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Número 15º - Abril 2.001


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RECORDANDO A OCÓN EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE (II).

Por Cristina Isabel Gallego García. Lee su curriculum.


Eduardo Ocón.

En este segundo y último artículo, acompañaremos a nuestro músico en el momento que abandona la capital francesa, ya que aparecen por entonces nuevas tendencias musicales que contrastan con su "aire conservador", y la guerra franco-prusiana también hace muy peligrosa su estancia.

La gran nostalgia que sentía hacia su patria chica le hizo volver. Una vez aquí, ocupó su cargo como segundo organista y se casó con Josefa Zela Willermine. Ocón ya conocía la creación de la Sociedad Filarmónica Malagueña. Enrique Scholtz le confió la dirección facultativa de dicha sociedad y éste aceptó el puesto con la condición de crear una escuela de música o conservatorio.

En los contextos laicos se estaba produciendo un gradual aumento de conciertos y otras actividades musicales; pero la ciudad seguía sin tener un centro donde se impartieran estudios musicales. La música, en comparación con otras artes como la pintura y la escultura, estaba discriminada. Ocón intenta instaurar un centro para llevar a la práctica sistemas y planes de estudios, que estaban vigentes en el conservatorio de París; sus ideas se llevaron a cabo con gran rapidez; así nació en Málaga una escuela a la que todos podían acudir para realizar sus estudios musicales.

Durante varios años se fueron completando las especialidades correspondientes a cuerda y viento. Las clases de piano empezaron a partir de 1.880. Cuando Sarasate vino a Málaga se encontró con ambiente musical muy positivo que le llamó la atención. El día 14 de mayo de 1.880 fue nombrado Director Honorífico del conservatorio de Málaga. Las ampliaciones del número de profesores enriquecieron el ambiente musical; de sus clases surgieron alumnos aventajados y deseosos de actuar en público.

Eduardo quiere dirigir una orquesta en la Catedral de Málaga, para lo cual ofrece las posibilidades de la Escuela de Música de la Filarmónica. Al ser un ofrecimiento gratuito, el cabildo responde de forma positiva. Éste concentró en él todas las responsabilidades de los servicios musicales, menos los referidos a los órganos que dependían de Cansino; se le nombró profesor de los seises, encargado del archivo municipal y director de la Capilla en los días de orquesta.

A partir de ese momento la actividad que desarrolla se proyecta en todos los focos musicales de Málaga: organiza y desarrolla conciertos, crea la Escuela de Música, sigue componiendo y se interesa por la música popular, acaba haciéndose cargo de la música de la Catedral; se ha convertido en la pieza clave para el desarrollo de la música en Málaga.

Así se le iba reconociendo la labor que llevaba a cabo en todos los frentes musicales. En 1.879 fue nombrado académico correspondiente de la Academia de San Fernando. Hacía sólo 6 años que se había creado la sección de música (el 10 de mayo de 1.873) y él se había ganado el honor de pertenecer a tan prestigiosa institución.

En 1.879 la Escuela de Música de la Filarmónica llevaba 10 años funcionando, y en vista de los resultados dieron el paso para convertirlo en conservatorio, centro docente que todavía faltaba. Redactaron un reglamento, adecuaron las instalaciones, gestionaron subvenciones y solicitaron a la reina la autorización para que el conservatorio llevara su nombre. Desde principios de 1.880 todo estaba solucionado y la ciudad ya contaba con un centro donde se pudiera realizar un completo plan de estudios musicales, que pasó a denominarse Real Conservatorio de Música "María Cristina" de Málaga.

Pasó por momentos difíciles y en varias ocasiones estuvo a punto de cerrar sus puertas. Estas crisis estaban provocadas por falta de medios económicos. En 1.884 se empiezan a recibir subvenciones del Liceo de Málaga y del Círculo Malagueño. Dicho centro no alcanzó la estatalidad hasta 1.931, por lo que estuvo dependiendo 51 años de la Filarmónica y de las subvenciones del Ayuntamiento. A pesar de todas las dificultades, no cesaba de obtener éxitos y por entonces se había convertido en un centro muy apreciado por la ciudad.

No existen datos exactos de cómo y cuándo Albéniz ejerció como profesor en Málaga, sin embargo quedó registrado su nombramiento como Profesor Honorario el día 12 de mayo de 1.883. Ocón fue el primer director del centro y en ese puesto continuó hasta su muerte. En 1.886 Amadeo Vives se trasladó a Málaga y recibió clases de Eduardo. Tomás Bretón es otro de los importantes contactos que estableció por aquellos años.

Eduardo Ocón tuvo tres hijos: Eduardo, Fernando y Cecilio. El hijo mayor fue nombrado profesor auxiliar de solfeo y poco después profesor titular de piano. Su mujer también fue nombrada profesora auxiliar de piano.

La actividad de Ocón en la Catedral después de tantos años le proporcionaron contactos a niveles muy altos, que aprovechó para dar a conocer su música. También contribuyó a investigar en el archivo de la Catedral para sacar a la luz importantes partituras y datos de nuestros polifonistas del Renacimiento.

La importante y meritoria labor que Ocón llevó a cabo como organista, investigador, compositor y docente tuvo también justos y merecidos reconocimientos. El 25 de febrero de 1.878, Alfonso XII le concedió la "Encomienda de Isabel la Católica". En 1.888 fue nombrado Socio de Honor por la brillante labor que llevaba a cabo como director facultativo de la Filarmónica y del Conservatorio. La Sociedad de Conciertos de Madrid también le concedió en 1.893 el título de Socio Honorario.

A sus obligaciones tuvo que añadir la de organista de la Catedral. Los órganos ejercieron en él una gran influencia a la que no pudo sustraerse nunca, puesto que era un organista de una gran vocación y poder tocarlos le llenaba de satisfacción. A partir de 1.893 Ocón obtuvo permiso para vivir en una de las habitaciones de la torre de la Catedral. Le pidió al cabildo que le cediera una habitación en la torre de la Catedral para acabar los días de su vida oyendo los dulces acordes que hicieron de él un artista. Se instaló allí y vivió en el campanario mayor.

Su preocupación para que estos instrumentos se mantuvieran bien conservados fue muy grande. A él se debió la importante reparación a que fueron sometidos en 1.899. El día 28 de febrero de 1.901, a las 5 de la tarde moría Eduardo Ocón víctima de una pulmonía gripal. No pudo ver terminada la reparación de los órganos. Cuando murió aún faltaban algunos meses para la inauguración de aquella obra que a él se debía y no pudo saborear...

Espero que mis palabras hayan servido para rescatar del olvido la importante labor que desempeñó nuestro organista, investigador, compositor... Eduardo Ocón. Si deseas seguir profundizando en su vida y las obras que compuso, recomendaría el libro: "Eduardo Ocón. El nacionalismo musical", escrito por Gonzalo Martín Tellado, que ha constituido una importante fuente de información para la realización de estos dos artículos, y que presta una valiosísima aportación a la historia de la música española.