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NUEVA ENTREGA DE CANTATAS DE J.S.
BACH POR TON KOOPMAN
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
El proyecto de ERATO y Ton Koopman de grabar todas las cantatas de
Bach dio comienzo en 1995 cuando se publicó el primer álbum y
finalizará, si no hay imprevistos, en el año 2006. En realidad, poco
tiempo si lo comparamos con proyectos anteriores: la de Helmuth
Rilling grabada entre 1969 y 1985 (Hänssler) y la de
Harnoncourt/Leonhardt, entre 1970 y 1988 (Teldec).
Quizás John Eliot Gardiner habría
sido el único en haberlas grabado en un tiempo record, y en
condiciones únicas, pero su proyecto para el año Bach (2000) se
malogró casi antes de empezar (*ver comentario abajo). La sorpresa
llegó de la mano de Pieter Jan Leusink, el Holland Boys Choir, un
coro no-profesional y el Netherlands Bach Collegium que grabaron la
integral para Brilliant Classics en sólo quince meses. Otra edición
actualmente en progreso es la del Bach Collegium Japan dirigida por
Masaaki Suzuki para BIS cuyo Bach ha cosechado buenas críticas hasta
ahora. Por tanto, en pocos años el aficionado tendrá a su disposición
al menos cinco integrales, eso sin contar otras contribuciones discográficas
de peso ya existentes como la de Karl Richter. Todo un lujo pues el
abanico de estéticas y criterios interpretativos será amplio.
Este último volumen (nº 12 de un total de 20) consta de 11
cantatas pertenecientes al periodo de Bach en Leipzig, concretamente a
las compuestas durante los años 1724 y 1725. De las incluidas en este
triple álbum, la más famosa es indudablemente la titulada Jesu,
der du meine Seele BWV 78. Pero también hay otras conocidas como Was
willst du dich betrüben BWV 107 y otras de mucho interés como Gelobet
seist du, Jesus Christ BWV 91, Liebster Gott, wenn werd ich sterben?
BWV 8 o la que abre el primer disco, Ach Herr, mich armen Sünder
BWV 135. A diferencia de otros que siguen el orden del Bach Werke
Verzeichnis (BWV), Koopman ha optado por el orden cronológico en su
edición lo cual supone una mayor coherencia y la posibilidad de
palpar fácilmente la evolución de las composiciones corales de Bach.
Tanto la orquesta como el coro es de efectivos reducidos lo cual
aporta un mayor intimismo en las interpretaciones y una transparencia
tímbrica a la que Koopman nos tiene acostumbrado. Koopman es más práctico
que otra cosa y suele hacer énfasis en los aspectos musicales más
que en los contemplativos sin por ello ignorar la atmósfera adecuada
para estas composiciones. Todas las grabaciones se realizaron en la
Waalse Kerk de Amsterdam en la que Koopman ha hecho varias grabaciones
como organista a lo largo de su carrera.
La orquesta y el coro son técnicamente impecables pero el mayor
atractivo de la grabación es el cuarteto solista del que Koopman se
ha rodeado. Lisa Larsson es una soprano de voz fresca, cristalina y
sin vibrato pero con la suficiente expresividad para dar sentido al
texto. Su voz, algo pequeña, transmite la delicadeza y fragilidad del
ser humano contenida en el intenso coral “Kein Frucht das Weizenkörnlein
bringt", BWV 114. Está especialmente bien en el
recitativo y coral "Der Glanz der höchsten Herrlichkeit", BWV
91 de voz penetrante, expresiva y ejemplar dicción. Se le podía
pedir más en ciertos momentos pero en general se acopla bien al
criterio interpretativo de Koopman. Lo mejor son sus partes a dúo con
Annette Markert. Como ejemplo de la compenetración y la adecuación
de ambas para este repertorio sirva el dúo “Wie eilen mit
schwachen, doch emsigen schritten” de la BWV 78, una de esas
ocasiones en que todo está perfectamente hecho. Koopman al órgano
elige el tempo ideal en el que la música fluye de manera natural y
las dos solistas bordan una pieza de una fuerza y espíritu increíbles.
Uno no se cansa de escucharlo. (En la BWV 116 la breve parte de
soprano está cantada por Sibylla Rubens)
Annete Markert, una contralto a la
antigua usanza con un color de voz precioso, nos revela un instrumento
templado, denso y expresivo con ajustadas ornamentaciones en arias
como “Ach, unaussprechlich ist die Not”, BWV 116 o en “Du
machst, o Tod, mir nun nicht ferne bange”, BWV 114 donde su
lectura es mucho más centrada, comunica más que la de Julia Hamari
(Rilling) de tempo insostenible. Habrá que estar muy atentos a esta
cantante alemana cuya voz parece ideal para papeles de Bach y Handel.
