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WILLIAM CHRISTIE VUELVE A CAMPRA
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su
Curriculum.
Segundo disco de William
Christie en el sello Virgin resultado de su nuevo contrato con la firma
inglesa*. Si en el primero de ellos escuchábamos a Christie al clave junto
al violín de Hiro Kurosaki en Handel, este nuevo registro nos presenta al
americano en el repertorio que le consagró como director y en el que, a
nuestro juicio, prácticamente no tiene rival: el barroco francés.
Compositor nacido en Aix-en-Provence y cronológicamente situado entre
Lully y Rameau no es Campra un autor que haya recibido un especial mimo
por parte de las discográficas aunque desde la pionera grabación de su
ballet L'Europe Galante, allá por 1973, bajo la dirección de Gustav
Leonhardt** no han faltado las grabaciones dedicadas a su figura. Entre
ellas podemos destacar las de Herreweghe, Gardiner, Niquet o las del
propio Christie, que llevaría al disco su ópera Idoménée (en cuyo
libreto se inspiró Mozart para su obra homónima).
Ahora, Christie se ha decantado por la música religiosa del francés y nos
presenta algunos de sus “Grandes Motetes”, obras brillantes y suntuosas
que combinan números corales de gran virtuosismo con arias solistas en una
fórmula a medio camino entre lo operístico y lo religioso. A primera vista
el programa puede no despertar excesivo entusiasmo pero tras escucharlo un
par de veces, hemos de reconocer que William Christie vuelve a dar en la
diana escogiendo obras de gran belleza y variedad en interpretaciones
exquisitas, delicadas y por encima de todo idiomáticas.
El coro de Les
Arts Florissants canta con pulcritud, intensidad y transparencia y es,
como siempre, un instrumento ideal para este repertorio. Por su parte, la
orquesta rebosa carácter y estilo; lo mismo suena con exquisitez y
elegancia como destapa la caja de los truenos en brillantes pasajes donde
metales y percusión son los protagonistas. A diferencia de un Herreweghe
que en sus manos elegancia y suavidad son a veces sinónimos de
aburrimiento, Christie nunca resulta anodino pues sabe como mantener el
interés gracias a una dirección vitalista que nunca pierde fuelle además
de prestar gran atención a los aspectos expresivos de la interpretación
(“Mittat tibi auxilium”).
El reparto vocal es bastante homogéneo aunque esta vez no sea para tirar
cohetes. La soprano Jaël Azzaretti resuelve bien sus arias (de escasa
dificultad) con su voz cristalina y un ligero y atractivo vibrato (“A
custodia”). Lo mismo se puede decir del ubicuo Paul Agnew que con su
pequeña y flexible voz resulta ideal para este repertorio aunque en el dúo
“Impleat Dominus” ambos tenores se muestren excesivamente llorones y
afectados. El resto de voces se acoplan bien al concepto del director y
tienen ocasiones para lucirse como los dos barítonos en el belicoso dúo
“Hi in curibus” (magníficas las trompetas).
William Christie da fin al programa con el “Introitus” de la Messe de
Requiem, una pequeña obra maestra. Es una pena encontrarnos tan
sólo con la primera sección de una partitura que Christie todavía no ha
llevado al disco en su integridad (sí lo han hecho Herreweghe, Gardiner y
Niquet) y además viendo los resultados conseguidos aquí, la cosa es
doblemente lamentable. La primera sección presenta uno de los comienzos
más hermosos dentro de la abundante producción de Misas de Difuntos. La
sección final, que retoma el tema inicial, transmite un intenso y profundo
mensaje de esperanza gracias a una hábil escritura polifónica. William
Christie dirige con una serenidad y un afecto admirables.
En resumen, música de gran belleza, interpretada con maestría, que no sólo
interesará a los amantes del barroco francés. La toma realizada en vivo en
la Cité de la Musique (París) en septiembre de 2002 es modélica. Como
viene siendo habitual en los últimos lanzamientos de Virgin, el disco
viene protegido contra copia ("Copy-Controlled") lo cual puede presentar
problemas de reproducción en algunos lectores.
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* Aunque sigan saliendo títulos suyos en Erato (pronto comentaremos su
reciente Theodora) se trata de los últimos registros hechos con el
sello francés que todavía no habían visto la luz.
** En los atriles de "La Petite Bande" -por aquel entonces recién formada-
se sentaban músicos hoy míticos en el mundo de la música antigua como los
hermanos Kuijken, Bob van Asperen, Ku Ebbinge, Anner Bylsma y Jordi
Savall.
REFERENCIAS:
A. CAMPRA: "Grands Motets" Notus in
Judea Deus, De profundis, Exaudat te Dominus &
Requiem: "Introit". Jaël Azzaretti, soprano. Paul Agnew & Bruno
Renhold, tenores agudos. Nicolas Rivenq, tenor. Andrew Foster-Williams &
Arnaud Marzorati, barítonos. Les Arts Florissants. William Christie,
director. VIRGIN VERITAS 5 45555-2.
www.virginclassics.com/
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