la conocen) inmediatamente se capta la idea de dinamismo y aventura; sin embargo, con la inolvidable banda sonora de "El piano" pasa todo lo contrario, melancolía, tristeza,...¿ven a dónde quiero llegar? Estos son casos en los que el oyente se hace rápidamente con la idea.

En otros casos no está tan claro, por ejemplo, el estudio nº 6 op. 39 de S. Rachmaninoff ¿Qué me dicen? Esa es una pieza mucho más compleja que requiere un análisis mas concienzudo, pero que también tiene una historia dispuesta a ser escuchada y entendida.

Claro está, ustedes no tienen por qué tomarme en serio, tengan en cuenta que sólo soy un apócrifo.