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EL "FIDELIO" DE RATTLE
Por
Angel Riego Cue.
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Tras la
publicación del ciclo de las 9 sinfonías (comentado en el número de junio
de 2003 de esta revista), Rattle continúa sus andanzas por Beethoven con
la única ópera de este autor, Fidelio, grabada en sesiones de
concierto en Berlín hace aproximadamente un año (abril de 2003) después de
haberla escenificado con el mismo reparto en el Festival de Pascua de
Salzburgo. Al igual que en el ciclo sinfónico se utilizó una nueva edición
crítica de las partituras, la de Norman del Mar, aquí se anuncia que se
sigue la nueva edición publicada por Bärenreiter.
Fidelio ha sido llevada al disco muchas veces, y hay varias
grandes versiones, que tradicionalmente se agrupaban en dos enfoques: o
bien una interpretación plenamente romántica donde la obra es el
precedente de los dramas wagnerianos (como puede ser el caso de las
grabaciones de Furtwängler o Klemperer, normalmente consideradas "las
referencias", o también de la más discutible pero interesantísima de
Bernstein) o bien estamos ante un "singspiel" no tan alejado de La
Flauta Mágica (un camino seguido en otras afamadas grabaciones como
las dirigidas por Erich Kleiber o Fricsay).
Después de todo lo que se ha dicho sobre esta obra, parece que a toda
nueva grabación (al menos si está realizada por un director "estrella" y
no un mero artesano) se le exige que aporte algo distinto, algo original;
claro, el problema es si no hay nada nuevo que decir y entonces hay que
buscar las "originalidades" donde sea.
Ese nos ha parecido que es el caso de Rattle, quien comienza bien, con una
Obertura fresca, viva, y observando matices dinámicos en los que nadie se
suele fijar, pero que pronto parece sin rumbo: aria de Marzelline
demasiado "contundente", Cuarteto nº 3 llevado a velocidad vertiginosa,
luego el "aria del dinero" de Rocco bien dirigida, con sentido del humor y
cierta "chispa", pero donde ya aparecen unas pausas exageradísimas, donde
la música queda un instante en silencio en medio del parlamento de un
personaje, como si quedara pensativo sobre qué decir a continuación: un
"recurso expresivo" que aparecerá también, aumentado, en el Trío "Gut,
Sönchen, gut" y en el Dúo entre Pizarro y Rocco "Jetz, Alter, jetz", en
este último unido a unos contrastes dinámicos asimismo muy exagerados. Y
aún queda lo peor: una Marcha de Pizarro dirigida de la forma más
expeditiva posible, como si le diera asco esta música (que otra cosa muy
distinta es que dé asco el personaje) y el aria del mismo Pizarro donde
Rattle confunde dramatismo con exceso de decibelios (algo que parece la
herencia de Karajan, que aún perdura). Mejor dirigida, con indudable
delicadeza, está el aria de Leonore, y en el final de acto, Rattle
ralentiza el tempo para dar una sensación de "éxtasis" pero, con todo, el
resultado le queda algo trivial.
El segundo acto parece, en conjunto, mejor dirigido, sin necesidad de
tantos experimentos. El ambiente "tétrico" de la escena de la prisión está
bien conseguido. En el dúo "O Namenlose Freude", lentísimo, que recuerda
mucho al de la grabación de Klemperer, parece que Rattle quisiera de nuevo
detener el tiempo y dar la sensación de "éxtasis", con un resultado que
pretende ser "muy poético". El final del acto vuelve a pecar un poco de
trivial. En fin, una dirección que seguramente gustará a los fans de
Rattle, que la encontrarán originalísima y genial, aunque por aquí no nos
haya convencido tanto; eso sí, le reconocemos que la obra puede seguirse
con agrado y nunca aburre.
En cuanto al reparto, podemos decir que todos cumplen con correción y que
no se les pueden poner graves reparos, únicamente que en la comparación
con lo escuchado en grabaciones de la última década (no digamos ya de
todos los tiempos) terminan sabiendo a poco. Así, Angela Denoke demuestra
como Leonore que tiene "madera" de buena cantante, con un gran caudal de
voz que a veces tiene problemas para controlar, y sabiendo dar dramatismo
a su papel, con una interpretación en la que quizás habría que pulir
cierta dureza. Pero claro, si recordamos a Deborah Voigt o a Waltraud
Meier, la Denoke queda inevitablemente por debajo de ellas. A menor nivel
estaría el Florestán de Jon Villars, que pasa más de un apuro con su
dificilísima parte, pero aún así no baja de lo digno; nuevamente, la
comparación con Ben Heppner o incluso con Plácido Domingo (admitiendo en
este último que en el repertorio alemán no suele estar muy centrado
estilísticamente) es desfavorable para Villars. La pareja
Marzelline-Jacquino formada por Juliane Banse (algo "matronil") y Rainer
Trost cumple con corrección, pero aun así se han escuchado parejas mejores
contando solamente las grabaciones recientes (Norberg-Schulz y Schade con
Colin Davis, o Ziesak y Heilmann con Dohnanyi). El Pizarro de Alan Held es
al menos correcto, el Fernando de Quasthoff se oye muy lejano (es más
satisfactoria su prestación con Davis) y lo mejor, el Rocco del
veteranísimo Laszlo Polgar. A muy buen nivel el coro Arnold Schoenberg. En
esta grabación los diálogos se han reducido al mínimo y, por supuesto, no
hay obertura Leonora III antes de la escena final, al ser un
añadido de "la tradición". Los discos vienen protegidos contra copia.
En resumen, una grabación para los que busquen un Fidelio "distinto" o
pretendidamente original, pero que para nuestro gusto no entraría entre
las grandes versiones, ni siquiera contando sólo las digitales de los
últimos años. Entre estas últimas, la más interesante nos parece la de
Colin Davis, que tiene posiblemente la mejor dirección de todas las
digitales, con la pareja protagonista Voigt-Heppner y un reparto bastante
redondo excepto por los papeles de Rocco y Pizarro. Junto a ella estaría
la de Barenboim, que "experimenta" con la obra (cambia la obertura por la
Leonora II, incluyendo la "auténtica" como apéndice, y altera el
orden de los dos primeros números), con una buena dirección en línea
"klempereriana" pero que acaba haciéndose algo monótona, y con el reparto
quizá más redondo de todas las grabaciones digitales de esta obra. A
continuación estaría Haitink, con dirección poco amena pero con algunas
grandes figuras en el reparto (Norman, Moll, etc.) y después de todas
ellas estarían otras, como la de Dohnanyi o la presente de Rattle. Eso
referido, como hemos dicho, sólo a las grabaciones de la "era digital",
por no hablar de las grandes de todos los tiempos, citadas más arriba.
REFEERENCIAS:
BEETHOVEN: Fidelio
Angela Denoke (Leonore), Jon Villars (Florestán), Alan Held (Don Pizarro),
Laszlo Polgar (Rocco), Juliane Banse (Marzelline), Rainer Trost (Jaquino),
Thomas Quasthoff (Don Fernando).
Coro Arnold Schoenberg de Viena, Orquesta Filarmónica de Berlín.
director: Simon Rattle
EMI 7243 5 57559 2 6 (2 CD's)
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