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Número 10º - Noviembre 2000


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ENTREVISTA A DAVID GIMÉNEZ CARRERAS.

Por Daniel Mateos Moreno, Anuska Requena Gazvoda .


 
David Giménez dirigiendo la orquesta.

¿Qué es para usted la música?  
 Es un medio de comunicación y expresión; esto mismo fue lo que más me atrajo de la música desde el principio. En realidad es muy difícil de contestar esta pregunta... Como todo arte o disciplina artística, tiene un lenguaje propio y un mundo diferente, en el que uno entra, empieza a descubrir cosas y nunca termina.

 ¿Cuál es la orquesta que mejor impresión le ha causado en su trayectoria como director?
 También es difícil de contestar... he dirigido bastantes orquestas muy buenas. Podría mencionar algunas: la Royal Philarmonic de Inglaterra, la London Symphony Orquestra, la Orquesta Sinfónica de Viena, la Orquesta Nacional de Francia... Sobre  orquestas españolas, he dirigido algunas que me han causado muy buena impresión: la Orquesta Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria, la Orquesta del Gran Teatro del Liceo...

 ¿Con qué solistas se ha compenetrado mejor en un concierto?  
  Hay bastantes y me resultaría difícil decir unos pocos. Me he compenetrado muy bien con cantantes como Plácido Domingo, Agnes Balsa, José Carreras, Isabel, Rey... He hecho conciertos con distintos tipos de solistas (pianistas, violinistas...), como por ejemplo, con un amigo mío que es pianista y se llama Miguel Muñoz; con él hice varios buenos conciertos. Es difícil destacar algún intérprete en concreto.

 ¿Cuál es el compositor con el que se ha sentido más identificado a la hora de dirigir?
 Uffff... realmente, las preguntas que me hacen son muy difíciles de contestar... Es  como si te dijeran: “¿a quién quieres más, a tu padre, a tu madre o a tu hermano/a?. Realmente, hay tantos genios en la historia de la música, desde antes del Barroco hasta nuestros días, que es difícil escoger a uno. Yo me siento muy cómodo en el repertorio romántico (desde finales del siglo XVIII, el siglo XIX, e incluso hasta mediados del XX), y esto engloba pues desde Mozart, Beethoven, Brahms, Mahler, Strauss; en la ópera a Puccini, Verdi... Con estos compositores me siento muy cómodo y para mí son auténticos genios.

 Si tuviera que mencionar algún director de orquesta que haya influido en su concepción musical, ¿cuál elegiría?
 Si tuviera que mencionar sólo a uno, sería probablemente, Karajan. Él es quien más me ha influido y de quién más he aprendido como director de orquesta.  

¿Y los directores que han existido a lo largo de la historia, tiene algún ídolo?
 Tengo muchos. Von Karajan es uno de ellos, y otros serían Bernstein, Mehta...

Dada la relación de su familia con la música, ¿qué ventajas o inconvenientes le ha reportado este hecho en su carrera?
A mí el hecho de ser pariente de José Carreras en algunas cosas me ha beneficiado mucho y me ha abierto muchas puertas dándome oportunidades que posiblemente para otra persona son más difíciles de conseguir. Por otro lado, también te pone más presión porque la gente espera más de ti y porque desde primer momento estás en conciertos muy importantes y tienes que estar a la altura. La gente cree que estás ahí por ser sobrino de quién eres y no por tus méritos. Ya digo, es un arma de doble filo. Por una parte, uno tiene oportunidades y por otra parte tiene que demostrar quizás un poquito más que otra persona.

 ¿Por qué la mayoría de los directores de orquesta no alcanzan la fama tan jóvenes como muchos instrumentistas? ¿A qué se debe que se tarde tanto en reconocer su valía?
 En la dirección de orquesta hay un aspecto muy importante: primero, el director de orquesta estudia muchos años, e incluso, si uno decide ser director de orquesta desde joven, es muy difícil que termine de estudiar antes de los 25 años. Una vez que uno termina, necesita una práctica del oficio, y a diferencia de un instrumentista o un cantante, que pueden practicar con su instrumento todas las horas que crean necesarias, nosotros no tenemos esa posibilidad. Entonces, nuestras horas de vuelo tardan en llegar, y creo que a partir de esas experiencias y ese trabajo con la orquesta, es la única manera en que se puede aprender y formarse.

 Sobre su reciente debut en el Teatro del Liceo, ¿qué se siente al dirigir en un teatro de tanta importancia?
 Para mí, aparte de que el Liceo es un teatro de los más importantes en Europa, supuso algo especial porque desde que tenía 4 ó 5 años, he asistido a ese teatro a representaciones de ópera y, por tanto, tengo muchísimos recuerdos en toda mi adolescencia y juventud; allí he oído a maravillosos cantantes y directores de orquesta; para mí fue uno de los momentos más especiales que voy a vivir en mi carrera.

 ¿Qué le llevó a programar para ese concierto una obra tan infrecuente como “Sly” de Wolf-Ferrari?
Bueno, es una obra que yo conocí dos o tres años antes porque se hizo en la Ópera de Zurich, y yo fui a esa representación; más tarde también se hizo en la Ópera de Washington, y coincidió con que estaba en EEUU y también fui. En ella encontré una ópera muy interesante, de mucha calidad, sobre todo, cuando está cantada por un tenor como es mi tío. Esta ópera es una obra que está centrada en el tenor. También lo hice porque hoy en día, muchas críticas van dirigidas a que el repertorio no se renueva y que siempre se hace lo mismo, con lo cual, consideré que era muy interesante poner una ópera prácticamente olvidada, otra vez en el repertorio. La obra dio resultado muy bueno en el público.

