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ENTREVISTA A DAVID GIMÉNEZ CARRERAS.
Por Daniel Mateos
Moreno, Anuska Requena
Gazvoda .
David Giménez dirigiendo la
orquesta.
¿Qué
es para usted la música?
Es un medio de comunicación y expresión; esto mismo fue lo que más me
atrajo de la música desde el principio. En realidad es muy difícil de contestar esta
pregunta... Como todo arte o disciplina artística, tiene un lenguaje
propio y un mundo diferente, en el que uno entra, empieza a descubrir
cosas y nunca termina.
¿Cuál
es la orquesta que mejor impresión le ha causado en su trayectoria como
director?
También
es difícil de contestar... he dirigido bastantes orquestas muy buenas.
Podría mencionar algunas: la Royal Philarmonic de Inglaterra, la London
Symphony Orquestra, la Orquesta Sinfónica de Viena, la Orquesta Nacional
de Francia... Sobre orquestas españolas, he dirigido algunas que me han
causado muy buena impresión: la Orquesta Filarmónica de Las Palmas de
Gran Canaria, la Orquesta del Gran Teatro del Liceo...
¿Con
qué solistas se ha compenetrado mejor en un concierto?
Hay
bastantes y me resultaría difícil decir unos pocos. Me he compenetrado
muy bien con cantantes como Plácido Domingo, Agnes Balsa, José Carreras,
Isabel, Rey... He hecho conciertos con distintos tipos
de solistas (pianistas, violinistas...), como por ejemplo, con un amigo mío
que es pianista y se llama Miguel Muñoz; con él hice varios buenos conciertos.
Es difícil destacar algún intérprete en concreto.
¿Cuál
es el compositor con el que se ha sentido más identificado a la hora de
dirigir?
Uffff...
realmente, las preguntas que me hacen son muy difíciles de contestar... Es
como si te dijeran: “¿a quién quieres más, a
tu padre, a tu madre o a tu hermano/a?. Realmente, hay tantos genios en la
historia de la música, desde antes del Barroco hasta nuestros días, que
es difícil escoger a uno. Yo me siento muy cómodo en el repertorio romántico
(desde finales del siglo XVIII, el siglo XIX, e incluso hasta mediados del
XX), y esto engloba pues desde Mozart, Beethoven, Brahms, Mahler, Strauss;
en la ópera a Puccini, Verdi... Con estos compositores me siento muy cómodo
y para mí son auténticos genios.
Si
tuviera que mencionar algún director de orquesta que haya influido en su
concepción musical, ¿cuál elegiría?
Si
tuviera que mencionar sólo a uno, sería probablemente, Karajan. Él es
quien más me ha influido y de quién más he aprendido como director de
orquesta.
¿Y los directores que han
existido a lo largo de la historia, tiene algún ídolo?
Tengo
muchos. Von Karajan es uno de ellos, y otros serían Bernstein, Mehta...
Dada la relación de su familia con
la música, ¿qué ventajas o
inconvenientes le ha reportado este hecho en su carrera?
A mí
el hecho de ser pariente de José Carreras en algunas cosas me ha
beneficiado mucho y me ha abierto muchas puertas dándome oportunidades
que posiblemente para otra persona son más difíciles de conseguir. Por
otro lado, también te pone más presión porque la gente espera más de
ti y porque desde primer momento estás en conciertos muy importantes y
tienes que estar a la altura. La gente cree
que estás ahí por ser sobrino de quién eres y no por tus méritos. Ya
digo, es un arma de doble filo. Por una parte, uno tiene oportunidades y
por otra parte tiene que demostrar quizás un poquito más que otra
persona.
¿Por
qué la mayoría de los directores de orquesta no alcanzan la fama tan jóvenes
como muchos instrumentistas? ¿A qué se debe que se tarde tanto en
reconocer su valía?
En
la dirección de orquesta hay un aspecto muy importante:
primero, el director de orquesta estudia muchos años, e incluso, si uno
decide ser director de orquesta desde joven, es muy difícil que termine
de estudiar antes de los 25 años. Una vez que uno termina, necesita una
práctica del oficio, y a diferencia de un instrumentista o un cantante,
que pueden practicar con su instrumento todas las horas que crean
necesarias, nosotros no tenemos esa posibilidad. Entonces, nuestras horas
de vuelo tardan en llegar, y creo que a partir de esas experiencias y ese
trabajo con la orquesta, es la única manera en que se puede
aprender y formarse.
Sobre
su reciente debut en el Teatro del Liceo, ¿qué se siente al dirigir en
un teatro de tanta importancia?
Para mí, aparte de que el Liceo es un teatro de los más importantes en
Europa, supuso algo especial porque desde que tenía 4 ó 5 años, he
asistido a ese teatro a representaciones de ópera y, por tanto, tengo muchísimos
recuerdos en toda mi adolescencia y juventud; allí he oído a
maravillosos cantantes y directores de orquesta; para mí fue uno de los momentos más especiales que voy a vivir en mi carrera.
¿Qué le llevó a programar para ese concierto una obra tan infrecuente
como “Sly” de Wolf-Ferrari?
Bueno,
es una obra que yo conocí dos o tres años antes porque se hizo en la Ópera
de Zurich, y yo fui a esa representación; más tarde también se hizo en
la Ópera de Washington, y coincidió con que estaba en EEUU y también
fui. En ella encontré una ópera muy interesante, de mucha
calidad, sobre todo, cuando está cantada por un tenor como es mi tío. Esta ópera es una obra que está centrada en el tenor. También
lo hice porque hoy en día, muchas críticas van dirigidas a que el repertorio no se
renueva y que siempre se hace lo mismo, con lo cual, consideré que era
muy interesante poner una ópera prácticamente olvidada, otra vez en el
repertorio. La obra dio resultado muy bueno en el público.
