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EDUCACIÓN MULTISENSORIAL CON LA
MÚSICA
Por Cristina
Isabel Gallego García. Lee su curriculum.
“Nada
hay en la mente que antes no haya estado en los sentidos”. Esta
frase de Comenio, también la suscribe el profesor Rodríguez Delgado al
afirmar que: “El cerebro
no es capaz de sentir, reaccionar y pensar normalmente si se encuentra en
un vacío sensorial”. La
realidad se acerca al niño a través de los sentidos; éstos inician el
proceso de percepción, elaboración y transformación de la información
que se lleva a cabo en el cerebro. El
sistema sensorial no sólo incluye los sentidos de la vista, oído, tacto,
olfato y gusto, (a través de los cuales absorbemos información acerca
del mundo exterior a nosotros); sino también los sentidos propioceptores,
es decir, los sistemas: cinestésico, vestibular y visceral (que controlan
las sensaciones internas). El
sistema vestibular, situado en el oído interno, registra la posición, el
movimiento, la dirección y la velocidad del cuerpo, y también desempeña
un papel importante en la interpretación de estímulos visuales. El
sistema cinestésico está localizado en los músculos, las articulaciones
y los tendones, y nos proporciona información sobre el movimiento del
cuerpo. El sistema visceral aporta las sensaciones de los órganos
internos. La
Educación Multisensorial figura en muchas actividades escolares, pero de
modo ocasional, esporádico. Ésta se puede trabajar de forma globalizada
con la Música, así los niños aprenderán a discriminar los distintos
elementos que integran cada estímulo sensorial, aumentando
progresivamente sus umbrales perceptivos. Experimentarán placer, gozo con
este arte y les proporcionará una información vital más completa para
poder apreciar, sentir, relacionarse mejor con el mundo que los rodea.
Centrando
nuestra atención en los sentidos, podemos decir que Luria los agrupa en
receptores de contacto (tacto, gusto) y a distancia (olfato,
vista, oído). Habitualmente se le ha dado mayor importancia a estos
últimos (visión y audición), por la variedad de experiencias e
información que proporcionan; pero cada sentido capta una cualidad del
objeto o del fenómeno, y el conocimiento final se obtendrá uniendo las
partes del todo. A continuación pasaremos a desarrollarlos
individualmente para ver la importancia que tiene cada uno. El oído es el sentido por el cual se perciben los sonidos.
Podemos favorecer
el contacto de los niños con las diversas experiencias sonoras del
entorno y facilitarles situaciones adecuadas para interiorizar los
distintos sonidos y ritmos que se producen en su propio cuerpo o a través
de él. Es importante que propongamos actividades para que los niños distingan
la intensidad o sonoridad, el tono, el timbre... El
olfato permite percibir los olores. Los recién nacidos están
capacitados para discriminar diferentes olores. Hans Henning propuso estas
cuatro cualidades del gusto: amargo, dulce, ácido y salado (de su
combinación surgen los demás sabores más complejos). Para que los niños
discriminen mejor los sabores hay que estimular las papilas gustativas con
distintas sustancias y así se verán sometidas a continuos contrastes.
Los sentidos anteriores se pueden trabajar de forma conjunta. Si jugamos a
que adivinen alimentos tapándoles la nariz, los niños comprobarán lo
difícil que es saborear algo que no se huele. Esos alimentos pueden ser
frutas, que se parezcan a distintos instrumentos musicales para dramatizar
con ellas (un plátano es una flauta, un coco hueco con piedrecitas dentro
es una maraca...). La
vista es el sentido corporal con que se ven las cosas y se
distinguen sus formas, colores... Los niños pueden crear sus propios códigos
de comunicación musical (no convencionales), que se irán concretando y
perfeccionando, convirtiéndose
en códigos cada vez más grupales. Los iremos introduciendo en el
lenguaje musical, para que conozcan de forma lúdica, las notas (que son
la representación gráfica de los sonidos y de la duración de los
mismos), el pentagrama... El
tacto es el sentido corporal que permite percibir sensaciones (de
contacto, presión, calor, frío,
etc), conocer las cualidades palpables de los objetos... Según F. Davis, el
recién nacido explora mediante el tacto, es así como descubre donde
termina su cuerpo y empieza el mundo exterior. Podemos proponer juegos
encaminados a desarrollar la sensibilidad cutánea, que ellos vayan
diferenciando en el tacto algunos materiales (pueden ser instrumentos
musicales, para que desde pequeños se van familiarizando con ellos). Otras
actividades que podemos realizar son
las siguientes: ·
Jugar
a las adivinanzas para identificar, agrupar, diferenciar sonidos y ruidos. ·
Identificar
sonidos, percibir silencio, discriminar sonido-silencio. ·
Expresarse
a través de la voz, el movimiento... ·
Participar
de forma individual o grupal, en producciones sonoras y musicales
tradicionales (canciones, juegos rítmicos, danzas infantiles...) ·
Descubrir
objetos sonoros o instrumentos a través del sonido y la manipulación de
los mismos. ·
Leer rítmicamente
partes de la cara, del cuerpo... ·
Interpretar sonidos
que indiquen distintos dibujos. ·
Construir
instrumentos sonoros con materiales de desecho. ·
Descubrir
tesoros escondidos a través de rastros de olores que aparezcan en la
clase. ·
Imitar
los movimientos de los músicos de la orquesta y averiguar de que músico
se trata. ·
Distinguir
sonidos de la misma frecuencia producidos por fuentes sonoras distintas
(por ejemplo, una misma nota por un violín y una guitarra). ·
Realizar
dictados rítmicos. ·
Discriminar
sonidos por su intensidad, duración... ·
Jugar
a la gallinita ciega con música, para desarrollar el conocimiento del
otro mediante el tacto. ·
Reproducir
con la voz sonidos fuertes y suaves, largos y cortos, agudos y graves, e
incluso diferentes timbres. ·
Improvisar
sonidos y ritmos con instrumentos musicales. El contenido de las actividades giran en torno a los diferentes
sentidos como núcleo temático, desde una perspectiva globalizada.
Es fundamental que los niños se formen una idea de si mismos, se
acerquen a la naturaleza, manipulen los objetos, se manifiesten por medio
de la expresión corporal, plástica, musical... Todas las actividades, de
carácter lúdico, estarán vinculadas a los intereses del alumnado, para que permitan un
desarrollo de capacidades lo más completo posible. La
Educación Multisensorial a través de la Música es un medio para que los
niños descubran, conozcan y comprendan aquello que configura su realidad,
sobre todo la que está al alcance de su percepción y experiencia. Con
ella, los estimularemos de forma adecuada para que la información que les
llegue del exterior sea la base de posteriores aprendizajes
significativos. Esta educación también servirá para prevenir, detectar
posibles alteraciones y problemas de visión, audición, etc...
Así, las intervenciones educativas compensatorias (para niños que
poseen necesidades educativas especiales)
que realicemos con la Música, serán transcendentales y configurarán
auténticos sistemas alternativos de recepción de la información.
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