Revista en Internet
Número 10º - Noviembre 2000


Secciones: 
Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
El lector opina
Crítica discos
Web del mes
Midi del mes 
Tablón anuncios
Buscar

HOMENAJE A RODOLFO HALFFTER EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO.

Por Paula Coronas Valle

Podemos considerar el cumplimiento del centenario de su nacimiento como motivo específico para recordar a este eminente músico, Rodolfo Halffter, que vio nacer este siglo (nacido en 1900) y que casi alcanza a finalizarlo (le sobreviene la muerte cuando faltan apenas 16 días para cumplir los 87 años).

Por su destacado papel dentro del grupo madrileño de la Generación del 27, Rodolfo Halffter comparte cartelera con otros artistas tales como Juan josé Mantecón, Fernando Remacha, Julián Bautista, Ernesto Halffter, gustavo Pittaluga, Rosita García Ascot, y Salvador Bacarise. Así queda formado el famoso grupo de "Los Ocho" que irrumpe con fuerza en Madrid allá por los años 30, a semejanza del Grupo de "Los Seis" en Francia, o de "Los Cinco" en Rusia.

Como abanderado de ideales estéticos que comparten un importante y brillante elenco de creadores musicales, será Rodolfo Halffter quien mejor defina el contenido semántico de esta generación: "nosotros, los compositores del Grupo, aspirábamos a escribir una música pura, purgada de folklore de pandereta, de la contaminación literaria o filosófica, de la exhibición de sentimientos primarios. Y por elemental pudor, nada de biografías puestas en solfa".

Sus comienzos musicales están indiscutiblemente ligados al magisterio de Manuel de Falla, cuya sombra siempre planeó entre los gustos e imágenes elegidas por el "Grupo". A partir de ahí, Rodolfo, como todos ellos, se esfuerza en canalizar su propio arte, de forma individual, buscando incansablemente nuevas expresiones musicales que dieran color a su paleta sonora. Así, con la convicción por bandera, su sereno y firme taltante apuesta por aires renovados y por encontrar una música sincera despojada de lo superfluo.

De la mano del pasado musical español, advierte el futuro, sumergiéndose en tendencias de vanguardia como el atonalismo o el serialismo.

Esta inteligencia capaz de aglutinar la presencia de épocas pretéritas con imágenes de tiempos modernos le otorga la llave del éxito: enriquecer el repertorio musical español en muy diversos géneros (ballet, música de cámara, música sinfónica o pianística).

Con todo, su reconocimiento como figura intelectual es evidente en la vida cultural española de aquellos años, colaborando con otros artistas como Alberti o Bergamín.

Como activo republicano, vivió en el exilio, llegando a ser una de las personalidades más enriquecedoras del panorama cultural y artístico de México, donde compatibiliza su labor creadora con la docencia en el Conservatorio Nacional así como con la dirección de las Ediciones Mexicanas de Música.

De su contribución a una fructífera época no hay dudas, como tampcoo las hay en cuanto a su personal carisma humano, que nos descubre a un compositor sistemático en su trabajo, ordenado y riguroso, a un compositor culto y deseoso de aprender, cuya ansia de saber le hace interesarse por todo. Su espíritu bromista, a veces de humor sarcástico y satírico, le mantienen un carácter jovial hasta casi el final de sus días.

Rodolfo Halffter, como casi todos los grandes creadores, merece el recuerdo inolvidable de los que amamos la Música, por ese continuado e incansable esfuerzo por trasladar su pensamiento al pentagrama.

Este es el ejemplo de un músico sin fronteras, cuya constante dedicación creativa prevaleció incluso a las comprensibles dificultades de un exilio.

Y ahora, como modelo de su estética musical, tomaremos como referencia una de las obras más representativas de su repertorio: Obertura concertante, sonriente página del mayor d ela dinastía Halffteriana, que asgura una escritura propia de Rodolfo Halffter. Fechada en Madrid en el año 1932, está dedicada al pianista leopoldo Querol, y ocupa en el catálogo del maestro, el opus 5, quedando por tanto enmarcada entre la opus 4 (un preludio y fuga para piano) y la opus 6 (su impromptu para orquesta).

El término "Obertura" en este caso no hace alusión a introducción alguna, se podría asegurar por tanto el carácter aislado de la partitura así como su valoración propia.

Por su extensión (no más de diez minutos) podríamos calificarla de forma sonata en tres tiempos, aunque no existe interrupción alguna entre ellos. Se observan contrastes entre las partes extremas de gran rapidez y el lento central.

En cuanto a la adjetivación "concertante", se refiere al concepto de obra pensada para una agrupación y un instrumento solista: concretamente se trata de un concierto para piano y orquesta.

Pero esta explicación meramente estructural de la pieza, pasa a un segundo plano cuando pensamos en la fragancia estilística de la misma, seguidora de aquel napolitano-madrileño Domenico Scarlatti, cuya brisa inunda esta magistral página (recordemos sus dos Sonatas del Escorial, también de corte scarlattiano).

El martes 24 de Enero, a las 10:30 de la noche del año 1933, dentro de la Serie de Grandes Conciertos de Unión Radio en el Monumental Cinema madrileño, se ofrece una primera versión de la obra, interpretada por la Orquesta Sinfónica, dirigida por el propio autor (según costumbre de la época) y que cuenta con la presencia al piano del extraordinario artista José Cubiles como solista.

Será en mayo de 1937, bajo la misma batuta y con la colaboración del pianista Leopoldo Querol, en el Teatro Municipal de valencia, cuando se estrene la versión definitiva de la Obertura Concertante.

Fue obra muy frecuentada en las programaciones (Festival internacional de la SIMC; o 1941 en New York) hasta llegar a nuestros días en que es injustamente olvidada y desconocida para muchos.

La escritura de esta obra utiliza el procedimiento repetitivo y de imitación en recuerdo a Falla, así como observamos una alusión al mundo politonal y serial que recoge de la influencia de Strawinsky.

Su estructura ternaria compuesta en un solo impulso, la aproxima al carácter rapsódico. Como eminente obra camerística, destacamos su transparencia en este sentido. Su autor sabe poner de manifiesto la brillantez y la calidad tecnológica de un buen teclado con su "cadenza" brevísima que el mismo R. Halffter denomina "quasi cadenza". Es interesante el stretto que utiliza para lograr una clara unidad conceptual. está muy presente en general el recuerdo bachiano, muy adentrada su escritura en el mundo del clave, así como la simplicidad de elementos que introduce el compositor.

Centrándonos en la citada forma ternaria, con sus tres secciones A-B-A, llegamos a la Coda breve, sobre todo si la comparamos con la extensión de cada uno de los períodos, "Allegro ma non troppo", con los únicos contrastes de su momento central, "Allegretto moderato", y los siguientes "andante molto sostenuto", y "Vivace stringendo" de la Coda Final.

Así presenciamos el resultado de la Obertura Concertante, obra de feliz acabado, cuyo sello personal denota la luminosidad y desenvoltura de un músico independiente, de un compositor siempre joven, cuya actualidad perdurará a través de los años.