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DECCA LEGENDARIA
Por "Don Profondo". La
excelente colección Decca Legends comparte los mismos criterios que sus
hermanas DG The Originals y Philips 50, y que su rival EMI Great
Recordings of the Century: grabaciones elogiadas en su día por la crítica,
precio medio, nuevas y estupendas remasterizaciones, y la inclusión de
la portada original de los elepés,
aunque en el caso del sello británico ésta aparezca en la
contraportada de la carpetilla. La nostalgia está servida. En este
nuevo lanzamiento, aparecido en España hace unas semanas, se incluyen
registros tan importantes como los Preludios de Rachmaninov por
Ashkenazy (¡más de ochenta minutos en un solo cedé!) o el Concierto
breve de Montsalvatge por Alicia de Larrocha, pero aquí nos vamos a
centrar en los dos volúmenes que hemos recibido. En
primer lugar nos encontramos con todas las grabaciones con música de
Bartók que realizara Sir Georg Solti frente a la Sinfónica de Londres
en los años sesenta, concretamente entre 1963 y 1965: la Suite de
Danzas, la suite de El mandarín maravilloso y el Concierto
para Orquesta. Los resultados fueron memorables por su fuerza,
brillantez, pujanza rítmica, sentido del color y plena comprensión del
idioma. Lo que ocurre es que el director húngaro volvió a registrar
las dos últimas obras citadas con su formidable Sinfónica de Chicago
en los años ochenta con una toma sonora lógicamente muy superior. ¿Y
la interpretación? El Mandarín (1989) pierde algo de fiereza,
engancha menos que la versión que aquí presentamos, aunque resulta más
sutil y viene acoplada -en un disco de serie cara- con sensacionales
interpretaciones de la Música para cuerda, percusión y celesta
y del Divertimento. El Concierto (1980), sin embargo, gana
en claridad al tiempo que en sentido del misterio, resultando
apreciablemente más maduro y profundo que el londinense, pero por
desgracia se encuentra hoy por hoy fuera de catálogo. En conclusión,
dada la calidad de este disco y el acoplamiento que presenta,
recomendamos con entusiasmo la compra a quien no disponga aún de estas
obras capitales en su discoteca. La
grabación que Benjamin Britten realizara de su Peter Grimes en
1958 sigue siendo la versión “oficial” de la página, una ópera
magnífica a pesar de los reproches de conservadurismo por parte de
ciertos pedantes insensibles que sólo admiten lenguajes
“comprometidos” en la música del siglo XX. El sonido es formidable
para la época, orquesta y coros se pliegan a la perfección a los
designios de la meticulosa batuta, los solistas vocales son muy buenos
(aquí está Clarie Watson, la decepcionante Donna Anna de Klemperer,
haciendo una muy sólida Ellen Oxford) y el protagonista es de excepción:
Peter Pears. El que fuera durante muchos años novio -me niego a
utilizar la cursi expresión “compañero sentimental”- del
compositor realiza una acongojante recreación del rudo, violento y no
poco antipático pescador que se ve impelido al suicidio por una hipócrita
sociedad bienpensante que no admite a quién desea vivir su vida al
margen de las convenciones. ¿Grabación de referencia, pues? No
del todo, ya que Sir Colin Davis realizó veinte años más tarde,
asimismo frente a las huestes del Covent Garden, una lectura aún más
convincente, aunque también un tanto discutible: donde el compositor
adoptaba, empuñando la batuta, una postura hasta cierto punto
distanciada, “británica”, el gran director se involucra por
completo para ofrecernos una recreación ácida, sórdida y violenta, de
un nihilismo casi insoportable. La versión de encuentra en Philips Duo
por el mismo precio que ésta, así que el lector verá. Sea como fuere,
lo ideal sería que apareciese en DVD el registro videográfico de la de
Colin Davis, donde se puede apreciar la imponente mole de Jon Vickers,
un Grimes diferente al de Pears -más duro y rebelde-, pero no menos
conmovedor, en una interpretación de una intensidad y sinceridad
apabullantes. Mientras tanto, cualquiera de estas dos baratas y
complementarias ediciones pueden satisfacer al aficionado que desee
tener en su casa esta página. Bartók:
Concierto para Orquesta, Suite de Danzas, Suite
de El mandarín maravilloso. Britten:
Peter Grimes.
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