|
PLÁCIDO GRABA SU TRISTÁN
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
La primera vez que
leí que la gran ilusión de Plácido Domingo era cantar el Tristán de Wagner
fue por los años 80, cuando se rumoreaba que Solti lo grabaría con él y
Jessye Norman, para sacarse la espina de la floja grabación de este título
wagneriano realizada por el maestro húngaro en 1960. El proyecto nunca se
realizó y, cuando Solti murió, se disponía a grabar por fin su segundo
Tristán, pero con Ben Heppner como protagonista. No obstante, en el
colmo del despropósito, llegó a leerse por parte de algún "crítico" que el
Tristán de Kleiber (véase crítica adjunta en este mismo número)
era el que había que tener de momento, mientras llegara el de Solti con
Domingo.
Ha sido por fin en 2004 y de la mano de Antonio Pappano, el director que
le ha acompañado siempre en sus últimas incursiones discográficas
wagnerianas, cuando Domingo ha llevado por fin al disco este drama musical
que nunca ha cantado en un teatro, aunque existen planes de hacerlo en
Glyndebourne en el 2007. Previamente ya nos ofreció en disco un recital
que incluía el dúo de amor del acto 2, en un arreglo que no tenía el final
abrupto que tiene en la obra, sino que se desvanecía lentamente. Aquel
recital también lo dirigía Pappano y fue comentado en su día en esta
revista.
El Wagner de Domingo siempre ha sido contestado por un importante sector
de los aficionados, y no porque le falte voz para ello, sino por su escasa
capacidad de matización de sus personajes, pasando de lo "plano" a nivel
interpretativo a la rotundidad estentórea sin que (a menudo) venga a
cuento en su papel. En esta última grabación, Domingo acumula años de
dedicación a Wagner, siendo el autor alemán uno de los pocos que continúa
cantando cuando ya ha abandonado papeles que habían sido los más
habituales de su repertorio. Podría esperarse, por tanto, alguna evolución
en su concepto interpretativo, y lo cierto es que algo se nota en cuanto
al estilo: la dicción alemana es algo mejor, le podemos escuchar "apianar"
en los momentos líricos (como cuando se despierta en el Acto 3, o antes en
el 2 cuando le pregunta a Isolda si le seguirá al país donde nunca sale el
Sol). Pero persiste la escasa matización: la voz sigue siendo más que
suficiente, a sus 63 años, para poder dar todas las notas, pero el
problema es que en situaciones muy distintas las da igual. Por poner un
ejemplo, Tristán canta aquí con la misma rotundidad antes y después de
beber el filtro, como si no le afectara el beberlo. Posiblemente este
reparo no sea importante para algunos aficionados ajenos a Wagner, que
procedan del repertorio italiano y se acerquen al Tristán ahora
gracias a esta grabación de Plácido, pero para cualquier wagneriano la
matización del texto es esencial.
No obstante, aunque a uno no le guste el Wagner de Domingo, esta grabación
sigue teniendo muchos alicientes por el resto del reparto, que ha sido
especialmente cuidado. Como Isolda encontramos a Nina Stemme, quien medio
año después se consagraría en Bayreuth como una de las grandes Isoldas del
momento (junto a Urmana y Meier). Aquí sí encontramos auténtico estilo
wagneriano, y diferenciación de escenas, desde la Isolda histérica,
vengativa del primer acto (antes de beber el filtro), hasta la dulzura del
segundo o el muy logrado "Liebestod" final. Seguramente con los años la
Stemme madurará aún más el papel (en el que aquí era casi debutante), pero
lo que nos ofrece en esta grabación ya es un buena razón para hacerse con
ella.
Queda aún lo mejor del reparto, presidido por el Marke por excelencia de
nuestros días, René Pape, quien tiene el papel en DVD (con Levine en el
Met) pero aún no lo había editado en formato audio: pueden encontrarse
Markes más conmovedores (aunque Pape también conmueve) pero difícil será
encontrar uno con una línea de canto más impecable. La Brangäne de la
Fujimura tal vez sea hoy la más solicitada para el papel: una sirvienta
dicha con elegancia, casi tan aristocrática como la propia Isolda, en la
línea de las que hicieron una Ludwig o una Minton; desde luego
infinitamente superior a la insufrible Petra Lang. El Kurwenal de Olaf Bär
es sofisticado y ultra-matizado hasta la sobreactuación; se nota la
herencia de Fischer-Dieskau. Y suponen un lujo tanto Bostridge como un
refinado y sutil Pastor, y Villazón como un Marinero de bella voz aunque
tal vez poco "idiomático". Muy buenos, por último, el Melot de Holt y el
Piloto de Rose, completando un reparto que sería totalmente redondo si
como protagonista masculino hubiéramos tenido a Heppner o al mismo Dean
Smith que se consagró en Bayreuth al lado de la Stemme como dignos
herederos de la pareja Meier/Jerusalem, a la misma altura o incluso (en el
caso de él) mayor. Pero, claro, de no ser por Plácido no se hubiera hecho
esta grabación, luego a los demás podemos escucharles gracias a que está
él.
El punto más flojo de la presente versión no está, sin embargo, en el
reparto, sino en la dirección. Pappano hace el Wagner que le conocemos,
poco o nada germánico, "neutro", que hay que reconocer que obtiene un buen
rendimiento de orquesta y coros del Covent Garden, haciéndoles sonar con
más refinamiento de lo que esperaríamos en ellos, pero al igual que a
Domingo le falta capacidad de matizar, todo suena muy similar y acaba
pareciendo un fondo musical como el de la banda sonora de una película.
Desde el Preludio que suena a "producto de laboratorio", hasta los
trémolos de la cuerda que acompañan a la bebida del filtro, que deben
sonar "mágicos" y aquí quedan sosos a más no poder, la impresión que más
permanece en el oyente es la de pasar por encima de pasajes que podrían
aprovecharse mucho más. Solamente contando grabaciones digitales, y sin
ser ninguna de ellas una dirección "redonda", las de Kleiber, Thielemann y
Barenboim son muy superiores, e incluso puede tener mayor interés la algo
extravagante de Bernstein.
EMI ha promocionado esta grabación como la última ópera grabada en estudio
que editará en CD (es de suponer que siga grabando en DVD o recuperando
tomas radiofónicas en vivo), y la ocasión merecía un despliegue de medios
como el que se presenta con el producto: un libreto con abundantes fotos
en color, y un DVD donde se incluye la grabación audio de la ópera
completa. La toma de sonido es, igualmente, de lujo. En resumen, un
Tristán no redondo, pero con alicientes que pueden justificar su
compra para los seguidores de Domingo (para ellos puede decirse eso de
"aquí no se sentirán defraudados") y también, aunque por motivos muy
distintos (Pape, Stemme...) para los wagnerianos más "ortodoxos".
REFERENCIAS:
WAGNER: Tristán e Isolda
Plácido Domingo (Tristán), Nina Stemme (Isolda), Mihoko Fujimura
(Brangäne), René Pape (Marke), Olaf Bär (Kurwenal), Jared Holt (Melot),
Ian Bostridge (Pastor), Matthew Rose (Piloto), Rolando Villazón (Un joven
marinero)
EMI 7243 5 58006 2 6 (3 CD's + 1 DVD)
|