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Número 25º - Febrero 2.002


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NUEVA ENTREGA DE CANTATAS DE J.S. BACH POR TON KOOPMAN  

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


El proyecto de ERATO y Ton Koopman de grabar todas las cantatas de Bach dio comienzo en 1995 cuando se publicó el primer álbum y finalizará, si no hay imprevistos, en el año 2006. En realidad, poco tiempo si lo comparamos con proyectos anteriores: la de Helmuth Rilling grabada entre 1969 y 1985 (Hänssler) y la de Harnoncourt/Leonhardt, entre 1970 y 1988 (Teldec). 

Quizás John Eliot Gardiner habría sido el único en haberlas grabado en un tiempo record, y en condiciones únicas, pero su proyecto para el año Bach (2000) se malogró casi antes de empezar (*ver comentario abajo). La sorpresa llegó de la mano de Pieter Jan Leusink, el Holland Boys Choir, un coro no-profesional y el Netherlands Bach Collegium que grabaron la integral para Brilliant Classics en sólo quince meses. Otra edición actualmente en progreso es la del Bach Collegium Japan dirigida por Masaaki Suzuki para BIS cuyo Bach ha cosechado buenas críticas hasta ahora. Por tanto, en pocos años el aficionado tendrá a su disposición al menos cinco integrales, eso sin contar otras contribuciones discográficas de peso ya existentes como la de Karl Richter. Todo un lujo pues el abanico de estéticas y criterios interpretativos será amplio.

Este último volumen (nº 12 de un total de 20) consta de 11 cantatas pertenecientes al periodo de Bach en Leipzig, concretamente a las compuestas durante los años 1724 y 1725. De las incluidas en este triple álbum, la más famosa es indudablemente la titulada Jesu, der du meine Seele BWV 78. Pero también hay otras conocidas como Was willst du dich betrüben BWV 107 y otras de mucho interés como Gelobet seist du, Jesus Christ BWV 91, Liebster Gott, wenn werd ich sterben? BWV 8 o la que abre el primer disco, Ach Herr, mich armen Sünder BWV 135. A diferencia de otros que siguen el orden del Bach Werke Verzeichnis (BWV), Koopman ha optado por el orden cronológico en su edición lo cual supone una mayor coherencia y la posibilidad de palpar fácilmente la evolución de las composiciones corales de Bach. Tanto la orquesta como el coro es de efectivos reducidos lo cual aporta un mayor intimismo en las interpretaciones y una transparencia tímbrica a la que Koopman nos tiene acostumbrado. Koopman es más práctico que otra cosa y suele hacer énfasis en los aspectos musicales más que en los contemplativos sin por ello ignorar la atmósfera adecuada para estas composiciones. Todas las grabaciones se realizaron en la Waalse Kerk de Amsterdam en la que Koopman ha hecho varias grabaciones como organista a lo largo de su carrera.


La orquesta y el coro son técnicamente impecables pero el mayor atractivo de la grabación es el cuarteto solista del que Koopman se ha rodeado. Lisa Larsson es una soprano de voz fresca, cristalina y sin vibrato pero con la suficiente expresividad para dar sentido al texto. Su voz, algo pequeña, transmite la delicadeza y fragilidad del ser humano contenida en el intenso coral “Kein Frucht das Weizenkörnlein bringt", BWV 114. Está especialmente bien en el recitativo y coral "Der Glanz der höchsten Herrlichkeit", BWV 91 de voz penetrante, expresiva y ejemplar dicción. Se le podía pedir más en ciertos momentos pero en general se acopla bien al criterio interpretativo de Koopman. Lo mejor son sus partes a dúo con Annette Markert. Como ejemplo de la compenetración y la adecuación de ambas para este repertorio sirva el dúo “Wie eilen mit schwachen, doch emsigen schritten” de la BWV 78, una de esas ocasiones en que todo está perfectamente hecho. Koopman al órgano elige el tempo ideal en el que la música fluye de manera natural y las dos solistas bordan una pieza de una fuerza y espíritu increíbles. Uno no se cansa de escucharlo. (En la BWV 116 la breve parte de soprano está cantada por Sibylla Rubens)

Annete Markert, una contralto a la antigua usanza con un color de voz precioso, nos revela un instrumento templado, denso y expresivo con ajustadas ornamentaciones en arias como “Ach, unaussprechlich ist die Not”, BWV 116 o en “Du machst, o Tod, mir nun nicht ferne bange”, BWV 114 donde su lectura es mucho más centrada, comunica más que la de Julia Hamari (Rilling) de tempo insostenible. Habrá que estar muy atentos a esta cantante alemana cuya voz parece ideal para papeles de Bach y Handel.