¿Cuál es su opinión sobre la evolución compositiva de la música clásica actual? ¿Qué opina sobre la estética vanguardista actual?
Bueno, aquí hay varios temas de los que se pueden hablar. Por un lado las vanguardias a lo largo de la historia siempre han sido poco comprendida. Eso es lógico porque es posible que para conectar con ellas haga falta unos conocimientos y una preparación que la mayoría de la gente no tiene. Por otro lado y en el caso concreto de la música, es un arte que ha estado usando el mismo sistema de componer durante muchos siglos y parece que es un sistema que esta prácticamente agotado (es difícil encontrar vías nuevas y conseguir medios de expresión nuevos, que a la misma vez tengan calidad y no sean un simple experimento). Por eso la música contemporánea, sobre todo la más vanguardista, tiene casos contados en donde se encuentra calidad y conexión con el público.

 ¿Por qué el público prefiere más la música de antes?
Yo creo que eso también pasa con la pintura (la gente prefiere Picasso, que ya es un clásico de este siglo, o cosas que está acostumbrada a ver). Una obra como “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky, cuando se estrenó el año 1913 en París, fue un gran escándalo, y hoy en día está en todas las salas de conciertos. En mi opinión, la gente necesita un periodo de adaptación a la música, y, a la vez, es necesario que surjan nuevos genios que puedan dar un paso adelante en la composición.

 Sin embargo, como bien ha dicho antes, ¿en el lenguaje musical parece que se ha llegado al máximo?...  
Bueno, en el lenguaje tonal (que es el lenguaje que más se ha utilizado), se ha llegado bastante al límite. Si hiciéramos un paralelismo con la pintura, la pintura abstracta quizás sería el equivalente en música al dodecafonismo y la pintura figurativa sería el sistema tonal en música. Evidentemente, el sistema humano conecta con mayor facilidad con el sistema tonal que con otros sistemas y creo que es difícil encontrar propuestas nuevas que puedan atraer al público y éste a su vez esté preparado.

 ¿Qué le parece la popularización de la ópera a través de la ópera-espectáculo, como hacen los tres tenores?
Más que ópera-espectáculo son conciertos, porque no son óperas completas con vestuario, actores, etc. Yo sobre los tres tenores tengo una opinión muy clara: no intentan vender un espectáculo como sería una ópera en un teatro, sino que simplemente venden un concierto hecho con una calidad muy alta (cuentan con muy buenos directores, orquestas, equipos de sonido, etc.) y como cantan piezas clásicas, la gente queda atraída por el mundo operístico. Y estoy seguro que mucha gente a partir de ahí ha empezado a interesarse por la ópera.

 ¿Cuál es su opinión sobre la mejor escuela de dirección de orquesta en la actualidad?
Hay varias escuelas muy buenas. Yo estudié en la Hoschule de Viena y en la Royal Academy of Music de Londres. Cuando fui a Viena, en aquel momento tenía mucha fama porque habían salido de allí gente como Abbado, Mehta... Pienso que es una de las mejores escuelas, y quizás está un poco masificada ahora mismo precisamente por la fama que ha tenido. Después en Londres, donde yo estudié, me encontré con una escuela maravillosa, con pocos alumnos y con posibilidad de trabajar mucho con orquesta. A parte tuve también contactos con el conservatorio de Helsinki y la Julliard de Nueva York. Y creo que éstas, ahora mismo, son las mejores escuelas.

 Pero todas estas escuelas está claro que son para una élite. Un joven que haya terminado sus estudios de composición y dirección de orquesta, ¿qué debe hacer para aprender más y abrirse camino en este mundo?
 Bueno, sí son escuelas para una elite, pero no desde el punto de vista económico. Ellos no se basan en el dinero para aceptar a alguien; uno llega a Viena, Londres o Nueva York y hace un examen de admisión...

 ¿Y este examen se asegura que sea justo?
 Sí... yo pienso que no hay trampas. Los exámenes son muy difíciles, con selecciones muy duras y públicas (estás dirigiendo y todo el mundo ve lo que pasa). Creo que ellos eligen a los que tienen más talento. Por ejemplo, mi caso para estudiar en Londres,  me dieron todas las becas y ayudas posibles para estar allí. En mi opinión, es un problema de preparación y de talento más que de capacidad económica. Yo aconsejaría a cualquier director joven que termine aquí, que salga al extranjero, vea lo que pasa en otros lados y vaya a países del nivel musical de Inglaterra, Austria o EEUU, para formarse con otra cultura, aprender otros idiomas y trabajar con gente de otros países.

 ¿Qué planes tiene para el futuro próximo?
 Lo más próximo es dentro de quince días, que tengo un concierto en Roma. Después tengo varios conciertos: algunos de ellos con mi tío en Edimburgo, tres en las Palmas de Gran Canaria con la Filarmónica de allí, y más tarde, en enero iré a EEUU (estaré tres meses) porque en Oregón dirigiré “La Boheme” de Puccini, y en Baltimore, “Faust” de Gounod...

 ¿Tiene pensado grabar algún disco?
Tengo un par de proyectos, lo que pasa es que aún no son seguros y prefiero no comentar nada. Lo que sí va a salir es un disco que hicimos de las representaciones de “Sly” en el Liceo (creo que el mes próximo ya estará a la venta)...