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SERIES MEDIAS EN VIRGIN CLASSICS Por "Don Profondo".
Sigue el mercado
lanzando más y más reediciones a precio medio. Independientemente de
las oscuras circunstancias que subyacen en este fenómeno, es decir,
la crisis del mercado y la necesitad de rentabilizar a corto plazo el
producto, está claro que para el comprador todo son ventajas: lo
mismo pero más barato y, a veces, mejor presentado. Veamos una
selección de lanzamientos muy recientes de Virgin. Los dos primeros
corresponden a una nueva serie: The Classics. Bajo una
sofisticada, muy atractiva y algo incómoda presentación, se ofrecen
veinte grabaciones digitales en las que se combina el repertorio
tradicional con obras infrecuentes y algo de minimalismo y New Age. Un
claro indicativo de que se busca todo tipo de público, desde el melómano
experimentado hasta el bisoño pasando por los “modernos” que se
acercan a este mundo sólo cuando se les prometen “experiencias
innovadoras”. Está bien así. Truls Mork es un
excelente violonchelista. Lo demostró en su reciente compacto con las
Suites de Britten. En sus registros del Concierto de
Dvorák y de las Variaciones Rococó de Tchaikovsky exhibe una
técnica intachable, un sonido increíblemente hermoso y una
efusividad sincera y conmovedora, sobre todo en los momentos más íntimos.
Lástima que la Filarmónica de Oslo no sea de primera fila y que
Mariss Jansons, el colmo de la profesionalidad según el polemista
Norman Lebrecht, no esté a la altura del solista. Aún así, un disco
excelente que se recomienda sin problemas a quienes quieran incorporar
del tirón estas dos obras en su discoteca. El otro disco que
presentamos de la misma serie ofrece páginas religiosas de Francis
Poulenc. Música no revolucionaria pero sí hermosísima, que sin duda
hay que conocer, y que sorprenderá a más de uno por su religiosidad sui
generis. Richard Hickox domina perfectamente el repertorio sinfónico-coral
y hace aquí un gran trabajo, como no podía ser menos. Personalmente
prefiero las lecturas algo más idiomáticas (más “francesas”) de
Charles Dutoit en Decca, pero hay que rascarse demasiado el bolsillo.
De ahí que este disco, con poca competencia en el mercado, resulte
especialmente atractivo. Después tenemos dos dobles de la colección Veritas x2, esto es, música antigua en interpretaciones historicistas. En este lanzamiento hay de todo. Parecen muy interesantes, por ejemplo, los discos del malogrado clavecinista Scott Ross, pero nos toca comentar otros. El primero, una hermosísima selección de canciones y arias de Purcell cantadas por esa simpática y estupenda soprano que es Nancy Argenta. Voz típicamente “historicista británica”, blanca, poco vibrada, de línea de canto exquisita y un pelín distante. Como de voz estaba aún muy bien -salvando ciertas debilidades en el grave- cuando realizó estos registros (1992 y 1995) y la cantante se entrega tanto en las piezas alegres como con las melancólicas, el resultado es excelente. Pueden preferirse interpretaciones de expresividad más meridional, o al menos más intensas y personales. La ‘muerte de Dido’, que le hemos escuchado a tantas otras cantantes, no le deja en buen lugar, por poner un ejemplo. De todas formas éstas están muy en el estilo y no defraudan a nadie. Acompañamiento efectivo, de buen gusto y sin especiales alardes. El segundo tiene como protagonista a la clavecinista
Mitzi Meyerson, especialista en el barroco francés que últimamente
ha colaborado con Paolo Pandolfo en algún disco Glossa. Aquí nos
ofrece por una parte varias Piezas de clavecín en concierto
(que no conciertos para clave) de Rameau, junto a la violista Sarah
Cunningham y nada menos que la violinista Monica Hugget, conformando
el Trío Sonnerie, que alcanzó cierto prestigio hace unos años. Por
otra, dos Suites de Antonie Forqueray, escritas originariamente
para viola y transcritas para teclado por su hijo Jean-Baptiste. En
uno y otro caso, músicas interesantes pero no imprescindibles.
Interpretaciones muy centradas, quizá algo parcas en imaginación y
expresividad. Recomendable para los muy interesados en estos
compositores. Para finalizar otro doble, en esta ocasión no de música
antigua sino de repertorio puro y duro: las Sinfonías de
Schumann. Son muy honestas las versiones de ese estupendo pianista y
nada desdeñable director llamado Christoph Eschenbach. El fraseo es
elegante, los momentos líricos están dichos con pasión sincera y el
buen gusto se hace patente. Pero claro, estas obras son extremadamente
complicadas y tanto la batuta como la orquesta, la Sinfónica de
Bamberg, se quedan muy cortas en determinados momentos, sobre todo en
los que requieren mayor dramatismo. Falta tensión, faltan matices,
falta brillo y, sobre todo, falta unidad. El sonido tampoco es muy allá.
Hay demasiada competencia en el mercado como para que estas versiones
puedan ser consideradas como primera opción. Dvorák:
Concierto para chelo. Poulenc:
Gloria, Stabat Mater, Litanies à la Vierge noire. Purcell: canciones y arias. Rameau: Piezas para clave en concierto. Sinfónica de Bamberg, Ch. Eschenbach. 143’. Virgin Classics (2 Cds) 5618842
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