 
El tenor Christoph Prégardien aporta toda su experiencia en el canto barroco y en el lied alemán para desgranar el texto con sentido y claridad. Además, su instrumento, algo baritonal, muestra delicadeza en la emisión, contrastes dinámicos y un bello legato a la altura de grandes tenores bachianos como Peter Schreier. Su larga aria “Wo wird in diesem Jammertale”, BWV 114 con la intensa travesera de Hazelzet o la tenebrista “ Und wenn der harte Toddesschlag”, BWV 124 son buena muestra del nivel de su contribución. La primera de las arias, en todo caso, mucho mejor que la de Kurt Equiluz (Rilling) de tono lloroso que quizás pone demasiada carne en el asador. (Helmuth Rilling con toda su profundidad y su carga expresiva no hace más que repetir lo hecho por Karl Richter antes, sin tener su genio, y en general, con un plantel inferior de solistas) Otra interpretación redonda del tenor la encontramos en el aria “Drum ich mich ihm ergebe”, BWV 107 con un tempo efervescente, bellísimo el laúd de Mike Fentross en el continuo, y un Prégardien en plena forma en comparación con Howard Crook (Herreweghe) de línea de canto más que adecuada pero interpretación plana. 


El también alemán Klaus Mertens es uno de los habituales en el ciclo de Koopman y no es de extrañar. Sus partes son de especial relevancia y no siempre está bien servidas en otras voces. Su instrumento resonante sin demasiado peso, ágil y flexible le convierte en una cantante ideal para Bach. Su aria “Auf ihn magst du es wagen” BWV 107 supera a la lectura de Peter Kooy (Herreweghe) algo borrosa y sin la definición y articulación de Mertens. Igual de bien interpretada está "Doch weichet, ihr tollen, vergeblichen Sorgen", BWV 8 con flauta obligada en una lectura que derrocha musicalidad y autoridad apoyada por la ágil y suave travesera de Hazelzet. De esta aria se incluye también una versión posterior del aria para bajo, flauta y oboe d'amore.


A estas alturas parece innecesario alabar el Bach de Koopman, sólo diremos que su a veces falta de penetración está más que compensada por el carácter rítmico, burbujeante y espumoso en los movimientos rápidos y acariciantes en los lentos, muy preocupado por la acentuación (punzante coro inicial de la BWV 111) y que también él mismo imprime desde el continuo con su característica frescura, sin caer nunca en la superficialidad. Los principales solistas de la orquesta son nombres conocidos dentro del panorama de la música de antigua: Margaret Faultless, primer violín, Jonathan Mason, cello, Alfredo Bernardini, oboe y Wilbert Hazelzet, flauta travesera. La documentación prevista por ERATO para un proyecto de esta importancia es algo insuficiente con unas notas casi telegráficas que aunque firmadas nada más y nada menos que por Christoph Wolff no parecen estar a su altura habitual.


En definitiva, un triple con música coral de Bach en el que aficionado descubrirá cantatas no demasiado conocidas pero a la altura de otras de mayor fama, en interpretaciones de altísimo nivel que nunca cansan, ni dejan de interesar y sorprender. 

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*Gardiner tenía previsto interpretar durante el año 2000 todo el corpus de cantatas en cincuenta iglesias repartidas por varios países del norte de Europa y siguiendo escrupulosamente las fechas para las que habían sido compuestas. Las interpretaciones en directo iban a ser grabadas por el sello amarillo (Deutsche Grammophon) y publicadas semana a semana. Como el coste habría sido elevadísimo desde un principio se acordó que Gardiner correría con los gastos artísticos (coro, solistas y músicos) y DG se haría cargo de los gastos de producción. Estamos hablando, por tanto, de grabaciones que el propio artista debe pagar si quiere hacerlas o dicho de otro modo, sólo el que pueda pagarlas podrá hacerlas. Esto invita a la reflexión pero sigamos con la historia...

El caso es que dos meses antes de empezar el peregrinaje, DG se desvincula del proyecto aduciendo razones de mercado. Gardiner, atónito, demanda a la discográfica por incumplimiento de contrato. Efectivamente el contrato de Gardiner con DG contemplaba un total de 59 discos de cantatas de Bach. Pero la sangre no llega al río. Antes de llegar a los tribunales, DG hace una oferta al director británico: DG sacará un total de 12 discos al mercado, uno al mes. Gardiner es libre de llamar a otra puerta con su proyecto, cosa que no hace (probablemente la respuesta no habría sido muy diferente). El proyecto siguió adelante con los conciertos en vivo por media Europa pero las nuevas grabaciones publicadas por DG fueron escasas. Como más tarde se pudo saber, se reciclaron los tres discos de cantatas que Gardiner había grabado diez años antes para Archiv/DG y hasta desempolvado algunas cantatas que el sello no había publicado en su día. Hay que pensar que todas estas decisiones tuvieron la aprobación de Gardiner.

En resumen, un proyecto pionero y original que se va al traste para luego maquillarlo con una solución que representa un escaso 20% del proyecto inicial. Al final, la edición se ha quedado más pequeña que la antigua incompleta que ya tenía Archiv a cargo de Karl Richter, de 26 discos. En fin, todo un logro en el año Bach por parte de uno de los sellos históricamente más vinculados a la obra de Bach.