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CURRICULUM DE ELISA RAPADO JAMBRINA. E-mail de Elisa Rapado Jambrina “El arte es bello. Sin embargo, da mucho trabajo” (K. Valentin) Nacida en Zamora en 1978, realizó estudios musicales superiores de Piano y Música de Cámara (2002) y Acompañamiento (2004), siendo Lidia Stratulat su profesora de piano hasta 2003. Desde entonces, ha asistido a clases de perfeccionamiento con Claudio Martínez Mehner. Completó su formación humanística realizando el primer ciclo de Historia de Arte y la licenciatura en Historia y Ciencias de la Música (2000) en la Universidad de Salamanca donde, actualmente, estudia Doctorado. Al concluir estos estudios, se desplazó a Moscú para especializarse en música de cámara a través de un máster con el maestro Georgi Fedorenko en la Academia Estatal rusa "Gnessin" (Moscú), becada por la Junta de Castilla y León. A su regreso, conoció al pianista Justus Zeyen y su trabajo con el cantante Thomas Quasthoff; lo que le descubrió su especial fascinación por el repertorio liederístico alemán. Por ello decidió reorientar sus estudios en esta dirección. En su formación como acompañante vocal ha sido fundamental la influencia del profesor Wolfram Rieger, tras recibir en 2004 una beca de Juventudes Musicales de España para participar en su curso anual de Lied. También ha participado en masterclasses de J. P. Schulze y A. Branch. Ocasionalmente, ha acompañado a alumnos en clases de maestros de canto como Thomas Quasthoff y Teresa Berganza; ejercido como repertorista de ópera (en el festival Vesanto Soi celebrado en Finlandia en 1999) y escuchado clases de liederistas de gran experiencia, como Irwin Gage o Dalton Baldwin. En 2006 superó las pruebas de acceso al postgrado en acompañamiento vocal de Guildhall School of Music and Drama (Londres). Ha realizado otros cursos, interviniendo en conciertos, en España, Finlandia, República Checa y Portugal, con los profesores P. Badura-Skoda, J.M. Colom, A. Guijarro, F. Jaime y Pantín, F. Gräsbeck (piano), Ll. Claret, R. Canetti, Y. Nasushkin, M. Milman (música de cámara). También ha colaborado como pianista en la Joven Orquesta Sinfónica de Asturias. Como intérprete solista, camerista y acompañante ha participado en programas culturales como "Jóvenes en Concierto" de Castilla y León (en sucesivas ediciones entre 2002 y 2006) y realizado conciertos en los Auditorios de Oviedo y León, Teatro Principal de Pontevedra, Universidades de Santiago y Salamanca etc. Ha asistido a seminarios sobre historiografía e interpretación y publicado artículos en diferentes revistas musicales de nuestro país (Doce Notas y Scherzo). Es profesora de piano y acompañante de voz del Conservatorio de Música de León y, desde 2006, profesora de repertorio de canto en el Curso Internacional “Cordes et Pics” que se celebra anualmente en Les Karellis (Francia). Queridos lectores de Filomúsica: Incluyo este párrafo porque estoy convencida de que las líneas precedentes, tal y como están escritas, no responden fielmente a mi espíritu como persona, músico o musicólogo. Es más, pienso que toda esta enumeración de acontecimientos, tal y como puede leerse, no es nada. Sólo vanitas vanitatis, una vanidad innecesaria para ser sinceros. Por eso, prefiero compartir con vosotros algo más personal. En realidad, mi vida como músico comenzó en Zamora en un modesto coro de parroquia, germinado a partir de nuestra propia familia, en 1985. Allí vuelvo siempre que tengo tiempo, para reencontrarme con la música de Victoria, Bach, Palestrina y esa sensación de hacer música entre verdaderos amigos. Más a través del esfuerzo que de los conocimientos musicales, el grupo tiene un nivel de aficionado mejor que aceptable. Allí nacieron también otros conjuntos camerísticos familiares: de forma casi inevitable, la disparidad de maneras de entender la música nos hace chocar cuando intentamos trabajar juntos. En esa misma época, cursar grado medio en el Conservatorio me permitió integrarme en un sistema sin normas estrictas, en el que se me permitió elegir repertorios y responsabilizarme del camino elegido. Ello tuvo sus luces