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UN GRAN 'VIAJE DE INVIERNO'
Por
Rubén Flórez
Bande
Era inevitable que
Quasthoff, que a pasos agigantados se está haciendo un hueco en lo más
alto de los intérpretes liederísticos, volviese ahora, con una voz más
pulida, y un timbre más adecuado, a grabar el Winterreise. Lejana
parece quedar ya la grabación que de este mismo ciclo tiene el barítono
alemán en RCA junto con Charles Spencer, y eso que sólo han pasado siete
años.
El nuevo registro, esta vez en formato DVD, cuenta con la colaboración al
piano de Daniel Barenboim, en el que asimismo es su segundo registro,
veinticinco años después que lo grabara con Fischer-Dieskau también para
la Deutsche Grammophon. En esta ocasión, la grabación está realizada en la
Philharmonie berlinesa el 22 de Marzo de 2005.
Quasthoff, barítono lírico, se distancia de la escuela "dieskauiana" que
ha predominado largamente, no sigue el modelo del legendario barítono,
como sí hicieron en su día Andreas Schmidt, Olaf Bär, Matthias Goerne...
parecía difícil decir algo diferente en este ciclo, con la sombra de
Dieskau tan fresca. Quasthoff se muestra más humano y menos retórico. Y
eso ya se nota desde el primer lied.
Quasthoff mantiene un timbre "joven" durante todo el registro; un timbre,
sí, oscurecido, sobre todo ese gran registro grave, pero no intenta
"avejentar" al protagonista y eso se nota sobre todo en los lieder nºs 10
(Descanso), 12 (Soledad), 14 (La cabeza cana) y
muy especialmente los cuatro últimos lieder desde El Albergue,
hasta El tocador de zanfoña. Pese a la elección del tempo, no es
una voz cansanda de la vida la que canta, sino que parece haber un hilo de
esperanza, como si le costase creerse lo que está cantando. La cabeza
cana es sin duda, uno de los lieder más conseguidos de este registro,
ese cambio anímico es sorprendente en la voz de Quasthoff.
También hay cabida para el vitalismo, como en los nºs 2 (La veleta),
19 (El espejismo), y la arrogancia, junto con cierto canto
expresionista, en ocasiones, con un grado grotesco que yo no recordaba
como en los nºs 13 (El correo), 15 (El cuervo), y muy
sorprendente es también el juego, entre el piano, y la voz en el 16 (Última
esperanza), que consigue dar la sensación que es una hoja la que está
cayendo de un árbol.
No pueden faltar las partes más líricas como en el 8 (Mirada
retrospectiva) y 11 (Fuego de primavera). El agudo de
Quasthoff, sobre todo en las partes más fuertes, y a lo largo del ciclo,
no sólo en estos lieder, parece que no consigue mantenerse estable, y se
desboca, es lo único criticable, parece que rompe ese oscurantismo de su
registro medio-bajo.
Quasthoff es puramente un cantante liederista, no juega con los recursos
operísticos; quizá juegue con la media voz en alguna que otra ocasión,
casi como un suspiro, al igual que en muchos finales de frase, en los que
sólo le falta suspirar. El falsete, por lo que recuerdo, sólo lo utiliza
en dos ocasiones. No necesita "teatralizar", exprime al máximo el texto,
lo gira, lo moldea, lo matiza, casi como un puntillista, juega con las
sílabas (esto sí, como Dieskau), consiguiendo en una misma sílaba efectos
bien distintos. Y lo vive, su cara sí que parece un poema, desde la
vitalidad y la esperanza, hasta la emoción en el último lied, que lo
termina con los ojos cerrados y la cabeza gacha. Control absoluto de los
giros armónicos de un mismo lied, que conlleva a interpretaciones
diferentes dentro de cada uno. No es un cantante academicista, no intenta
dar una lección de canto, él parece estar viviendo lo que está pasando.
Qué gran Amfortas, si es capaz de cantar así el dolor.
La parte pianística también es claramente "positiva", la compenetración es
mutua; últimamente, y dada su capacidad de figura "mediática", de estar en
todos lados y haciendo de todo, para escucharle una noche buena a
Barenboim hay que aguantarle ochenta malas. Pero aquí, me imagino que
pensaría, la ocasión se lo merecía. Ya no es el pianista "abierto" con
cierta luminosidad que se mostraba en el vetusto registro con Dieskau;
aquí, al igual que el timbre de voz del barítono, se oscurece, se moldea,
incluso parece en ocasiones ser demasiado rotundo, no es criticable, es
seguridad ¡¡por fin!! Se adapta muy bien al tempo lento que imprime la
voz, incluso se permite el juego ya mencionado, de hacer tocar el piano
"expresionista" en el nº 16, Última esperanza. Un piano sereno,
un gran camino sobre el que pisa el canto, también sereno del ya, sin
dudarlo, gran cantante.
En formato visual, sin duda es un registro a poseer. Una de las grandes
recreaciones de los últimos tiempos.
El DVD se complementa con una selección de ensayos y entrevistas a los
intérpretes sobre sus experiencias en el mundo del lied, y la colaboración
entre los dos.
REFERENCIAS:
SCHUBERT: Winterreise (Viaje de Invierno) D.911
Thomas Quasthoff, barítono
Daniel Barenboim, piano
DG 073 4049 (DVD)
Sonido PCM STEREO DTS 5.1-DOLBY DIGITAL 5.1
Subtítulos: Inglés, francés, alemán, chino y español.
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