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Número 14º - Marzo 2.001


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LA SECCIÓN DEL APÓCRIFO.
"La otra cara de las Variaciones Goldberg"

Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.

Tras el paréntesis que supuso el número del aniversario voy a volver a la carga con un tema del que ya he hablado en una ocasión: las variaciones Goldberg.

Sin duda la historia de esta composición de Bach esta llena de romanticismo y glamour, pero las últimas hipótesis apuntan a que no fue tal y como lo pintaban. Lo único que es seguro es que Bach compuso la obra, pero a partir de aquí se pueden hacer algunas matizaciones.

La primera matización tiene que ver con la fecha en la que la compuso. Por lo visto, nuestro amigo Bach comenzó la composición de las variaciones en 1733. Tres años después, en 1736, hizo una pausa debido a que lo habían nombrado Compositor de la Corte de Dresde. Como es lógico necesitó un periodo de ajuste al nuevo cargo, hasta que su buen amigo, el conde Hermann Carl von Keyserlingk le recordó que le habían dado el puesto por sus buenas recomendaciones. Resultaría absurdo dudar de la valía de Bach para el cargo, pero no siempre se hace justicia. A veces importa más quién es el que está detrás del músico, cuando debería ser al revés.

Desde luego no soy el más indicado para opinar sobre quién toca mejor o peor, a mi "todo me suena bien". Mientras no sea yo el que toque la pieza en cuestión. Si el que toca el piano soy yo es para sacarle brillo, que no una nota. Si existiera quizás me catalogarían como "arma letal" para la música.

¿Por dónde iba? Ah, ya me acuerdo, el conde alemán de cuyo nombre no quiero acordarme. Pues eso, que Bach se vio en el compromiso de devolverle el favor a su protector y qué mejor forma de hacerlo que regalándole las variaciones Goldberg. Fue en 1740 cuando Bach retomó la composición de las variaciones Goldberg, para finalmente darlas a conocer en 1741.

Según la opinión de algunos expertos del tema, otro de los motivos que pudo llevar a Bach a terminar la composición de tan fabulosa obra fue el talento del joven Goldberg, que por aquella época contaba sólo con 14 años. Supongo que Bach vio en él al intérprete perfecto para ejecutarla. ¿Fue eso una forma de menospreciar al resto de los profesionales de la época?.No lo creo, simplemente opino que Goldberg era un monstruo.

Sin duda el conde del nombre tan largo y tan alemán fue el que salió ganando. Sin querer obtuvo como regalo una de las obras más bellas de la historia de la música. Una obra que, siglo tras siglo, sigue encandilando a auditorios de todo el mundo. Incluso me gusta a mí, que soy un monstruo como Goldberg, pero al revés.

Como curiosidad podría decir que las variaciones Goldberg fueron publicadas por por Balthasar & Schmid en Nürnberg alrededor de 1742. Lo que realmente sorprenderá al lector es conocer el título original, que era nada más y nada menos que "Aria mit verschiedenen Veränderungen vors Clavicimbal mit 2 Manualen", Y no se equivoquen, la traducción al castellano no es "Las variaciones Goldberg para clavicémbalo". No tiene nada que ver, pero sin embargo todo el mundo las conoce como tal. Para los antropólogos que se dediquen al estudio de la sección del apócrifo he de decirles que la traducción del título se encuentra en "la sección del apócrifo. Filomúsica nº 12". No la escribo aquí porque no me gusta repetirme, además, la gente que lee mi sección me son fieles. Incluso les insulto con esta innecesaria referencia.

Bueno, esto es todo lo que tenía que decir sobre las variaciones Goldberg. Prometo que la semana que viene volveré a la carga con algo relacionado con la música y que quizás sea capaz de esbozar una sonrisa al leer estas líneas.

Como punto y final de este artículo me gustaría citarles una frase de un tal Rafles:

"Dinero perdido, nada perdido; tiempo perdido, algo perdido; corazón perdido, todo perdido".

Bonito, ¿verdad?.