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PARÍS A LOS PIES DE LA GRIEGA
Por
Paco
Bocanegra
El sello rojo,
consciente de haber encontrado en Maria Callas un filón inagotable,
continúa con sus ediciones de veladas y recitales no oficiales, en esta
ocasión un famoso recital de Paris de 1963 (con la adición de un registro
de mala calidad sonora e incompleto de Ah! Perfido de Beethoven)
donde la diva del siglo XX obró milagros de diversa índole.
Acogida ya con entusiasmo en la capital gala en una famosa gala de 1958,
el reencuentro de Callas con los franceses en el Théatre des Champes-Elysées
provocó el delirio y selló una estrecha relación entre la ciudad y la
soprano hasta su prematura desaparición. Si en 1958 Callas se hallaba
todavía en la cumbre de sus facultades, este recital la capta en una época
en la que sus apariciones en escena se habían reducido drásticamente y
ciertos síntomas de deterioro vocal ya se hacían patentes, al tiempo que
se dedicó intensamente a los recitales.
Hablar de decadencia vocal a propósito de este recital, sin embargo, sería
caer en una limitación crítica imperdonablemente vulgar, pues la soprano
está simplemente sublime. El bloque inicial dedicado a Rossini ("Bel
raggio lusinghier" de Semiramide y "Nacqui all'affano… Non più
mesta" de La Cenerentola) realmente no aportan nada a sus
retratos ya ofrecidos de ambos personajes, y en el primero se muestra algo
fría. El resto, sin embargo, es oro colado, un eximio ejemplo de cuanto el
canto, a través de su excelencia ejecutiva, no es una mera sucesión de
sonidos bien emitidos y bellos sino un compendio musical mucho más vasto
que esta cantante supo desentrañar como muy pocas.
El repertorio francés viene representado por Manon ("Adieu, notre petite
table") y Charlotte ("Werther! Qui m'aurait dit… Des cris joyeux") y la
interpretación es de una indescriptible capacidad de penetración
psicológica en los personajes y emotiva en el oyente. La voz, cálida y
apasionada, viene emitida con absoluto dominio y propiedad en la dicción y
el acento, señalando un hito en los registros de ambas piezas, por encima
de las efectuadas en estudio por la soprano. En un espectacular salto de
repertorio, con "Ben io t'invenni… Anch'io dischiuso un giorno" de
Nabucco, Callas nos demuestra que la suya, de haber dispuesto de una
grabación completa de buena calidad sonora, habría sido la referencia
indispensable para Abigaille. Impresionante "Su me stessa rovina, sdegno
fatal!".
Es con Puccini cuando el público, literalmente, ruge. En su descargo
afirmar que escuchar en vivo a Callas cantar plenamente confiada "Quando
men vo" de Musetta en La Bohème para pasar a "Tu? Piccolo iddio!"
de Madama Butterfly -de un dramatismo sobrecogedor- y su habitual
propina "O mio bambino caro" es una ocasión realmente histórica.
La conmovedora grabación de Ah! perfido de Beethoven mencionada,
tomada sin duda a escondidas durante un ensayo en el que la propia Callas
toca al piano, completa este disco recomendable para amantes de Callas en
particular y a personas amantes de todo lo bello en general.
REFERENCIAS:
"MARIA CALLAS: LIVE IN PARIS 1963 & 1976"
EMI 7243 562685 2 4
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