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Número 47º - Diciembre 2.003


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LEONTINA VADUVA, UNA ARTISTA DE VERDAD

 

Gran Teatro de Córdoba. 8 de diciembre. Gounod: Romeo y Julieta. Massimo Giordano, Leontina Vaduva, Felipe Bou, Carlos Marín, Carlos López Galarza, Mireia Pintó, Eduardo Santamaría, Soraya Chaves, Luis Cansino, Pedro Farrés. Coro de Ópera Cajasur. Orquesta de Córdoba, dirigida por Enrique Patrón de Rueda. Francisco López, director de escena. Producción del Teatro Villamarta.

Por Fernando López Vargas-Machuca.

 Ya en el recital que ofreciera junto a Ismael Jordi hace un par de temporadas en el Villamarta se veía venir: Leontina Vaduva está perdiendo sus facultades vocales. Incomprensible, porque ni su edad es avanzada, ni ha planificado mal su carrera, ni se ha metido en camisa de once varas. En este lapso de tiempo no ha mejorado, como demuestra el hecho de que haya pasado de cantar en los más prestigiosos escenarios operísticos a actuar en Santander y Córdoba sustituyendo a una depresiva Ainhoa Arteta, en la discutible producción de Romeo y Julieta de Gounod realizada por el citado teatro jerezano que ya comentáramos Ángel Riego y quien esto suscribe en su momento.

Sin embargo, la soprano rumana es una artista de verdad. Es decir, que independientemente de que le funcione o no el instrumento, es cantante sensible y musical, conoce perfectamente el estilo, sabe construir un personaje en lo escénico y en lo vocal y tiene cosas propias que decir. Por otra parte este papel lo domina a la perfección, como pone de manifiesto el aplaudido registro en DVD junto a Roberto Alagna (en cedé no lo llegó a grabar porque se interpuso con malas artes una señora llamada Angela Gheorghiu). De ahí que la actuación que le pudimos presenciar en Córdoba, a pesar de sus manifiestos problemas, fuera en conjunto digna y albergara momentos de esa emoción verdadera que sólo aparece con los cantantes de raza. Como además se mueve muy bien sobre las tablas -parece obedecer mejor las instrucciones del director escénico que la más glamourosa y artificial Arteta-, no podemos sino aplaudir su Juliette y desear que supere este bache en su carrera para volver al lugar que le corresponde.

Quien no despierta nuestro entusiasmo es Massimo Giordano. Su voz es sin duda hermosa (salvo en el agudo) y se proyecta por toda la sala con extraordinaria facilidad, pero el artista deja que desear en cuanto a estilo, a todas luces inadecuado, y en cuanto a interpretación, entregada pero monocorde, falta de matices y de sensibilidad. Encima es un pésimo actor. Imposible comprender cómo puede estar este señor tan subido a la parra. Muchísimo mejor que él Felipe Bou, un Fray Lorenzo estupendamente cantado que no hizo añorar al excelente Stephano Palatchi que girara anteriormente con esta producción. Su trayectoria sigue así en admirable ascenso.

El resto del elenco no ha estado ahora, la verdad, muy bien seleccionado, oscilando entre lo plausible (Soraya Chaves, Mireia Pintó) y lo abiertamente malo. Lo mejor de la función fue la dirección del mexicano Enrique Patrón de Rueda, tan fogoso y cálido como de costumbre. Hubo algún que otro desajuste con las voces, pero obtuvo un notable rendimiento de orquesta y coros y logró momentos verdaderamente electrizantes, como el final del tercer acto. Fue él, sin duda, quién mantuvo alto el nivel musical de este Romeo y Julieta del que siempre recordaremos la buena voluntad, la profesionalidad a prueba de bombas y el saber hacer de esa estupenda cantante que, con sus actuales limitaciones, aún sigue siendo Leontina Vaduva.

 

Página del Gran Teatro de Córdoba: http://www.teatrocordoba.com/

Página de Felipe Bou: http://www.felipebou.com/