|
¡POR FIN!
Por
Justino
Losada Gómez
Pues sí, prosigue
el sello francés Montaigne Auvidis reeditando joyas de su catálogo de
grabaciones. Si antes fue el Satyricon de Bruno Maderna, el turno
es ahora de La Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo, obra
de las más representativas, pero menos conocidas, de uno de los mayores
representantes de la música del sigo XX, el francés Olivier Messiaen.
La obra ha sido grabada en pocas ocasiones (cabe contar De Leeuw/Auvidis,
que es la ahora comentada, las de Rickenbacker/Koch, Chung/Deutsche
Grammophon, y la descatalogada hace tiempo de Dorati en Decca), por lo que
se agradece especialmente una reedición como esta. La magnitud
interpretativa de la obra solicita una agrupación de considerables
dimensiones. Un coro mixto, siete solistas instrumentales (flauta,
clarinete, piano, violonchelo, vibráfono, marimba, y xilorimba) y una
ingente orquesta con muy nutridas secciones de maderas y metales, con 18 y
17 instrumentistas respectivamente, una extensa sección de cuerda y una
magnificada sección percusiva. Todo ello para elaborar un discurso
virtuosístico al estilo de Chronochromie, lleno de recursos
tímbricos y líneas melódicas coloreadas por el canto de los pájaros pero
de una factura severamente más discreta que en otras de sus más exultantes
obras, como su enérgica Sinfonía Turangalîla, sus alegres
Trois Petites Liturgies de la Présence Divine o su más descriptiva y
expresiva Des Canyons aux Etoiles. La transfiguración recuerda
por esto a ese extraño amplio intimismo propio de Messiaen, más cercano a
La Ascensión o a Et Expecto Resurrectionem Mortuorum.
La Transfiguración surge como respuesta a un encargo de la
Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa que mantuvo ocupado a Messiaen
entre 1965 y 1969. Estrenada el 7 de junio del mismo año, contó con
Mstislav Rostropovich e Yvonne Loriod, esposa de quien firma la obra, y
que también aparece en esta interpretación, dirigidos por Serge Baudo.
El cuerpo de la obra queda dividido en dos grandes secciones paralelas de
siete movimientos cada una. Cada movimiento, con textos extraídos de la
Biblia, de la Summa Teologica de Santo Tomás de Aquino y sobre
todo del Evangelio según San Mateo, es seguido de otros dos que
desarrollan las ideas del primero, terminando con un coral que recopila
las ideas del primero. Cabe remarcar que Messiaen utilizó varias veces
esta distribución de ideas desarrolladas por partes y culminadas con
movimientos de cierre, como ocurre en su Turangalîla.
Qué decir en todo caso de la versión. Si me he referido antes a la escasez
de versiones a comparar estas, lejos de rivalizar, se complementan. Chung
resulta más místico y visionario dejándose bañar por el colorido orquestal
del brillante templo que crea, y cuenta además con Paul Griffths y Harry
Halbreich firmando las notas del disco, De Leeuw es sobrio, anguloso,
acerado y claro, tomándose la obra como un reto arquitectónico del cual
rinden con estupenda soltura las agrupaciones que lidera, el Coro de la
Radiodifusión Belga y el Coro y la Orquesta de la Radio Holandesa de
Hilversum. El papel de los solistas es igualmente excelente por lo que
esta versión se encuentra entre uno de los registros más representativos a
la par que solicitados de la obra. Si bien los solistas de Chung son
mejores, el papel de Loriod con De Leeuw imprime una aproximación certera
e irrefutable a la voluntad del compositor.
Hay que felicitar, igualmente, a Montaigne/Auvidis por la vuelta a las
reediciones en cajas de cds normales, evitando esos estuches de cartón que
deterioraban los discos y se rompían con facilidad.
REFERENCIAS:
MESSIAEN: La Transfiguration de Notre Seigneur Jésus-Christ
Loriod, Muruzábal, Van der Loo, De Boer, Prommel, Stotÿn, De Vlieger, Van
Gijsegem, Holthaus. Koor van der BRT Bruxelles. Groot Omroepkoor & Radio
Symfonie Orkest Hilversum. Reinbert de Leeuw, director.
NAÏVE / MONTAIGNE MO 782170 - AD100
Página web:
www.naiveclassique.com
|