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ROMEO Y JULIETA Por
María del Mar Gallego García.
Profesora de Lengua Extranjera. Amanece
apenas... Apareciendo el apellido Montesco o Capuleto, ¿quién no sabría localizar el autor de tan conocida tragedia? En mi artículo de la edición pasada ya os hice partícipes de mi afición por la obra del genial literato inglés, William Shakespeare. Afición que me animó a representar con el alumnado de 1º de E.S.O., hace ya tres años, la obra de "Romeo y Julieta". Fue un duro trabajo motivar a toda una clase, pero al mismo tiempo muy alentador comprobar cómo sentían su papel mientras iban descubriendo así una nueva faceta de la literatura para ellos. ¡Ha sido una experiencia inolvidable que recomiendo, aunque no exenta de complicaciones, pero que sin duda dejará una profunda huella emocional, si se está muy implicado con los discentes! Por este motivo, una vez más, me gustaría ofreceros una fugaz visión de la repercusión en distintas artes que ha tenido la producción Shakesperiana... Son muchos los artistas imantados por la pasión acorralada entre el deseo y el odio, el destino cargado de densidad emotiva, lirismo y drama de "Romeo y Julieta", la más bella historia de amor adolescente. Una vez hecho este preámbulo nos remontamos al tiempo de William Shakespeare, coetáneo de "nuestro" Cervantes; resaltando que, junto con Hamlet, "Romeo y Julieta" (obra escrita hacia el año 1.595) es la mejor tragedia de la carrera literaria del escritor anglosajón. En el mencionado drama de Shakespeare, éste enfoca a la sociedad de su época, con un perfil antiguo y poco tolerante con su presente; poniendo en escena el trágico futuro de dos jóvenes amantes, que incapaces de soportar las presiones por la enemistad entre sus respectivas familias, fundirán sus destinos en la muerte. Sus protagonistas se convierten de esta forma en figuras emblemáticas de la literatura universal. Concluyendo la panorámica del argumento, resaltamos que la densidad emotiva de la obra es, posiblemente, el reclamo de la fascinación que se ha ejercido a lo largo de todos los tiempos. Fascinación en la que me siento inmersa. Junto a esa emotividad de la que hablamos, se le unen elementos líricos y dramáticos a los cuatro conceptos que son determinantes en "Romeo y Julieta": el destino (presagios que preludian un fin trágico), la acción (propiciada por la enemistad existente entre las dos familias y la precipitación en la toma de decisiones), el amor y la muerte (como única forma de perpetuar un amor que tan solo halla dificultades en su camino). Una vez vista, a grandes rasgos la trama de la obra que nos ocupa, resaltamos algunos de los músicos influenciados por la producción Shakesperiana, entre los cuales se erigen Bellini, Tchaikovsky o Prokofiev. Cronológicamente, destacamos entre uno de los primeros al compositor italiano Vincenzo Bellini (Catania 1.801 – Puteaux 1.835), procedente de familia de músicos. Aunque escribió abundante música religiosa y vocal de cámara, su producción más notable está compuesta por sus diez óperas, entre las que destaca "Capuletos y Montescos" (1.830). En sus composiciones, Bellini supo encarnar la esencia del romanticismo italiano; despertando así la admiración de Wagner, Schumann, Berlioz y Tchaikovsky, además de ejercer una gran influencia sobre Chopin. Posteriormente, el compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky (Kamsko–Vótkinsk 1.840 – San Petersburgo 1.893), sintiendo admiración, como hemos comentado, por la obra de Bellini y animado por los máximos exponentes del nacionalismo musical ruso como Rimski-Korsakov o Musorgski, compuso su primera obra importante y célebre: la obertura-fantasía "Romeo y Julieta" (1.869). La obra de Tchaikovsky une la tradición musical de Occidente con su propia y romántica expresión. Sus composiciones serán muy conocidas por formar parte el repertorio habitual de las orquestas sinfónicas y por estar profundamente ligadas al ballet clásico. En cuanto a la escenificación en ballet, nos remontamos a Sergei Prokofiev (Sontsovka, Yekaterinoslav 1.891 – Moscú 1.953) quien compuso la partitura que le dio música a "Romeo y Julieta", siendo ésta un auténtico prodigio de música escrita para ballet del siglo XX. La exaltación del amor, de la comprensión y de la paz que traduce la música de Prokofiev elevará la discutida composición a la categoría de obra universal y al nivel que reclamaba la historia de William Shakespeare. En la actualidad, continúa existiendo esa fascinación por la historia de los dos jóvenes amantes que intentan vivir su amor adolescente, ajenos a los enfrentamientos de su posición social, fortuna y familias, cuya pasión incendiaria antecede a un final sangriento y trágico. En la gran pantalla, tenemos una nueva adaptación de la obra. Otra interpretación a destacar es la de Ainhoa Arteta. La soprano vasca, se enfrentaba ilusionada en el 1.999 a la ópera de Charles Gonoud, "Romeo y Julieta". A pesar de la complejidad de su papel, Ainhoa supo aportarle su personalidad, su punto de vista, su manera de hacer y su vocalidad; por lo que se produjo un interesante intercambio entre su personaje y ella, enriqueciéndose ambas. Volviendo al ballet, la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Nacho Duato sobre música del mencionado Prokofiev, también llevó al escenario a "Romeo y Julieta"; afrontando éste su totalidad, desde la coreografía, el vestuario y la iluminación. De igual modo, el bailarín bilbaíno Igor Yebra desempeñó en escena el personaje de Shakespeare; siendo una novedad que decidiese estrenarse en el ballet completo de Berlioz, después de su consagración previa con la versión de Prokofiev. Con todo lo expuesto, he querido resaltar algunas de las vertientes que ha tomado la conocida tragedia de "Romeo y Julieta" de William Shakespeare, intentando transmitir el "feeling" que siento cuando me sumerjo en ella. Sentimiento que espero haber sabido llevar más allá de esta pantalla y que hayáis captado en mi artículo.
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