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LAKMÉ EN OVIEDO
Oviedo, Teatro
Campoamor. 13 de diciembre de 2003. Delibes: Lakmé. D. Rancatore, R.
Giménez, G. Surian, A. Rivas, R. Rosique. J. Franco, B. Díaz, A. Guerrero,
A. Berri. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), Coro de la
Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera, Dir. musical: P. Halffter.
Dir. de escena: R. Laganà. Coreografía: C. Menéndez y M. Argüelles.
Las representaciones de Lakmé, único título del repertorio
francés presente en la temporada 2003-2004 del Campoamor, se han destacado
por tener uno de los repartos más cuidados de lo que llevamos visto en la
presente temporada: si en otros títulos, junto a las "figuras" siempre
había secundarios que simplemente "cumplieron", aquí todo el reparto
estuvo a un nivel muy homogéneo.
Hay que comenzar hablando por la interpretación que dio del papel titular
la soprano italiana Desirée Rancatore, a la que ya se empieza a ver como
una nueva figura emergente del "bel canto". Ciertamente, parece difícil
encontrar hoy en día una cantante que pueda acometer la dificilísima
"Canción de las campanas" con tanta solvencia y que al mismo tiempo pueda
expresar perfectamente (tanto en lo vocal como en lo escénico) el lado
dulce e ingenuo de su personaje. Puede considerársela la gran triunfadora
de la noche, con el único posible matiz de que el bajo que interpretaba a
su padre Nilakantha, Giorgio Surian, dio una lección aún mayor, si cabe,
de dominio del estilo, dicción francesa y perfecta forma vocal.
En el apartado de lo menos bueno del reparto, aunque sin llegar a
defraudar, estaría el Gérald de Raúl Giménez. El tenor argentino, que sin
duda fue hace años una figura importante, parece estar ya en pleno
declive, aunque aún conserva un registro central de cierta belleza con el
que sabe apianar y construir frases con delicadeza, usando la voz que le
queda. A su estado vocal habría que sumar una dicción francesa "de andar
por casa" y un movimiento escénico "demasiado antiguo", es decir,
envarado. Con todo, algo positivo se le puede sacar aún, por lo que no lo
consideraría un "lunar" en el reparto.
En cuanto a los secundarios, como se ha dicho, el reparto no tuvo fisuras,
y merece la pena mencionarlos a todos: desde Alexandra Rivas, habitual en
todas las temporadas del Campoamor, esta vez en el brevísimo papel de
Mallika (que al menos le da ocasión de cantar el famoso "Dúo de las
flores", interpretado de forma impecable en esta ocasión), Alejandro
Guerrero como Hadji, Javier Franco (sustituyendo a última hora a David
Menéndez) como Fréderic y como las tres damas inglesas (Ellen, Rose y Mrs.
Bentson), respectivamente, Ruth Rosique, Beatriz Díaz y Alicia Berri.
Buena actuación del coro.
La dirección musical de Pedro Halffter, aparte de un primer acto donde
sonó quizás demasiado "mecánico", fue correcta y atenta a los detalles,
sin llegar al nivel de un gran conocedor del repertorio francés como
Reynald Giovaninetti (en el Romeo y Julieta de Gounod de hace dos
temporadas); al menos no desmereció del nivel habitual en el foso del
Campoamor. Muy buena actuación de la OSPA.
La escenografía no tenía más pretensiones que agradar a la vista
representando una India totalmente tópica (como la del propio libreto de
la ópera), con templos de jade y túnicas multicolores, y consiguió
plenamente su objetivo. Por su parte, el ballet en la escena del mercado
del acto II, estando bien realizado, no dejó de parecer un tanto
"postizo", aparte que más parecía estar viendo un circo que una calle de
la India. Con todo, la impresión final que se llevarán quienes asistieron
a esta Lakmé será muy positiva, tanto en lo vocal como en lo
escénico.
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