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EL ÚLTIMO HOROWITZ
Por
Rubén Flórez
Bande
La Deutsche
Grammophon también ha decidido sacar un lanzamiento conmemorativo del 100º
aniversario del nacimiento de Vladimir Horowitz. Al igual que el
lanzamiento de Sony que comentábamos hace dos meses, este de D.G. también
consta con dos CD´s y un DVD.
Estos discos están formados por piezas que ya había grabado el maestro
ruso para el sello amarillo (extraídos de los álbumes "Horowitz at Home",
"Horowitz, the last romantic", "The studio recordings, New York 1985" y "Horowitz
in Moscow"), entre los años 1985-88 y alguna que otra grabación inédita.
El primer disco comienza con adaptaciones de Liszt de obras de Schubert,
como el Valse-Caprice Nº 6 o la Serenata del
Schwanengesang (Canto del Cisne), obras estas vistosas y algo
ensoñadoras, pero que en las manos del último Horowitz se nos hacen
demasiado expresionistas y contundentes. De Liszt también se incluye el
Valse oublieé Nº 1 muy bien rubateado, pero aún así demasiado
"machacón".
Scriabin, caballo de batalla de Horowitz (seguramente su mejor traductor),
también aparece incluido en esta selección, aparecen dos Estudios:
el Nº 12 del Op. 8 y el Nº 1 del Op. 2, muy bien tocados, no se podía
esperar menos de él, con una bravura de las que ya no abundan, sin rastro
del Scriabin "matemático" que se hace en nuestros días, y todo esto, con
82 años, ahí es nada.
Del Schubert original para piano, Horowitz nos ofrece un bien recreado y
entendido Impromptu D 935, Nº 3 con unas muy conseguidas
variaciones. La Marcha militar en arreglo de Carl Tausig suena
como si fuese un desfile de elefantes, qué manera de percutir la mano
izquierda del pianista ruso (sólo faltaba escuchar unos cañones de fondo),
totalmente fuera de sitio.
Horowitz fue uno de los primeros pianistas, que no clavecinistas, en subir
a los escenarios las sonatas de Scarlatti, y este compositor a su vez se
volvió otro de sus fetiches, aquí se incluye la Sonata L.224
totalmente fuera de sitio, claro está, ni rastro del sentido historicista,
pero con grandes dosis de melodía y de juegos de agógicas.
También sentía un gran respeto por la figura de Busoni y por sus arreglos
de obras de Bach y las cadenzas que incluía en algunos conciertos. En este
disco se puede escuchar el arreglo de Busoni del coral de Bach "Nun
komm, der Heiden Heiland", una versión quizás algo almibarada.
El primer disco se completa con extractos del disco "Horowitz in Moscow",
el recital que dio en la Sala Sinfónica del Conservatorio de Moscú en su
retorno a Rusia en 1986. Se han seleccionado dos Preludios de la Op. 32 de
Rachmaninov,
en los que el pianista, como gran admirador del compositor (con el que
estudió algunas de sus obras) vuelve a sentar cátedra. Algo menos lograda
está la Polca de W.R, demasiado arrogante. También en el mismo
concierto tocó el Soneto 104 del Petrarca de Liszt con alguna que
otra distensión dinámica. De Chopin, "su gran respetado" compositor, toca
una delicada Mazurca No. 4 de la Op. 30. Y también, cómo no, no
podía faltar "su" propina, el "Ensueño" de las Escenas de Niños
de Schumann, simplemente mágica.
Horowitz tenía en repertorio muy pocos conciertos: el "Emperador"
de Beethoven, los dos de Brahms, el Primero de Tchaikovsky, el 3º de
Rachmaninov y muy poco más. En 1987, cuando contaba con 84 años grabó por
primera vez el Concierto Nº 23 de Mozart, algo curioso porque
Mozart es uno de los compositores más juveniles, así debía de sentirse él.
Con este concierto comienza el segundo CD, le acompaña la Orquesta de la
Scala de Milán a las órdenes de Carlo Maria Giulini.
Este Mozart es claro, pero no es Mozart, los acordes arrebatados parecen
ya de obras románticas, el sentido clasicista no aparece por ningún lado,
la ironía, la digitación (pese a la edad), el fraseo sí están en su sitio,
pero tanta contundencia resta claridad. La dirección de Giulini, muy
sosegada, intenta plegarse a las intenciones del "divo". Posiblemente el
segundo movimiento sea lo más logrado, con ese "tempo di siciliana" que
Giulini entiende tan bien.
Otra obra de gran formato (y esta sí la había grabado anteriormente para
CBS-Sony), es la Kreisleriana de Schumann, obra "rara", basada en
un personaje de E.T.A. Hoffmann. Aquí Horowitz, como gran conocedor del
mundo romántico, se muestra más acertado que en Mozart en este sentido,
pero la versión flaquea por los defectos anteriores y por la excesiva
contundencia en los pasajes rápidos, elección de tempi caprichosa... pero
aún así, a esos años, ya era un logro que se enfrentara a estas piezas.
El CD se completa con grabaciones inéditas, como el Rondó K.511
de Mozart, que se tenía que haber incluido en el disco "Horowitz at Home"
pero que el pianista decicidió quitar, otra vez un Mozart claro, pero
fuera de sitio. Otra rareza es el propio arreglo de Horowitz del "Ehemal"
de Liszt, muy bien tocado, aquí sí plenamente en el sentido romántico. Y
la última "rareza" es el Momento musical Nº 3 de Schubert, tomado
en vivo, en Hamburgo en 1987, aquí el pianista se olvida de su condición
de "divo" y nos brinda esta pieza con total ingenuidad.
En conjunto dos discos en los que se nos muestra al gran técnico (pese a
la edad), con sus manías, que en los últimos años se encontraba más a
gusto tocando obras de pequeño formato que en las grandes.
El lanzamiento se completa con un DVD, como en el caso de la edición de
Sony, pero aquí la duración es más generosa. El video titulado "Horowitz
plays Mozart" nos muestra las sesiones de grabación, en Milán, del
comentado Concierto Nº 23 de Mozart. Un documento de gran valor
histórico donde, aparte de interpretar el concierto íntegro y ver como se
desenvolvía el pianista, nos aporta ciertos comentarios de música en
general y de Mozart en particular.
El que tuvo, retuvo.
REFERENCIAS:
"The magic of Horowitz". Varios compositores.
Vladimir Horowitz. Piano
DG 474 334-2 (2 CD´s + 1 DVD )
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