LA
MÚSICA EN LA INFANCIA
Por
Cristina Isabel Gallego García.
Lee su curriculum.
Hace tiempo leí que la música comienza donde acaba el
lenguaje. A veces con palabras no sabemos explicar lo que sucede, cuál es
nuestro estado de ánimo... pero oímos una música y nos identificamos
con ella totalmente, dice todo lo que no sabemos comunicar, llena nuestra
alma... Al escucharla, nuestra incomprensión y soledad se puebla de
repente.
Pero también se puede decir que la música comienza
antes que el lenguaje. El niño, en el útero materno, escucha el sonido
del exterior. La primera "canción de cuna" que percibe es la
voz de la madre. Ésta le llega a través del interior del cuerpo,
acompañada de los latidos del corazón, la respiración, los movimientos
del estómago, el flujo sanguíneo...
El infante percibe los sonidos desde antes de su
nacimiento; su educación ya ha empezado. Posponer la educación musical
para Educación Primaria o Secundaria, es como si le quisiéramos enseñar
a caminar o a hablar cuando lleva tiempo haciéndolo.
Al niño le hablamos continuamente desde pequeño; por
esta impregnación, este baño de lenguaje, es como aprende a hablar. La
impregnación sonora es la que contribuirá a la adquisición de un bagaje
musical.
Cuando comienza a caminar, los padres le dedican mucho
tiempo, lo llevan de la mano para que no se caiga, encuentran naturales
sus pasos en falso, sus tropiezos, vacilaciones... También cuando éste
pronuncia sus primeras palabras los adultos festejan sus errores, sus
expresiones graciosas, su fantasía creadora... Pero, ¿por qué no se
hace lo mismo con sus primeras vivencias musicales?
Si el niño no repite correctamente una melodía que ha
oído, o desentona... ya decimos que no tiene condiciones musicales, que
no sirve para la música. Sin darnos cuenta, con estos comentarios le
estamos cerrando el paso hacia este universo sonoro que le engrandecerá
como persona.
Por eso quiero destacar la importancia de la música en
la infancia. Desde una primera etapa los bebés ya expresan sus
preferencias musicales. Son capaces de localizar sonidos (musicales, del
habla, ambientales), manifestar con la relajación o la agitación su
agrado o desagrado... Organizan el mundo sonoro que perciben, esto les
permite comunicarse con la voz, dando golpes con cualquier objeto...
A los pocos meses de vida emiten sonidos a diferentes
alturas para llamar la atención de su entorno. Al tiempo, dependiendo de
sus capacidades y de los estímulos recibidos, ya empiezan a balbucear los
sonidos que han ido ordenando y clasificando; se produce la primera
comunicación verbal entre padres e hijos. Esta comunicación a través
del habla se va concretando paulatinamente en la habilidad para emitir
vocales y consonantes.
No tenemos que conformarnos sólo con hablar a los
niños, también es muy importante que juguemos con sus producciones
vocales, que se adentren en este mundo sonoro que los acompañará durante
toda su vida y le va a traer muchísimas satisfacciones.
Hay veces que no se les deja jugar porque causan mucho
ruido, parece como si éste fuera algo prohibido en nuestra sociedad. Si
en vez de reprimir a los niños por el ruido que están haciendo, le
proponemos diálogos, distintos modos de jugar, experimentar produciendo
una gran variedad de sonidos con su cuerpo o con objetos que se encuentren
a su alrededor... habrá un enriquecimiento mutuo. La fuente de
irritación se convertirá entonces en fuente de comunicación y juego. Ya
sé que esta actitud requiere mucha disponibilidad, paciencia... pero al
experimentar con su cuerpo o los objetos es como el niño se desarrolla.
Ha venido a mi mente la imagen de mi prima pequeña
cuando descubrió mi guitarra. Tendría pocos años, y le dio una gran
satisfacción ver como ese enorme instrumento (para su edad) producía
aquel sonido tan bonito. La dejé experimentar tocando sus cuerdas, le
interpreté algunas canciones... y desde entonces, siempre que viene a
casa, mi guitarra se ha convertido en una buena amiga.
Todas las experiencias sensoriomotrices desarrollarán
el bagaje musical. Piaget enseña que la manipulación es el medio
privilegiado para la adquisición de las estructuras del pensamiento, y
que un niño no puede aprender lo que no se apoya en una experiencia
concreta.
Siguiendo con la evolución de las capacidades musicales
del niño es imprescindible decir que en los dos primeros años se vida el
ritmo de crecimiento del niño (en todos los aspectos) comparado con las
etapas posteriores, ha sido vertiginoso y se ha basado en la experiencia
sensorio - motriz, las capacidades que tienen ahora son potencialmente las
mismas que en los adultos.
Con los juegos establece relación entre todos sus
sentidos y el mundo sonoro, visual, táctil, olfativo... Tienen mucha
curiosidad por todo lo que percibe. Nosotros podemos estimularlos
empleando un lenguaje afectivo, rico en expresiones y entonaciones... Esta
base sensoriomotriz será el punto de partida y el lugar de común
encuentro entre nosotros y ellos.
Cuando crecen un poquito más prefieren jugar con la voz
y cantar en los extremos de su tesitura vocal que mantenerse en su propio
registro medio. Ya van coordinando con más precisión los golpes
efectuados con las palmas de las manos que los efectuados con los pies,
esto se debe a que desarrollan antes las extremidades superiores y
miembros cercanos al eje de simetría corporal que las extremidades
inferiores y miembros alejados de dicho eje. Es el momento de acompañar
las canciones con movimientos corporales, todo para ellos se traduce en
actividades motrices: correr, saltar, bailar, andar...
El niño al jugar, desarrolla su creatividad, inventa
canciones, danzas, instrumentos... Al tiempo que controlan sus movimientos
globales se aumenta la relación que tienen con el espacio; es entonces
cuando la motricidad fina empieza a desarrollarse. Y podría seguir
detallando como aumenta la capacidad de entonación del niño, éste
empieza a clasificar los sonidos y las formas según diferentes
cualidades, progresivamente mostrará cierta capacidad para compartir y
comprender que su cuerpo se encuentra en un contexto global, podrá
coordinar movimientos de grupo, coreografías...
Si tanto padres como maestros favorecemos esta
educación musical a partir de la infancia, nuestros pequeños tendrán
sensibilidad para captar las manifestaciones del mundo sonoro,
desarrollarán la facultad de expresarse por medio de ella, modelarán su
alma sensible mediante mensajes musicales, despertarán en el sentido
sonoro como se despierta en el terreno visual, del tacto, del olfato...
Como hemos podido observar, la música desde la infancia
es parte de la misma vida, constituyendo así la base de toda la
educación. Hagamos que ésta acompañe al niño a lo largo de todo su
proceso evolutivo desde la Educación Infantil hasta los niveles
superiores de enseñanza, adaptándose en todo momento a sus capacidades e
intereses específicos; así contribuiremos a su desarrollo integral como
persona.
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