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Número 71º - Diciembre 2.005


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PLÁCIDO GRABA SU TRISTÁN

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

La primera vez que leí que la gran ilusión de Plácido Domingo era cantar el Tristán de Wagner fue por los años 80, cuando se rumoreaba que Solti lo grabaría con él y Jessye Norman, para sacarse la espina de la floja grabación de este título wagneriano realizada por el maestro húngaro en 1960. El proyecto nunca se realizó y, cuando Solti murió, se disponía a grabar por fin su segundo Tristán, pero con Ben Heppner como protagonista. No obstante, en el colmo del despropósito, llegó a leerse por parte de algún "crítico" que el Tristán de Kleiber (véase crítica adjunta en este mismo número) era el que había que tener de momento, mientras llegara el de Solti con Domingo.

Ha sido por fin en 2004 y de la mano de Antonio Pappano, el director que le ha acompañado siempre en sus últimas incursiones discográficas wagnerianas, cuando Domingo ha llevado por fin al disco este drama musical que nunca ha cantado en un teatro, aunque existen planes de hacerlo en Glyndebourne en el 2007. Previamente ya nos ofreció en disco un recital que incluía el dúo de amor del acto 2, en un arreglo que no tenía el final abrupto que tiene en la obra, sino que se desvanecía lentamente. Aquel recital también lo dirigía Pappano y fue comentado en su día en esta revista.

El Wagner de Domingo siempre ha sido contestado por un importante sector de los aficionados, y no porque le falte voz para ello, sino por su escasa capacidad de matización de sus personajes, pasando de lo "plano" a nivel interpretativo a la rotundidad estentórea sin que (a menudo) venga a cuento en su papel. En esta última grabación, Domingo acumula años de dedicación a Wagner, siendo el autor alemán uno de los pocos que continúa cantando cuando ya ha abandonado papeles que habían sido los más habituales de su repertorio. Podría esperarse, por tanto, alguna evolución en su concepto interpretativo, y lo cierto es que algo se nota en cuanto al estilo: la dicción alemana es algo mejor, le podemos escuchar "apianar" en los momentos líricos (como cuando se despierta en el Acto 3, o antes en el 2 cuando le pregunta a Isolda si le seguirá al país donde nunca sale el Sol). Pero persiste la escasa matización: la voz sigue siendo más que suficiente, a sus 63 años, para poder dar todas las notas, pero el problema es que en situaciones muy distintas las da igual. Por poner un ejemplo, Tristán canta aquí con la misma rotundidad antes y después de beber el filtro, como si no le afectara el beberlo. Posiblemente este reparo no sea importante para algunos aficionados ajenos a Wagner, que procedan del repertorio italiano y se acerquen al Tristán ahora gracias a esta grabación de Plácido, pero para cualquier wagneriano la matización del texto es esencial.

No obstante, aunque a uno no le guste el Wagner de Domingo, esta grabación sigue teniendo muchos alicientes por el resto del reparto, que ha sido especialmente cuidado. Como Isolda encontramos a Nina Stemme, quien medio año después se consagraría en Bayreuth como una de las grandes Isoldas del momento (junto a Urmana y Meier). Aquí sí encontramos auténtico estilo wagneriano, y diferenciación de escenas, desde la Isolda histérica, vengativa del primer acto (antes de beber el filtro), hasta la dulzura del segundo o el muy logrado "Liebestod" final. Seguramente con los años la Stemme madurará aún más el papel (en el que aquí era casi debutante), pero lo que nos ofrece en esta grabación ya es un buena razón para hacerse con ella.

Queda aún lo mejor del reparto, presidido por el Marke por excelencia de nuestros días, René Pape, quien tiene el papel en DVD (con Levine en el Met) pero aún no lo había editado en formato audio: pueden encontrarse Markes más conmovedores (aunque Pape también conmueve) pero difícil será encontrar uno con una línea de canto más impecable. La Brangäne de la Fujimura tal vez sea hoy la más solicitada para el papel: una sirvienta dicha con elegancia, casi tan aristocrática como la propia Isolda, en la línea de las que hicieron una Ludwig o una Minton; desde luego infinitamente superior a la insufrible Petra Lang. El Kurwenal de Olaf Bär es sofisticado y ultra-matizado hasta la sobreactuación; se nota la herencia de Fischer-Dieskau. Y suponen un lujo tanto Bostridge como un refinado y sutil Pastor, y Villazón como un Marinero de bella voz aunque tal vez poco "idiomático". Muy buenos, por último, el Melot de Holt y el Piloto de Rose, completando un reparto que sería totalmente redondo si como protagonista masculino hubiéramos tenido a Heppner o al mismo Dean Smith que se consagró en Bayreuth al lado de la Stemme como dignos herederos de la pareja Meier/Jerusalem, a la misma altura o incluso (en el caso de él) mayor. Pero, claro, de no ser por Plácido no se hubiera hecho esta grabación, luego a los demás podemos escucharles gracias a que está él.

El punto más flojo de la presente versión no está, sin embargo, en el reparto, sino en la dirección. Pappano hace el Wagner que le conocemos, poco o nada germánico, "neutro", que hay que reconocer que obtiene un buen rendimiento de orquesta y coros del Covent Garden, haciéndoles sonar con más refinamiento de lo que esperaríamos en ellos, pero al igual que a Domingo le falta capacidad de matizar, todo suena muy similar y acaba pareciendo un fondo musical como el de la banda sonora de una película. Desde el Preludio que suena a "producto de laboratorio", hasta los trémolos de la cuerda que acompañan a la bebida del filtro, que deben sonar "mágicos" y aquí quedan sosos a más no poder, la impresión que más permanece en el oyente es la de pasar por encima de pasajes que podrían aprovecharse mucho más. Solamente contando grabaciones digitales, y sin ser ninguna de ellas una dirección "redonda", las de Kleiber, Thielemann y Barenboim son muy superiores, e incluso puede tener mayor interés la algo extravagante de Bernstein.

EMI ha promocionado esta grabación como la última ópera grabada en estudio que editará en CD (es de suponer que siga grabando en DVD o recuperando tomas radiofónicas en vivo), y la ocasión merecía un despliegue de medios como el que se presenta con el producto: un libreto con abundantes fotos en color, y un DVD donde se incluye la grabación audio de la ópera completa. La toma de sonido es, igualmente, de lujo. En resumen, un Tristán no redondo, pero con alicientes que pueden justificar su compra para los seguidores de Domingo (para ellos puede decirse eso de "aquí no se sentirán defraudados") y también, aunque por motivos muy distintos (Pape, Stemme...) para los wagnerianos más "ortodoxos".


REFERENCIAS:

WAGNER: Tristán e Isolda
Plácido Domingo (Tristán), Nina Stemme (Isolda), Mihoko Fujimura (Brangäne), René Pape (Marke), Olaf Bär (Kurwenal), Jared Holt (Melot), Ian Bostridge (Pastor), Matthew Rose (Piloto), Rolando Villazón (Un joven marinero)
EMI 7243 5 58006 2 6 (3 CD's + 1 DVD)