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Número 6º - Julio 2000


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LA DIGITACIÓN PIANÍSTICA 

Por Rocío Cuenca Antón.

   A lo largo de varios artículos nos encargaremos de exponer este tema, intentando que sea provechoso, y amplíe nuestro conocimiento de una de las partes integrantes dentro del estudio de una obra.

        Por digitar entendemos seleccionar el orden sucesivo o simultáneo de los dedos que deben ejecutar una obra musical. Al conjunto de cifras resultante la denominamos digitación. 

Ahora veremos la opinión acerca del tema que tienen algunos de los más grandes compositores:

· J.S. Bach: Es preciso poner el dedo conveniente, sobre la tecla exacta, en el momento preciso.

· Hummel: Sin una digitación justa y cómoda, es imposible mantener una ejecución perfecta.

· H. Neuhaus: La mejor digitación es la que permite interpretar lo más exactamente posible una y la que corresponde más exactamente a su sentido.

Tras ver estas breves opiniones acerca de algunos de los más grandes compositores, pasaremos a tratar su evolución histórica: 

La evolución de la digitación está supeditada a varios factores interrelacionados entre sí: los instrumentos de tecla, la escritura compositiva, la técnica pianística.

 Durante la época clavecinística no existían unas normas estables en cuanto a digitación se refiere, lo que sí se observa, son unas series de pautas que seguían de manera común los instrumentistas. Señalaremos algunas:

  Atacar las teclas por su borde, junto a la poca longitud de los instrumentos antiguos, hacía que los dedos más cortos quedasen excluidos (pulgar y meñique). La poca resistencia que ofrecía por parte de las teclas favorecía la digitación cruzada.

 La época posterior a la clavecinística la podríamos dividir en dos grandes etapas:

 Ø     De mediados del siglo XVIII a mediados del XIX.

 Destaca la figura de Czerny, por ser el primero en establecer unas normas estables en cuanto a digitación. Entre ellas destacan:

-      la utilización del pulgar como único pivote de la mano,

-      el mismo dedo no debe usarse en dos o más teclas seguidas,

-      el pulgar y el meñique no deben usarse sobre teclas negras,

-      el empleo de dedos diferentes en notas repetidas para favorecer la percusión en una nota,

-      la utilización de la sustitución muda para favorecer el legato...

 Todas estas normas iban acompañadas de la independencia absoluta de la mano, con respecto a la mano, muñeca y brazo. A esto se le denominó posición fija. Este período dentro de la digitación se conoce con el nombre de digitación racional.

 

Ø     De mediados del siglo XIX hasta nuestros días.

Esta época se caracteriza por un mayor desarrollo de la escritura, por lo que se produce un desarrollo en la digitación.

Asimismo, destaca la mayor integración de la mano y el brazo dentro de la ejecución pianística; la mejora en la técnica del pedal, lo cual favorece a la mayor libertad antes mencionada...

Al empuje de esta evolución influyen sobre todo, los grandes compositores para piano del Romanticismo (que es cuando se produce el apogeo de la escritura y técnica pianística), entre los más destacados se sitúan Chopin, Liszt y Brahms. Ellos impulsan unas series de normas que son las que constituyen la base o se podría decir, la digitación tal y como la entendemos hoy día.

 Ahora vamos a remitirnos a lo que más nos atañe: el papel que ocupa la digitación   en el estudio de una obra.

 A  la hora de digitar, hemos de tener presente que la digitación  respete el contenido musical de la obra y que sea cómoda de realizar. Además de ello, hay que contar con una serie de factores a saber: previsión, simultaneidad y pedalización.

 Cuando hablamos de respetar el contenido musical de una obra debemos saber que es lo que abarca concretamente tal afirmación.

 Hemos de distinguir varios puntos de articulación, tempo, dinámica, ritmo, estilo y carácter.

 En la articulación, si queremos hacer legato en grupos de dos notas, será conveniente utilizar los mismos dedos para cada grupo; si bien lo que queremos es separar grupos de legato, entonces evitaremos la digitación repetitiva (aquella en la que los dedos se suceden de forma natural) para sustituirla por la cruzada (aquella en la que se rompe la sucesión natural de los dedos, dejando paso a que el pulgar se cruce por en cima o debajo de éstos). En  cambio, dentro de un mismo legato, no se deberá utilizar la digitación repetitiva, porque se rompería la unión entre un sonido y otro.

 Otro de los recursos para la realización del legato, es el deslizamiento  (resbalar el dedo de tecla a tecla, generalmente de negra a blanca). Si queremos conseguir un buen legato será conveniente la utilización de la digitación repetitiva.

 Con respecto al tempo, la primera observación lógica a la que todos llegamos es que cuanto mayor sea la velocidad de la pieza, mayor número de dedos habrá que emplear y a la inversa, ya que por medio de una digitación, podremos controlar la velocidad de un determinado pasaje.

 En referencia a la dinámica, podemos distinguir entre dedos fuertes (pulgar, índice y anula) y dedos débiles (los restantes). De esta distinción sacamos la conclusión  que para obtener un forttísimo,  es muy útil la utilización de los dedos fuertes.

 Si queremos obtener un control dinámico en el legato, intentaremos no perder el contacto de los dedos con las teclas, trasladando así el peso del brazo de una tecla a otra. Con los grupos de valoración especial, controlaremos mejor su dinámica en forte si utilizamos los dedos pulgar y medio.

 Al digitar, hemos de tener presente la época en la que vamos a tocar y, por tanto, el estilo a respetar en lo que  a digitalización se refiere. Por ejemplo, el paso del pulgar sobre el meñique es propio de Liszt, pero no de Mozart ni Beethoven, aunque en el caso de éste último es excepcional porque su genialidad hace que su escritura vaya muy por delante de las posibilidades que le ofrece el instrumento con el que cuenta (el pianoforte); por tanto esto tiene una clara repercusión sobre la digitación, no yendo esta a la par de su escritura.

 Por último, hablaremos un poco del carácter y lo haremos a través de un ejemplo.

 En la Sonata op.32 nº2, en el primer movimiento, observamos cómo el autor lo que pone de manifiesto es el terrible estado interior de su psique,  donde destaca la lucha que hay por parte de la voluntad contra la fatalidad. Esto lo podremos comprender mejor si utilizamos una digitación global en la que entendamos que en los compases 2º, 3º, 4º y 5º, hay tres frases globales, por tanto nos interesará una digitación que no separe demasiado los grupos de dos, sino que vaya más enfocada a lo anteriormente dicho, es decir, evitar una clara digitación repetitiva y utilizar en su lugar una digitación correlativa, aunque se separe brevísimamente entre los grupos de dos notas.

 En nuestro próximo artículo seguiremos profundizando en la digitación, encargándonos esta vez de analizar las características respecto a la comodidad de realización.  

Bibliografía:

- NIETO, A.: La digitación pianistica. Mira editores. Colección: Mater Música. Distribuido por Editorial Boileau. Tel-Fax 93 2155334 E-mail: boileau@cambrabcn.es Página web: http://www.cambrabcn.es/boileau

Nota del editor: De especial interés es este libro que se cita (Albert Nieto) por su gran valor pedagógico y su amplia cantidad de ejemplos. Lo recomendamos como imprescindible en la biblioteca del pianista. Éste artículo se puede considerar una síntesis muy personal de éste magnífico libro.