y sombras. Posteriormente, tanto Lidia Stratulat como Claudio Mehner tuvieron que trabajar muy duro para limar las asperezas de esta formación un tanto desordenada y poco sistemática. Durante años, mi búsqueda hacia la música se desarrolló en muchas direcciones, pues sentía que sólo así encontraba respuestas. Por eso compaginé la facultad y el piano con el coro, la naciente afición por la música de cámara, algunos escarceos con los instrumentos históricos o la joven orquesta. Demasiados fuegos abiertos queman mucha energía: por eso, con su humor irónico intacto pese a su edad, mi querido profesor de música de cámara, Georgi Fedorenko me definió afectuosamente como una perfecta negligente. Creo que después se lo ha replanteado… La respuesta a mis interrogantes llegó en 2001, el año en que descubrí que la fusión de mis caminos era el Lied alemán. Entendí entonces que el Lied lo era todo para mí, porque unía mi afición por el piano y la música de cámara con otras pasiones como la musicología, los idiomas, la poesía y sus símbolos literarios, mitológicos o artísticos. Esta intuición, fascinante y reveladora, me condujo a una búsqueda tan apasionada como, por fin, centrada en un objetivo. Enseguida me dediqué a escuchar repertorio (abriendo los oídos a otras hermosas canciones, como las españolas, inglesas o francesas) y a buscar partituras y compañeros de camino. Aun así, tardé otros tres años en encontrar a un maestro, Wolfram Rieger. Con él, los ideales soñados siempre llegan a ser realidades sonoras. Hace tiempo, cuando mi búsqueda no estaba orientada, muchos de mis esfuerzos se estrellaban. Pero incluso ahora; con un horizonte musical claro, lucho por proyectos que no logro, como por ejemplo, salir a estudiar o trabajar al extranjero. La competencia es grande y la dificultad también; además de las inesperadas trampas humanas en las que uno puede caer. Per lo cierto es que el esfuerzo mismo de intentarlo me hace feliz, aunque los resultados hayan sido una generosa cosecha de derrotas o éxitos relativos, como cuando logré aprobar para estudiar en Londres pero no conseguí más que media beca. Mi vida laboral es también un buen espejo de estas trampas y derrotas que, pese a todo, nunca pueden conmigo. A pesar de que tengo mucho que agradecer a mis queridos maestros, opino que sólo en el esfuerzo personal se encuentra el aprendizaje; por eso valoro tanto aprender de la propia práctica, la experiencia interpretativa y las ideas que surgen del contacto con otras formas de hacer música. Es una suerte poder decir que a diario cuento con una inestimable ayuda para esto: Alfonso, Ana, Isabel, Eva, Andrea, Miguel Ángel, Fran, Víctor, Inés, Inma, Raquel, Myriam, Esther… Son mis alumnos del conservatorio de León: De sus talentos, constancia, interés, esfuerzo y afecto (también de sus apatías, desilusiones, problemas y dificultades) aprendo cada día. También creo que se puede aprender mucho de los propios compañeros de viaje al compartir, al andar juntos en este inagotable viaje hacia el arte, la interpretación o la trascendencia. Conservo amigos de muchas de mis vivencias anteriores y sólo espero que nuestro viaje no termine nunca, tanto con los amigos que están más cerca como con los que ahora están más lejos, siguiendo sus propios destinos. Mi paso por la Universidad fue enormemente clarificador, y quiero romper una lanza en favor de la ciencia musicológica, criticada por tantos músicos de árida y fría, apartada de la vivencia artística que se asocia con los intérpretes. Entiendo que unas líneas sobre la comprensión de una obra, su estructura, contexto o proceso creativo, escritas por un musicólogo verdadero, son una creación artística mucho más valiosa que una interpretación al piano carente de fundamentos sólidos. Quizá por eso en mi definición actual no faltan la pluma ni la práctica pianística: Soy una persona que trabaja con energía e ilusión para llegar a ser algún día una buena intérprete de Lied y que intenta apasionadamente difundir, con la prosa, la docencia y la propia vida, la riqueza de nuestro universo musical.
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