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EL ÚLTIMO MOZART DE BERNSTEIN
Por
Angel Riego Cue.
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Curriculum.
Dentro de la
colaboración que en sus últimos años mantuvo Leonard Bernstein con la
Filarmónica de Viena, que se tradujo en una gran cantidad de grabaciones
para la Deutsche Grammophon, no podía faltar un programa con obras de
Mozart, siendo la de Viena la orquesta mozartiana por excelencia. Entre
1981 y 1988 se grabaron 8 sinfonías, que ahora aparecen por primera vez
juntas en un álbum, en la nueva serie "Trío", que como su nombre indica se
compone de álbumes de 3 discos. Previamente existió un triple CD que
reunía las 6 últimas pero dejaba fuera la 25 y la 29,
incluidas también aquí.
Si la Filarmónica de Viena es "a priori" la mejor orquesta para Mozart, no
podía decirse, de entrada, lo mismo del director, pues normalmente se
relaciona a Bernstein más con la música de los siglos XIX y XX que con el
XVIII, y dentro del Clasicismo más con Haydn que con Mozart, pese a que
estas sinfonías ya las había grabado en su etapa neoyorkina para CBS, hoy
Sony Classical.
El Mozart de Bernstein es sutil, sofisticado (quizá en exceso), y
afortunadamente nunca cae en el efectismo o en la contundencia, que esta
música soporta mal, pese a lo cual es un defecto frecuente en directores
que vengan del campo "romántico", como Karajan. En su debe hay que apuntar
que es un Mozart muy sombrío, pesimista, sin esa "chispa" de encanto que
se asocia típicamente a lo mozartiano.
Los resultados obtenidos dependen del carácter de cada sinfonía, pues los
modos de Bernstein le sientan mejor a unas que a otras, y en parte de la
cronología de las grabaciones, pues parece lógico que en sus últimos años
de vida el lado sombrío y pesimista se acentuara.
Así, el mayor logro de este ciclo nos ha parecido la nº 38, "Praga"
(grabada en octubre de 1985), una de las grandes versiones de la obra,
junto a las clásicas de Walter o Klemperer, y posiblemente la mejor
grabacióm moderna que haya hecho de ella la Filarmónica de Viena (superior
a la de Böhm e infinitamente superior a la de Levine, ambas también para
DG): aparte de la proverbial exquisitez de la orquesta y de la elegancia
de la dirección de Bernstein, aquí hay brío, sentido teatral (no olvidemos
que a esta obra se la considera una sinfonía "operística", llena de
reminiscencias del Figaro y del Don Giovanni) y, sin
perder la delicadeza propia de Bernstein, el primer movimiento está
resuelto "con mucho garbo", en el Andante asoma el dramatismo y el Finale,
aunque algo más serio de la cuenta, está matizadísimo y permite corroborar
la descripción que decía que este movimiento es un diálogo entre tres
personajes reconocibles (lo que ni por asomo ocurre en Levine).
La nº 35 "Haffner" podría haber estado a la misma altura si no
fuera por un primer movimiento algo rutinario: al estar grabada en vivo
(octubre de 1984), en el "Allegro con spirito" inicial las cosas no acaban
de funcionar, parece que orquesta y director se conforman con que todo
esté en su sitio. Pero en el resto de la sinfonía, la mejoría es notable:
un Andante pleno de delicadeza, un Minueto impecable, donde hay incluso
humor, y un Finale arrollador.
Otro de los grandes logros de este ciclo es la nº 41, "Júpiter",
obra muy difícil con la que se han estrellado muchos directores, siendo un
defecto muy frecuente el hacerla demasiado "expeditiva", sonando a
"militar" (como, por ejemplo, la lamentable interpretación que grabara
Böhm para su ciclo con la Filarmónica de Berlín). Afortunadamente, nada
tiene que ver el sutilísimo Bernstein con esos modos, y nos entrega una
versión majestuosa sin ser contundente, que tiene "vuelo" en el Allegro
vivace inicial, delicadeza poética en el Andante, un Minueto hecho con
mucho "tacto" y un Finale donde consigue un ambiente de misterio que lo
emparenta con La Flauta Mágica (recordemos que los finales de
sinfonía y ópera son muy parecidos, ambos con un tema de tres notas que se
suele relacionar con "lo masónico").
La famosa nº 40, grabada al igual que la "Júpiter" en
enero de 1984, es muy original, no se podría tomar como una referencia
pero se escucha con gran interés. El primer movimiento es mucho más
tranquilo de lo habitual, pero sin necesidad de correr ni de contundencias
sonoras vemos aquí anunciada una tragedia. Ese ambiente "sombrío" (que a
esta obra no le queda mal) se mantiene en un Andante fino y "mahleriano",
casi fantasmagórico, un sutilísimo Minueto y un Finale donde se ve el
"conflicto" de la música sin necesidad de una mayor velocidad. Como
mínimo, convence, aunque preferiríamos antes otras (la también muy "sui
generis" de Furtwängler o las más ortodoxas de Walter, Szell, Böhm con la
misma Filarmónica de Viena, etc.).
Convence menos la nº 39 (la primera en grabarse: octubre de
1981), dentro de una atmósfera de "lejanía" que suena casi fantasmagórica,
nuevamente nos recuerda a Mahler: dentro de lo sombrío, tiene personalidad
y sutileza de matices. Lo más logrado puede ser el Minueto o la repetición
del Finale, aun reconociendo que estamos ante una versión "sui generis"
que puede no gustar a todo tipo de público. Y tampoco la nº 36
"Linz" (grabada, como la "Haffner", en octubre de 1984)
estaría entre las más recomendables: a pesar de la sutileza de Bernstein y
de algún hallazgo tímbrico interesante, le falta ese optimismo mozartiano
que le sabía dar a esta obra Bruno Walter, uno de los directores de
referencia para todas estas sinfonías.
Las dos últimas en grabarse fueron la 29 (en septiembre de 1987)
y la 25 (en octubre de 1988), y en su día aparecieron en un CD
suelto junto con el Concierto para clarinete del mismo Mozart. La
29 es de nuevo sutil y refinada, aunque se pase un poco de
sombría, no obstante tiene un gran interés. La 25 es una versión
muy personal y heterodoxa, y aunque en el primer movimiento no aburre en
ningún momento, cuando llega el Finale la ausencia del típico humor
mozartiano puede llegar a cansar, la sinfonía suena "demasiado seria".
En resumen, tenemos un ciclo con aciertos y errores, que no desplazará a
las grabaciones clásicas de las últimas sinfonías de Mozart (en cabeza
Bruno Walter y Otto Klemperer, luego Josef Krips...) pero que puede tener
su interés para el aficionado que busque una grabación moderna de estas
obras, que no hará falta decir que hay que tener en cualquier discoteca en
una u otra versión. Su competidor principal entre las grabaciones
digitales podrían ser las 6 últimas grabadas por Kubelik con la Radio de
Baviera, actualmente difíciles de encontrar.
La grabación digital (aunque el sonido sea menos nítido de lo esperable en
un DDD), la presencia de la siempre suntuosa Filarmónica de Viena y el
hecho de que se respeten todas las repeticiones (la "Júpiter"
llega a durar 38 minutos) pueden ser otros alicientes que atraigan el
interés del aficionado por estos discos, cuya duración es muy generosa,
superando uno de ellos los 81 minutos.
REFERENCIAS:
MOZART: Sinfonías 25, 29, 35, 36 y
38-41.
Orquesta Filarmónica de Viena.
Dir: Leonard Bernstein
DG Trio 474 349 (3 CDs)
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