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Francia: Debussy. Por Rocío Cuenca Antón. Lee su Curriculum.
A
finales del s. XIX, en Francia van desapareciendo los restos del
Romanticismo aún existentes, mientras que comienza a surgir una nueva
corriente estética, que tiene gran influencia en las artes plásticas y
en la música. Dicha corriente se denominó "Impresionismo" (toma su nombre de un lienzo de C. Monet expuesto en París en 1872,
titulado "Impresión,
Salida del sol").
Mediante este movimiento se pretende romper totalmente con el
Romanticismo. Los
pintores impresionistas y los poetas simbolistas, que envidiaban las
facultades emocionales y simbólicas de la música, empiezan a utilizar
en sus obras el vocabulario técnico de ella (armonía, volumen...) Por
lo que ésta se convierte en el arte que mejor expresa el citado
movimiento. Pero, ¿qué se propone el impresionismo?, ¿cuáles son los pilares fundamentales de su estética? Fundamentalmente destaca la libertad formal, la importancia de las sensaciones y el timbre, ya que se busca sugerir más que exponer (algo) detalladamente. El máximo representante de este movimiento, musicalmente hablando, viene encarnado en la figura de Debussy. Debussy (1862/1918) nace en París. Antes de entrar en el conservatorio , estudia piano con Maute de Fleurville. A los once años ingresa en el conservatorio, allí entre otros da clase con Marmotel.. Pese a que no es amigo de academicismos ni formalismos, obtiene brillantes premios, destacando el Grand Prix de Rome en 1884, al que se presenta con L'enfant prodigue. Este premio le otorga una beca para estudiar en Roma durante tres años en la Villa de Medicis,(estando allí conoce a Liszt y Verdi entre otros). Desde allí hace envíos regulares a París, pero sus preceptores no están de acuerdo con lo que compone, ya que no se ajusta a lo establecido. Ante el rechazo de París, Debussy decide abandonar Roma, ya que él escribe su propia música, no la establecida. El final de su adolescencia también viene marcado por la millonaria Nadezhda von Meck (mecenas de Tchaikovsky), quien hace que Debussy se convierta en maestro y preceptor de sus hijos. Gracias a ella realiza viajes por Europa, donde conoce a importantes personalidades del panorama musical de la época: Wagner,Tchaikovsky, a los músicos del grupo de los Cinco... Después de su estancia en Roma (1885/1887) vuelve a París donde frecuenta más a poetas que a pintores y más a pintores que a músicos. Ante esto cabe preguntarse ¿a quién admira Debussy? En poesía a los grandes simbolistas: Baudelaire, Poe, Mallarmé , D'Annuncio ; en pintura a O.Redon, G.Moreau, Turner y no a Monet, Sisley como tanto se le asocia; en música se observa la influencia de Mussorgky mas que la de Wagner, aunque en el fondo prefiera a este último. Muy pronto acude a los martes de Mallarmé (privilegio que ostentaban unos pocos). Allí los simbolistas ponían de manifiesto su objetivo con respecto a la música: evadirse del mundo, de la pesantez, las obligaciones sociales y sumergirse en el sueño y el misterio. Por ello la música se convierte en el lenguaje más idóneo, ya que es capaz de crear la obra- símbolo. A pesar de esto, Mallarmé opina que el libro es el que puede coronarlo todo, de hecho no se muestra entusiasmado al decirle Debussy que tiene idea de componer sobre su obra "La siesta de un Fauno", ya que según él, la musicalidad de sus versos ya tiene la música contenida en el tema. Nunca escuchó la melodía que le compone sobre Aparición ni Suspiro, Petición inútil y Abanico. Como vemos, el simbolismo hace mella en la literatura y en la pintura pero, ¿podríamos decir que hay una música simbolista? Ello no depende tanto de las formas utilizadas como del tema y ánimo del compositor. Lo hasta ahora expuesto nos sirve para vislumbrar las características de la obra de Debussy. Éste busca desde muy temprano en sus composiciones: inestabilidad tonal, sonoridades vagas... Para ello recurre a la escala tónica completa, el aumento de los acordes de quinta, la influencia oriental, el empleo de la modalidad (inspirado por la Edad Media), la transparencia tímbrica, la indeterminación entre disonancia y consonancia, la linea melódica deja de ser la esencia de la música para serlo los acordes, la sucesión cambiante de acordes utilizados más por sí mismos que por la relación que tenga con el anterior y el posterior. El piano se convierte en el instrumento ideal para buscar una sonoridad plena, rica en colores medios. Esta visión va acompañada de una gran inteligencia del gesto del pianista, y refinamiento en los ataques dinámicos. Como curiosidad añadir que Debussy se sentía muy cómodo tocando en los pianos Bechstein. Ya hemos visto que la estética de Debussy no trata de imitar, evocar sino de reflejar la esencia misma de la naturaleza y de traspasarla a armonías que estimulan la imaginación. Así nos dice: "La música hace una reproducción entre las correspondencias de la Naturaleza y la Imaginación". Éstas son dos palabras claves en la estética de Debussy. Ante todo proclama libertad absoluta. A quienes le pedían consejo sobre qué maestro debían seguir, les respondía: "No escuchéis sino al viento que pasa y nos cuenta la historia del mundo". Entre sus obras orquestales destacan: Preludio a la siesta de un fauno(1884), Los tres nocturnos: Nubes , Fiestas , Sirenas (1897/1899); Le Mer (1905). En ellas la técnica que sigue en el piano la aplica al lenguaje orquestal. Entre sus obras pianísticas caben destacar: los 24 preludios (agrupados en dos series, la primera, la presentó él mismo en concierto mientras que el pianista Ricard Viñes daba a conocer los restantes); Arabescos , Imágenes y en período posterior, la Fantasía para piano y orquesta y la Suite Bergamasque entre otras. Para terminar añadir que Debussy se consideraba un músico, pero aun más, creador de un mundo de arte y poesía; se sentía orgulloso de su oficio y exigía ejecutantes profesionales. Al igual que Mallarmé, no aspira a la admiración de masas sino a las de unos pocos. Hasta
aquí llega esta breve visión de Debussy. Esperando que haya sido
provechosa, me despido hasta el próximo artículo. Bibliografía: -
AA.VV. (1997): Enciclopedia Interactiva Océano. -
AA.VV. (1991): Gran Historia de la Música Clásica . Vol. II , Vol. III
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Levaillant,
D. (1989):
El Piano.
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Robertson,
A. (1972): Historia General de la Música: colección Fundamentos. Istmo.
Madrid -
Scheneider, M.
(1983): La Sinfonía Imaginaria. Colección Plural Música.
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