¿Cuál
es su opinión sobre la evolución compositiva de la música clásica
actual? ¿Qué opina sobre la estética vanguardista actual?
Bueno,
aquí hay varios temas de los que se pueden hablar. Por un lado las vanguardias a lo largo de la
historia siempre han sido poco comprendida. Eso es lógico porque es posible que
para conectar con ellas haga falta unos conocimientos y una preparación
que la mayoría de la gente no tiene. Por otro lado y en el caso concreto
de la música, es un arte que ha estado usando el mismo sistema de
componer durante muchos siglos y parece que es un sistema que esta prácticamente
agotado (es difícil encontrar vías nuevas y conseguir medios de expresión
nuevos, que a la misma vez tengan calidad y no sean un simple experimento).
Por eso la música contemporánea, sobre todo la más vanguardista, tiene
casos contados en donde se encuentra calidad y conexión con el público.
¿Por qué el público
prefiere más la música de antes?
Yo creo que eso también pasa con la pintura (la gente prefiere Picasso,
que ya es un clásico de este siglo, o cosas que está acostumbrada a
ver). Una obra como “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky,
cuando se estrenó el año 1913 en París, fue un gran escándalo, y hoy
en día está en todas las salas de conciertos. En mi opinión, la gente
necesita un periodo de adaptación a la música, y, a la vez, es necesario
que surjan nuevos genios que puedan dar un paso adelante en la composición.
Sin embargo, como
bien ha dicho antes, ¿en el lenguaje musical parece que se ha
llegado al máximo?...
Bueno, en el lenguaje tonal (que es el lenguaje que más se ha utilizado), se ha
llegado bastante al límite. Si hiciéramos un paralelismo con la pintura,
la pintura abstracta quizás sería el equivalente en música al
dodecafonismo y la pintura figurativa sería el sistema tonal en música.
Evidentemente, el sistema humano conecta con mayor facilidad con el
sistema tonal que con otros sistemas y creo que es difícil encontrar
propuestas nuevas que puedan atraer al público y éste a su vez esté
preparado.
¿Qué
le parece la popularización de la ópera a través de la ópera-espectáculo,
como hacen los tres tenores?
Más
que ópera-espectáculo son conciertos, porque no son óperas completas
con vestuario, actores, etc. Yo sobre los tres tenores tengo una opinión
muy clara: no intentan vender un
espectáculo como sería una ópera en un teatro, sino que simplemente
venden un concierto hecho con una calidad muy alta (cuentan con muy buenos
directores, orquestas, equipos de sonido, etc.) y como cantan piezas clásicas,
la gente queda atraída por el mundo operístico. Y estoy seguro que mucha
gente a partir de ahí ha empezado a interesarse por la ópera.
¿Cuál
es su opinión sobre la mejor escuela de dirección de orquesta en la
actualidad?
Hay
varias escuelas muy buenas. Yo estudié en la Hoschule de Viena y en la
Royal Academy of Music de Londres. Cuando fui a Viena, en aquel momento
tenía mucha fama porque habían salido de allí gente como Abbado, Mehta...
Pienso que es una de las mejores escuelas, y quizás está un poco
masificada ahora mismo precisamente por la fama que ha tenido. Después en
Londres, donde yo estudié, me encontré con una escuela maravillosa, con
pocos alumnos y con posibilidad de trabajar mucho con orquesta. A parte
tuve también contactos con el conservatorio de Helsinki y la Julliard de
Nueva York. Y creo que éstas, ahora mismo, son las mejores escuelas.
Pero
todas estas escuelas está claro que son para una élite.
Un joven que haya terminado sus estudios de composición y dirección de
orquesta, ¿qué debe hacer para aprender más y abrirse camino en este
mundo?
Bueno,
sí son escuelas para una elite, pero no desde el punto de vista económico.
Ellos no se basan en el dinero para aceptar a alguien; uno llega a Viena,
Londres o Nueva York y hace un examen de admisión...
¿Y
este examen se asegura que sea justo?
Sí... yo pienso que no hay trampas. Los exámenes son muy difíciles, con
selecciones muy duras y públicas
(estás dirigiendo y todo el mundo ve lo que pasa). Creo que ellos eligen
a los que tienen más talento. Por ejemplo, mi caso para estudiar en
Londres, me dieron todas las
becas y ayudas posibles para estar allí. En mi opinión, es un problema
de preparación y de talento más que de capacidad económica. Yo
aconsejaría a cualquier director joven que termine aquí, que salga al
extranjero, vea lo que pasa en otros lados y vaya a países del nivel
musical de Inglaterra, Austria o EEUU, para formarse con otra cultura,
aprender otros idiomas y trabajar con gente de otros países.
¿Qué
planes tiene para el futuro próximo?
Lo
más próximo es dentro de quince días, que tengo un concierto en Roma.
Después tengo varios conciertos: algunos de ellos con mi tío en
Edimburgo, tres en las Palmas de Gran Canaria con la Filarmónica de allí,
y más tarde, en enero iré a EEUU (estaré tres meses) porque en Oregón
dirigiré “La Boheme” de Puccini, y en Baltimore, “Faust” de
Gounod...
¿Tiene pensado grabar algún disco?
Tengo
un par de proyectos, lo que pasa es que aún no son seguros y prefiero no
comentar nada. Lo que sí va a salir es un disco que hicimos de las
representaciones de “Sly” en el Liceo (creo que el mes próximo ya
estará a la venta)...
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