NUEVO TRIUNFO DEL HAGEN

Por "Don Profondo".

Mozart no fue un gran renovador en lo que a la escritura para cuarteto de cuerdas se refiere. Sin embargo, su colección dedicada a quien fue en gran medida -gracias a una asombrosa labor de síntesis y creatividad- el artífice de la misma tal y como hoy la conocemos hoy, Franz Joseph Haydn, es una de las de mayor calidad jamás compuestas para semejante agrupación. Bebiendo precisamente de lo que su "Padre, Guia, ed Amico" (así reza la dedicatoria) había logrado cristalizar en sus realizaciones hasta la fecha, el salzburgués nos legó un conjunto asombrosamente maduro de seis páginas a cual más hermosa escritas con tal dominio del lenguaje polifónico, inspiración melódica y equilibrio entre forma y expresión, que sólo podrían salir de la mente de un genio como él. Compuestos en Viena entre 1782 y 1785, fueron publicados por Artaria en septiembre de este último año, convirtiéndose de inmediato en un éxito de ventas que permitiría al editor embolsarse una cantidad muy superior a la de por sí ya elevada que le ofreciera al joven Mozart.

A pesar del atractivo que despiertan los subtitulados "la caza" y "de las disonancias", no hay muchas ediciones en cedé de estos cuartetos, por lo que toda nueva aportación es bien recibida. Ciertamente DG ya tenía en su catálogo la aplaudida versión del Melos, pero había quedado un tanto anticuada de sonido. Así que hace un par de meses se presenta una nueva integral, con soberbia toma sonora, a cargo del Cuarteto Hagen, agrupación que a pesar de llevar un buen número de años grabando para el sello amarillo no resulta tan conocido -efectos de la promoción- como el menos interesante Cuarteto Emerson. Las tomas se habían efectuado entre 1998 y 2000, recuperando el registro realizado en 1995 del KV 421, que ya había aparecido con anterioridad acoplado al KV 575 (uno de sus "cuartetos prusianos", grabación que quizá rescaten si terminan haciendo una integral).

Aún reciente el éxito de su integral Bartók, la agrupación formada por Lukas Hagen, Rainer Schmidt, Veronika Hagen y Clemens Hagen vuelve a deslumbrarnos con una técnica solidísima, inatacable (portentoso virtuosismo personal y absoluta compenetración entre los cuatro), y con unos parámetros interpretativos coherentes y nada acomodaticios. Más que poner de relieve la vertiente lírica de la escritura mozartiana, que desde luego no se deja de lado, y moderando en gran medida el uso del vibrato, se decantan por los aspectos formales, arquitectónicos, subrayando la articulación polifónica y la tensión interna que recorre los pentagramas.

Digamos que en lugar de adoptar un punto de vista "romántico", subjetivo, tienen una perspectiva "contemporánea" de las partituras, más interesada por la especulación sonora abstracta que por el conflicto emocional. Pero no se piense que se trata de unas lecturas frías, cerebrales. Tampoco que resultan ásperas o violentas, a pesar de su incisividad y sentido de los contrastes. El clasicismo vienés bien entendido, con su elegancia, equilibrio expresivo y belleza sonora, está presente en todo momento. En fin, un triple cedé peligroso para el bolsillo pero repleto de belleza.