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EL
LEGADO DE OTTO KLEMPERER
Por Angel
Riego Cue.
Uno de los legados más importantes que haya
dejado un director de orquesta en disco, si tenemos en
cuenta tanto calidad como cantidad, es el del alemán, más
tarde nacionalizado israelí, Otto Klemperer (1885-1973).
Klemperer fue discípulo de Mahler, dirigió la Opera
Kroll de Berlín en los años 20, y con la llegada del
nazismo se exilió a Estados Unidos; ni allí ni tras la
guerra como titular en la Ópera de Budapest fue un
director especialmente popular entre el gran público, ni
grabó discos para sellos importantes.
Es ya próximo a los 70 años cuando le repesca Walter
Legge, el famoso productor de EMI, y comienza una serie
de grabaciones que constituyen uno de los mayores
monumentos discográficos dejados por un director, junto
al legado de Furtwängler y quizás también el de Bruno
Walter. Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Bruckner,
Mahler... son sólo algunos de los autores donde
Klemperer ha dejado versiones de referencia. Claro está,
siempre dentro de su peculiar estilo, que no prestaba
gran interés a la tímbrica ni se destacaba por ser
"electrizante" o "excitante" en
absoluto, un estilo a menudo tildado de "granítico"
o "colosalista", que a algunos les puede
parecer monótono, pero que está dirigido a un oyente más
maduro que no busca los efectos fáciles, sino una
explicación coherente y detallada de la "sustancia"
de la obra.
Parece, por ello, que estas grabaciones deberían estar
entre las que un sello como EMI cuidaría más
especialmente de reeditar, y de tener siempre a disposición
del aficionado. Y en parte, así es: ya en 1985, al
cumplirse el centenario de su nacimiento, se anunció una
primera Edición Klemperer, y en 1998, con el 25
aniversario de su muerte, se han reeditado bastantes títulos
de la antigua edición en otra serie llamada "Klemperer
Legacy".
El gran inconveniente de estas ediciones son los
acoplamientos disparatados que a veces vienen en los
discos: un ejemplo "clásico" era el "Sueño
de una Noche de Verano" de Mendelssohn, que se
juntaba, no a "Las Hébridas" del mismo autor (que
hubiera sido lo lógico, pero quedó inédita en CD hasta
este año), sino al Concierto nº 1 de Liszt y la
Obertura "El Murciélago" de Johann Strauss II.
Pues bien, salvo contadas excepciones (como la 9ª de
Mahler, o los poemas de Richard Strauss) los
acoplamientos de la nueva edición son peores aún. A
continuación comentamos un par de discos de "Klemperer
Legacy" donde se ve esto más claramente.
El fuerte de Klemperer
nunca fue el apasionamiento, de ahí que su grabación de
la "Sinfonía Patética" de Tchaikovsky (EMI
7243 5 67336 2 6) no tenga nada de las cualidades que se
suelen escuchar en esta obra: arrebatos pasionales,
romanticismo desaforado, etc. En su lugar tenemos una
lectura austera, seria, "objetiva", que huye
del tópico, lo que puede tener interés precisamente por
ser diferente de lo que se escucha habitualmente. De
todos modos, la obra se sigue con atención de principio
a fin, y todos sus elementos están explicados
racionalmente, por lo que bien se merece una recomendación.
Como acoplamiento, el CD incluye uno de los raros
ejemplos donde sí se puede escuchar a un Klemperer algo
más "arrebatado" de lo habitual, dentro de lo
que cabe: la Cuarta Sinfonía de Schumann, concretamente
en su primer movimiento. Aunque los restantes movimientos
no tienen el mismo interés, la versión está por
derecho propio entre las más grandes en estéreo,
recordando siempre que la referencia absoluta de esta
obra es la grabada por Furtwängler para DG en 1953 (en
buen sonido "mono").
Del ciclo de las 4 sinfonías de Schumann que grabó
Klemperer, esta Cuarta es la más interesante, después
de la Primera (que mantiene un nivel más regular a lo
largo de toda la obra); y aquí viene un reproche a EMI
sobre los acoplamientos, por haber deshecho los más lógicos:
Las 4 sinfonías de Schumann en un doble (o 2 CD's
sueltos) y las 4-5-6 de Tchaikovsky en otro doble, tal
como estaban en la antigua edición. De lo publicado
hasta ahora en "Klemperer Legacy", la Primera
de Schumann ha salido con la Sinfonía de Franck, y la 5ª
de Tchaikovsky con la 98 de Haydn (Otra sinfonía de
Haydn, la 101, ha salido con la "Nuevo Mundo"
de Dvorak: en fin, un desastre).
Klemperer, pionero en tantas cosas, lo fue también en el
redescubrimiento de la música de Bruckner; cuando comenzó
a dirigir sus sinfonías, en la década de 1920, aún
estaban vistas fuera de los países germánicos como
"interminables boas constrictor" (frase
original de Hanslick). Es después de la última guerra
mundial cuando, en todo el mundo, Bruckner empieza a ser
apreciado como uno de los más grandes sinfonistas de la
historia, junto a Beethoven y Brahms. De todos modos, cuando se hizo esta grabación
de la "Séptima" (EMI 7243 5 67330 2 2) en 1960,
muy poca competencia podría tener a ese nivel (las de
Furtwängler, procedentes de archivos de radio menos la
Octava, son tomas más antiguas, pero no se publicaron
hasta más tarde) y cumplió en su época un papel
importantísimo. Hoy día existe un verdadero aluvión de
"Séptimas" de Bruckner en el mercado, algunas
mejor realizadas desde el punto de vista orquestal, pero
esta visión de Klemperer, que nunca cae en lo místico
ni en lo empalagoso, que va "al grano", a
explicar en qué consiste esta música, sigue teniendo un
enorme atractivo, muy especialmente para el que escucha
la obra por vez primera; de las grabaciones estéreo, sería
una de las tres que recomendaríamos, junto a Böhm y
Giulini, estos últimos con la Filarmónica de Viena
ambos.
Como última muestra de lo disparatado de los
acoplamientos de esta edición, consideremos el
complemento de este disco, que sería redondo con sólo
la sinfonía de Bruckner (65 minutos): pues nada menos
que la "Gavota con 6 variaciones" de Rameau,
escritas en 1723 para clave, y orquestadas por el propio
Klemperer, una obra curiosa que hace que estas piezas nos
recuerden a distintos compositores según la
instrumentación elegida, desde Gabrieli (sólo metales)
hasta Bach (maderas y cuerdas). Su vinculación con la
obra de Bruckner se nos escapa, y pensamos que fueron
elegidas sólo por su minutaje "complementario".
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