Revista mensual de publicación en Internet
Número 48º - Enero 2.004


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
El lector opina
Web del mes
Tablón anuncios
Suscribir
Buscar
 

 

PARÍS A LOS PIES DE LA GRIEGA

Por Paco Bocanegra

          

El sello rojo, consciente de haber encontrado en Maria Callas un filón inagotable, continúa con sus ediciones de veladas y recitales no oficiales, en esta ocasión un famoso recital de Paris de 1963 (con la adición de un registro de mala calidad sonora e incompleto de Ah! Perfido de Beethoven) donde la diva del siglo XX obró milagros de diversa índole.

Acogida ya con entusiasmo en la capital gala en una famosa gala de 1958, el reencuentro de Callas con los franceses en el Théatre des Champes-Elysées provocó el delirio y selló una estrecha relación entre la ciudad y la soprano hasta su prematura desaparición. Si en 1958 Callas se hallaba todavía en la cumbre de sus facultades, este recital la capta en una época en la que sus apariciones en escena se habían reducido drásticamente y ciertos síntomas de deterioro vocal ya se hacían patentes, al tiempo que se dedicó intensamente a los recitales.

Hablar de decadencia vocal a propósito de este recital, sin embargo, sería caer en una limitación crítica imperdonablemente vulgar, pues la soprano está simplemente sublime. El bloque inicial dedicado a Rossini ("Bel raggio lusinghier" de Semiramide y "Nacqui all'affano… Non più mesta" de La Cenerentola) realmente no aportan nada a sus retratos ya ofrecidos de ambos personajes, y en el primero se muestra algo fría. El resto, sin embargo, es oro colado, un eximio ejemplo de cuanto el canto, a través de su excelencia ejecutiva, no es una mera sucesión de sonidos bien emitidos y bellos sino un compendio musical mucho más vasto que esta cantante supo desentrañar como muy pocas.

El repertorio francés viene representado por Manon ("Adieu, notre petite table") y Charlotte ("Werther! Qui m'aurait dit… Des cris joyeux") y la interpretación es de una indescriptible capacidad de penetración psicológica en los personajes y emotiva en el oyente. La voz, cálida y apasionada, viene emitida con absoluto dominio y propiedad en la dicción y el acento, señalando un hito en los registros de ambas piezas, por encima de las efectuadas en estudio por la soprano. En un espectacular salto de repertorio, con "Ben io t'invenni… Anch'io dischiuso un giorno" de Nabucco, Callas nos demuestra que la suya, de haber dispuesto de una grabación completa de buena calidad sonora, habría sido la referencia indispensable para Abigaille. Impresionante "Su me stessa rovina, sdegno fatal!".

Es con Puccini cuando el público, literalmente, ruge. En su descargo afirmar que escuchar en vivo a Callas cantar plenamente confiada "Quando men vo" de Musetta en La Bohème para pasar a "Tu? Piccolo iddio!" de Madama Butterfly -de un dramatismo sobrecogedor- y su habitual propina "O mio bambino caro" es una ocasión realmente histórica.

La conmovedora grabación de Ah! perfido de Beethoven mencionada, tomada sin duda a escondidas durante un ensayo en el que la propia Callas toca al piano, completa este disco recomendable para amantes de Callas en particular y a personas amantes de todo lo bello en general.



REFERENCIAS:

"MARIA CALLAS: LIVE IN PARIS 1963 & 1976"
EMI 7243 562685 2 4