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AÑO NUEVO CON OZAWAPor "Don Profondo". Pues
ni más ni menos que como se esperaba: claramente por debajo de los
logros de un Kleiber, un Karajan o -rezagado con respecto a los
anteriores- un Maazel, pero en conjunto bastante bien. De hecho, quien
esto suscribe prefiere a Ozawa antes que a Abbado, Metha, Harnoncourt
o incluso a Muti, directores que, con desigual fortuna, han
frecuentado la sala dorada en los primero de enero de la última década.
Por supuesto que la labor de la Filarmónica de Viena supone, por sí
misma, una garantía de que esta música va a sonar con la belleza y
el idioma que debe, pero los seguidores de estos conciertos bien saben
que de una batuta a otra la cosa puede variar bastante. Se
notó la huella de Ozawa, para lo bueno y para lo menos bueno.
Fluidez, sentido del color, elegancia, finura y transparencia
orquestal son sus puntos fuertes; cierta blandenguería y fragilidad,
así como un evidente distanciamiento expresivo, por no decir sosería,
suelen restar puntos a su labor. Pues bien, todas estas características
se hicieron presentes en mayor o menor medida en las piezas
interpretadas el pasado 1 de enero en Viena. