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¿ UN BEETHOVEN "IMPRESIONISTA" ?
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
La pianista francesa Hélène Grimaud ha sabido hacerse un hueco en el
panorama actual de los intérpretes de su instrumento. Dejando aparte
factores extramusicales que pueden haberla ayudado a convertirse en todo
un fenómeno mediático (como su belleza física o su singular carácter que
le hizo vivir en compañía de lobos), aunque sea dentro de la reducida
escala de los aficionados a la música clásica, lo cierto es que sus
propuestas musicales siempre son innovadoras, y siempre tiene algo que
decir en partituras tantas veces interpretadas como las que contiene su,
hasta ahora, último disco, dedicado a Beethoven, con el Concierto nº 5
"Emperador" y la Sonata nº 28.
No encontraremos aquí la versión típicamente romántica de este concierto,
con esas grandes "luchas titánicas" que nos recuerden que fue escrito
durante el asedio de Viena por Napoleón (que a veces escuchamos expresadas
"aporreando" el piano con una gran gama dinámica); tampoco ese lirismo
ensoñador del comienzo del Adagio, que a veces suena casi a canción de
cuna. Al contrario, lo que aquí escuchamos es algo hecho con mucha
suavidad, un sonido mucho más "lavado", donde todas las notas se oyen con
claridad sin necesidad de exagerar la dinámica. Entiéndase que Grimaud no
renuncia a estos recursos expresivos, hechos a su manera: cuando quiere
ser ensoñadora logra maravillas (como en el minuto 14 del primer
movimiento), pero no es el ensueño romántico "estándar", es otra cosa; o
cuando quiere usar la dinámica, como en la primera nota del Rondó, el
volumen sonoro sí es colosal, pero una vez más esto no nos suena a
"heroico".
Podría decirse que en lugar de la típica versión romántica encontramos un
Beethoven puesto al día, con resonancias del Impresionismo o incluso de
las corrientes "new age". Pero esta descripción haría pensar que nos
encontramos con un Beethoven que suena "raro" o poco idiomático, y la
realidad es todo lo contrario, la coherencia de principio a fin de esta
interpretación es asombrosa, todo tiene sentido. No se puede decir que sea
caprichosa ni que adolezca de cierta timidez expresiva (como alguno podría
predicar del "Emperador" grabado por otra fémina, Mitsuko Uchida,
aunque esta última cuente con la dirección magistral de Kurt Sanderling).
Es más, en el capítulo de las comparaciones, pocas veces la parte
pianística de un "Emperador" me ha convencido tanto si contamos
sólo grabaciones recientes, de la era digital, quizás sólo la última
grabación de Pollini. Me han convencido menos en esta obra pianistas tan
consagrados como Zimerman o Barenboim (del argentino, aun reconociéndole
el mérito de que es uno de los pocos continuadores actuales de una cierta
"escuela alemana", la de Backhaus o Fischer en el pasado, también hay que
señalar que es especialmente floja la versión que él mismo "dirige" a la
Filarmónica de Berlín).
Por desgracia, no todo en esta grabación está a la altura de la solista, y
tras haber elegido en anteriores grabaciones a acompañantes ya talludos
(en audio Masur, Zinman o Sanderling, en video Eschenbach o Gielen), en
esta ocasión se ha optado por un director muy joven, Vladimir Jurowski (n.
1972), que posiblemente entre los de su generación sea el de más talento,
o uno de los de más, pero al que el "Emperador" parece venirle
aún grande. Hay muchos pasajes que parecen desaprovechados, como ese
comienzo del Adagio, donde si no se opta por el lirismo romántico, habría
que buscar algo que lo sustituya. También es verdad que no es fácil
encontrar un director que coincida con el concepto de la solista, y que la
labor de Jurowski al menos es correcta y profesional, al frente de una
orquesta como la Staatskapelle de Dresde, que puede encarnar como pocas
(esta vez sí) la tradición romántica y germánica.
Parecidas características se dan en el complemento del disco, la
Sonata nº 28, también de Beethoven. Otra vez una interpretación que
no es la típica versión romántica: el primer movimiento no suena
"mendelssohniano", el segundo no es "militar"... Aunque en esta obra haya
versiones inolvidables como la antigua de Kempff (más lograda que su
versión estéreo), hay que reconocer que esta que nos propone Grimaud es
también plenamente válida.
La toma de sonido en ambas obras está a la altura de lo que hoy puede
exigirse, que es mucho. En conclusión, una parte pianística del
"Emperador" de enorme interés, pero que al no tener una dirección a
su altura no se puede colocar como referencia en una obra donde siguen
reinando las viejas versiones de un Backhaus o un Benedetti-Michelengeli.
REFERENCIAS
BEETHOVEN: Concierto para piano nº 5 "Emperador". Sonata nº
28
Hélène Grimaud, piano.
Orquesta Estatal de Dresde.
Director: Vladimir Jurowski
DG 477 6595
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