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Número 17º - Junio de 2.001


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OBRAS MAESTRAS: SONATA PARA VIOLÍN Y PIANO DE CÉSAR FRANCK

Por Paula Coronas Valle. Lee su curriculum.


      César Franck (1822 - 1890)

En esta ocasión nuestra sección tratará de una de las joyas más valiosas dentro de la música de cámara: La Sonata para violín y piano de C. Franck.

Este Belga (Lieja, 1822) de ascendencia austrogermana, nacionalizado francés, es uno de los más valiosos compositores de la llamada escuela moderna, quien junto a Saint-Saëns, Laló, Fauré, Bizet y otros, funda la Sociedad Nacional de Música en el año 1871.

Se puede considerar a C. Franck como uno de los grandes resurgidores de la música instrumental francesa, cuyo arte innovador y personal inunda páginas tan célebres como las del Quinteto con piano, Sinfonía en Re menor, Cuarteto de cuerda, Variaciones sinfónicas para piano y orquesta, preludio coral y fuga para piano solo.

Pese al ambicioso plan trazado por su padre para convertirle en un virtuoso concertista, el espíritu sosegado y tranquilo de C. Franck, prevalece ante tales espectativas, llegando a ser en 1872, profesor de órgano del Conservatorio de París, entregándose con autenticidad a su doble profesión de organista y compositor.

Esta última faceta creadora aparece en Franck de manera tardía (a los 50 años de edad) pero contundente.

Sus enseñanzas fueron pronto bien recibidas y retomadas por un ramillete destacadísimo de seguidores entre los que podemos citar a Vicent D’Indy, su más fiel discípulo, Ernesto Chausson, Alberic Magnard, Guillaume LeKeu, Guy Ropaz, Albert Roussel y Henry Duparc.

Estos músicos "del amor" así llamados por Charles Oulmont pertenence a este grupo de rasgos franquianos, entre los que se encuentran un fuerte y convencido catolicismo además de un talante riguroso y extremamente perfeccionista.

La sonata para violín y piano no podía ser menos, y obedece a ese lento pero exhaustivo y detallado proceso creador que le lleva a culminar en el año 1886 esta magnífica obra, que ya había sido planeada 27 años antes.

Esta sonata es un verdadero modelo en cuanto al tratamiento de la forma cíclica se refiere. Consiste en exponer un tema principal que reaparece con variantes en cada movimiento. En este aspecto, Franck es sin duda alguna el maestro.

La sonata presenta la tonalidad de La mayor y está toda ella basada en tres células melódicas generadoras que recorren toda la pieza.

Dedicada al violista Belga Eugene Ysáye (1958-1931), la obra abre nuevos horizontes dentro del género. Por una parte, se respira en ella un ambiente puramente romántico, heredado del auténtico Lied Alemán, y por otra se percibe esa libertad y flexibilidad casi improvisatoria que la música francesa posee. Con todas estas novedades la sonata está desarrollada en cuatro movimientos:

El primer movimiento allegretto. Nos es magistralmente presentado en forma de sonata sin desarrollo. Consta de un tema principal que contiene la primera célula melódica de la que hablábamos anteriormente, cuyo atractivo reside especialmente en su misterioso equipaje armónico(acordes de novena) que viaja acompañado de una gran incertidumbre tonal. Este tema oscila hacia la dominante desde donde arranca la segunda melodía, extremadamente modulante y de verdadera belleza lírica. Tras la reexposición, de nuevo aparece la primera célula melódica, la cual dotada de una enorme fuerza expresiva y sugestiva, se encarga de cerrar felízmente este primer movimiento.

El segundo movimiento allegro en Re. Corresponde a la forma tradicional de primer tiempo. Encontramos en él la vehemencia y vigor de un tema rítmico que abre esta sección. Expuesto por ambos instrumentos (piano primero y violín después) el tema es acompañado por un ornamento dinámico y en tres fases diferentes. Seguídamente, una breve transición construida con material de la priméra célula, da paso al precioso segundo tema, auténtica expansión melódica dispuesto en tres fases dobles, en donde la grandiosidad de la armonía hace de este pasaje uno de los más inspirados y emotivos de esta sonata en concreto y de la música Franquiana en general. El desarrollo, bastante largo, comienza con "un recitado quasi lento" que enlaza con un fragmento basado en el segundo tema a partir del cual se suceden contínuos cambios de tono, ocasionando interesantes modulaciones que vacilan entre la oscuridad y la luz. Finalmente la reexposición libera de esta vaga atmósfera incierta preparando el tramo final, que constituye esa magnífica subida arriesgada y compleja técnicamente para ambos instrumentos, suponiendo la explosión de todo el material lírico y emocional contenido y expuesto a lo largo de este brillante y genuino segundo tiempo.

Tercer movimiento Recitativo-Fantasía. Es de gran originalidad e inspiración. Sirve de andante y presenta un aroma muy cálido, tranquilo pero a la vez apasionado. Está pensada a partir de una fantasía propiamente dicha y una melodía compuesta de diversos elementos. La fantasía consta de un doble recitado, que se repite dos veces en función de cambios armónicos sugerentes. Tras este sensual y arrebatado recitativo,observamos pasajes muy libres, casi improvisatorios, desembocando en virtuosas y pletóricas cadencias plagadas de riqueza sentimental. Exquisito pues resulta este recitativo fantasia, presidido por la magistral manufactura y sensacional calidad expresiva y melódica del maestro Belga.

Cuarto movimiento allegreto mosso. Es tal vez el mejor de los cuatro que contiene esta sonata. El tema principal forma un canon perpétuo a la octava, constituyendo además una melodía apreciadísima por su valor emotivo y conmovedor. La disposición estructural de este cuarto movimiento es muy particular, alternando secciones de canon con estribillo y cuplé. De textura muy rica y densa, la escritura de este final es originalísima. También hay que destacar pasajes de gran dificultad ejecutiva, mostrando a veces un sentido ampuloso y brillante que confiere a la pieza la categoría y prestancia que encierra en sí misma. Tímbricamente muy bien lograda, de sonoridad amplia y brillante, C. Franck recrea aquí uno desus máximos exponentes formalmente hablando. Este cuarto movimiento reune por tanto todas las condiciones necesarias para provocar de inmediato en el oyente el impacto, la admiración por la música de calidad.

 

Recomendamos a los más jóvenes la audición de esta bella y magistral sonata para violín y piano cuyo deleite será sin duda justificado. En C. Franck encontraremos la música con mayúsculas.