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SAMMARTINI, EL HERMANO MAYOR Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Hoy día Giovanni Battista Sammartini goza de mayor fama que Giuseppe Sammartini (protagonista de este disco) aunque sólo sea por aparecer en todos los manuales de Historia de la Música como uno de los creadores de la sinfonía y, por tanto, de importancia capital en la evolución del género y de gran influencia en las sinfonías de Haydn y del joven Mozart. A diferencia de su hermano, que vivió y trabajó en Milán, Giuseppe Sammartini ejerció gran parte de su carrera musical en Londres. Tras unos fecundos años trabajando estrechamente con Handel y junto a otros italianos como Porpora o Galuppi, 1736 será un año crucial en la carrera del milanés ya que es entonces cuando entra al servicio de la familia del Príncipe de Gales como maestro de capilla, cargo que ocupará hasta su repentina muerte y que le proporcionará reconocimiento y prestigio de por vida. Sammartini no sólo fue un compositor conocido en su época sino también un excelente oboísta. Un comentarista contemporáneo llegó a afirmar que el italiano era el mayor oboísta del mundo. De hecho, puede que sean sus conciertos para oboe (junto a los de flauta) los más conocidos y apreciados hoy en día y seguramente los más grabados. Como consecuencia de su inesperada muerte, varias de sus obras quedaron sin publicar, entre ellas, su op. 9 que GLOSSA nos presenta ahora de la mano de La Risonanza y Fabio Bonizzoni, solista y director del conjunto italiano. La partitura original publicada póstumamente en Londres por Walsh en 1754 dice así: “Giuseppe St Martinis’s Concertos for Harpsicord or Organ with the instrumental parts for violins & c.” La obra comprende cuatro conciertos para instrumento de tecla, dos partes de violín y una de bajo. Como vemos, el intérprete puede elegir el instrumento solista y Bonizzoni elige el órgano. No vamos a discutir su decisión, ni poner en duda que el órgano no pueda explotar los recursos musicales de las obras, especialmente cuando éste, un bello Zavarise de 1802, está tocado por un músico de la sensibilidad y destreza del italiano pero la composición en muchas de las páginas parece sugerir la sonoridad y características de un clave más que las de un órgano. La música, sin llegar a la personalidad de un Corelli, ni a la categoría de un Handel, tiene la suficiente inventiva y frescura como para despertar interés en el aficionado. En cualquier caso, estas partituras de herencia handeliana (aunque muy diferentes a las obras análogas del sajón pensadas para un conjunto mucho mayor), sin ser obras imprescindibles, merecen una mayor atención y esta grabación les hace finalmente justicia. La Risonanza hace uso de dos violines, violonchelo y
contrabajo. Quien quiera probar la belleza de la cuidada interpretación
(y composición) sólo tiene que escuchar el Allegro inicial del Concerto
Quarto con esos acariciadores violines del comienzo, el virtuosismo
del solista en la parte central y una musicalidad desbordante por parte de
todos los integrantes del conjunto italiano.
REFERENCIAS: SAMMARTINI, G: Conciertos para órgano, op 9. G. B. SAMMARTINI: Sonatas para órgano. La Risonanza. Fabio Bonizzoni, órgano y director. GLOSSA GCD 921505. Distribuidor en España: DIVERDI. E-mail:
diverdi@diverdi.com
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