El tenor Christoph Prégardien aporta toda su experiencia en el canto
barroco y en el lied alemán para desgranar el texto con sentido y
claridad. Además, su instrumento, algo baritonal, muestra delicadeza
en la emisión, contrastes dinámicos y un bello legato a la altura de
grandes tenores bachianos como Peter Schreier. Su larga aria “Wo
wird in diesem Jammertale”, BWV 114 con la intensa travesera
de Hazelzet o la tenebrista “ Und wenn der harte Toddesschlag”, BWV
124 son buena muestra del nivel de su contribución. La primera de
las arias, en todo caso, mucho mejor que la de Kurt Equiluz (Rilling)
de tono lloroso que quizás pone demasiada carne en el asador.
(Helmuth Rilling con toda su profundidad y su carga expresiva no hace
más que repetir lo hecho por Karl Richter antes, sin tener su genio,
y en general, con un plantel inferior de solistas) Otra interpretación
redonda del tenor la encontramos en el aria “Drum ich mich ihm
ergebe”, BWV 107 con un tempo efervescente, bellísimo el laúd
de Mike Fentross en el continuo, y un Prégardien en plena forma en
comparación con Howard Crook (Herreweghe) de línea de canto más que
adecuada pero interpretación plana.
El también alemán Klaus Mertens es uno de los habituales en el ciclo
de Koopman y no es de extrañar. Sus partes son de especial relevancia
y no siempre está bien servidas en otras voces. Su instrumento
resonante sin demasiado peso, ágil y flexible le convierte en una
cantante ideal para Bach. Su aria “Auf ihn magst du es wagen” BWV
107 supera a la lectura de Peter Kooy (Herreweghe) algo borrosa y
sin la definición y articulación de Mertens. Igual de bien
interpretada está "Doch weichet, ihr tollen, vergeblichen
Sorgen", BWV 8 con flauta obligada en una lectura que
derrocha musicalidad y autoridad apoyada por la ágil y suave
travesera de Hazelzet. De esta aria se incluye también una versión
posterior del aria para bajo, flauta y oboe d'amore.
A estas alturas parece innecesario alabar el Bach de Koopman, sólo
diremos que su a veces falta de penetración está más que compensada
por el carácter rítmico, burbujeante y espumoso en los movimientos rápidos
y acariciantes en los lentos, muy preocupado por la acentuación
(punzante coro inicial de la BWV 111) y que también él mismo
imprime desde el continuo con su característica frescura, sin caer
nunca en la superficialidad. Los principales solistas de la orquesta
son nombres conocidos dentro del panorama de la música de antigua:
Margaret Faultless, primer violín, Jonathan Mason, cello, Alfredo
Bernardini, oboe y Wilbert Hazelzet, flauta travesera. La documentación
prevista por ERATO para un proyecto de esta importancia es algo
insuficiente con unas notas casi telegráficas que aunque firmadas
nada más y nada menos que por Christoph Wolff no parecen estar a su
altura habitual.
En definitiva, un triple con música coral de Bach en el que
aficionado descubrirá cantatas no demasiado conocidas pero a la
altura de otras de mayor fama, en interpretaciones de altísimo nivel
que nunca cansan, ni dejan de interesar y sorprender.
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*Gardiner tenía previsto interpretar durante el año 2000 todo el
corpus de cantatas en cincuenta iglesias repartidas por varios países
del norte de Europa y siguiendo escrupulosamente las fechas para las
que habían sido compuestas. Las interpretaciones en directo iban a
ser grabadas por el sello amarillo (Deutsche Grammophon) y publicadas
semana a semana. Como el coste habría sido elevadísimo desde un
principio se acordó que Gardiner correría con los gastos artísticos
(coro, solistas y músicos) y DG se haría cargo de los gastos de
producción. Estamos hablando, por tanto, de grabaciones que el propio
artista debe pagar si quiere hacerlas o dicho de otro modo, sólo el
que pueda pagarlas podrá hacerlas. Esto invita a la reflexión pero
sigamos con la historia...
El caso es que dos meses antes de empezar el peregrinaje, DG se
desvincula del proyecto aduciendo razones de mercado. Gardiner, atónito,
demanda a la discográfica por incumplimiento de contrato.
Efectivamente el contrato de Gardiner con DG contemplaba un total de
59 discos de cantatas de Bach. Pero la sangre no llega al río. Antes
de llegar a los tribunales, DG hace una oferta al director británico:
DG sacará un total de 12 discos al mercado, uno al mes. Gardiner es
libre de llamar a otra puerta con su proyecto, cosa que no hace
(probablemente la respuesta no habría sido muy diferente). El
proyecto siguió adelante con los conciertos en vivo por media Europa
pero las nuevas grabaciones publicadas por DG fueron escasas. Como más
tarde se pudo saber, se reciclaron los tres discos de cantatas que
Gardiner había grabado diez años antes para Archiv/DG y hasta
desempolvado algunas cantatas que el sello no había publicado en su día.
Hay que pensar que todas estas decisiones tuvieron la aprobación de
Gardiner.
En resumen, un proyecto pionero y original que se va al traste para
luego maquillarlo con una solución que representa un escaso 20% del
proyecto inicial. Al final, la edición se ha quedado más pequeña
que la antigua incompleta que ya tenía Archiv a cargo de Karl
Richter, de 26 discos. En fin, todo un logro en el año Bach por parte
de uno de los sellos históricamente más vinculados a la obra de
Bach.
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