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JÓVENES PROMESASPor Elisa Ramos. Lee su curriculum.
Joven Orquesta Nacional de España
(JONDE). Programa: R. R. Albert, Meditación
y Ronda; Homenaje a Chapí.
José Antonio Pascual, director. J. Rodrigo: Tríptic
de Mossèn Cinto Celia Alcedo (canto). Fantasía
para un Gentilhombre Marcin
Dylla (Guitarra). A. Bertomeu, Música
para una inauguración Ignacio Yepes, director. Ciclo Clásicos
del Siglo XX. Consorcio 2002 en colaboración con la OCNE, CDMC, INAEM y
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Palacio de Congresos y
Exposiciones de Castilla y León. Salamanca, 22 de enero de 2002. Llegaron
como una legión, arrasando con su juventud, contagiando su alegría,
demostrando cómo se lo ‘curran’ y lo que valen. Todavía no son
famosos pero inundaron el aire del Palacio de profesionalidad. Ellos saben
bien lo que cuesta llegar al escenario, los duros años de estudio y las
dificultades que entraña abrirse paso en el arte de la música.
Afortunadamente tanto esfuerzo se ve recompensado en el mágico acto de la
interpretación y el reconocimiento del público. Justo fue el éxito que
obtuvieron por su buen hacer musical. Las
dos agrupaciones orquestales -una para cada parte del programa-
funcionaron con acertado sonido general, así como estupendas
intervenciones en los solos que las obras adjudican a varios de los
instrumentistas. Matices, fraseo, intencionalidad musical y fuerza se
hicieron patentes a lo largo y ancho de la velada. Sin embargo, la
sonoridad se quebraba, por momentos, merced al excesivo volumen del tutti
orquestal en los pasajes fuertes. Gajes propios del oficio y de una cierta
inexperiencia para adaptarse a una sala cuya acústica suele jugar malas
pasadas. En la
obra que abría el concierto, la dirección de Pascual hubiera requerido
mayor imaginación. Meditación y Ronda parecía pedir otra
intencionalidad para matizar la continua reiteración de ideas musicales.
Con el carácter chispeante de Homenaje a Chapi el ambiente se tornó
más festivo y dinámico. Orquesta y director parecieron encontrarse más
identificados con esta música, creciendo y asentándose a media que
transcurría. Consiguieron muy buenos matices en las melodías de las
cuerdas y los fragmentos protagonizados por la sección de viento, con
excelentes enlaces y fraseos. De nuevo los metales y la percusión,
correctos en los solos, resultaron excesivos en los tutti. Bajo
la dirección de Yepes comenzaba la segunda parte presentando a los
premiados en las modalidades de canto y guitarra del “Concurso
Internacional Joaquín Rodrigo” 2002. Celia Alcedo, ganadora del segundo
premio de canto, se mostró segura, pero en algunos momentos su potencia,
luchó con el volumen orquestal. Su timbre, tesitura y afinación lo
hicieron con una partitura de ámbito excesivamente grave y poco propicia
al lucimiento. Marcin Dylla justificó sobradamente el primer premio
conseguido demostrando con holgura sus dotes técnicas y comunicativas.
Transmitió -con precisión, sensibilidad y elegancia- mucha musicalidad
con la guitarra. A pesar de la amplificación pudimos escuchar una
estupenda Fantasía para un Gentilhombre que fue muy bien secundada
por la orquesta. La
obra de Bertomeu se llevó el gato al agua. Las dos orquestas se fundieron
en una para interpretar una excelente partitura que cerró de forma
magistral el programa propuesto. El propio compositor explicaba en las
‘Notas al programa’ su referencia al estudio concienzudo de la obra
del insigne organista Pablo Bruna y su intención de recrear desde una
perspectiva del siglo XX (1988) el carácter de la música instrumental
española del XVII. En la Batalla del 6º tono del Ciego de Daroca encontró la inspiración para armonizar,
orquestar y desarrollar los temas a partir de la composición de una
amplia introducción original que conduce a ellos. El
resultado es una obra brillante, muy efectista, que impacta desde el
primer momento y mantiene la atención. La JONDE supo extraer muy buen
partido del colorido de la potente y apreciable orquestación. Con
flexibilidad y muy buena dirección sonora desgranaron las arrebatadoras
melodías, la viveza del ritmo y el contrapunto imitativo de Musica
para una inauguración. Los calurosos aplausos del público se
prolongaron homenajeando al autor que se acercó al borde del escenario
para felicitar a director y concertino. Éxito
de un concierto que culminaba con los elocuentes gestos de satisfacción
de los intérpretes mientras nos regalaban su magnifica propina. La caja
iniciaba, con un sutil pianísimo y un control exquisito en la progresiva
intensidad del ritmo repetitivo, un Bolero de
Ravel lleno de intención y sentimiento. Se notaba en sus rostros cómo
paladeaban la interpretación de una pieza que les gustaba explayándose
para ofrecernos una delicada versión. Satisfacción
también del auditorio -lleno hasta la bandera- que en muchos casos se
sentía partícipe del éxito de algunos de los jovencísimos músicos. Más
de uno hemos tenido el placer de ver crecer por estos lares a Alvaro
Prieto (fagot), Ana Hernández (violín), Clara Andrada (flauta) y Vega
Montero (contrabajo), compartiendo con ellos agradables momentos
musicales. Vaya para todos los integrantes de la JONDE nuestra felicitación
y el deseo de que sigan perseverando con esa ilusión desbordante por los
caminos de la música.
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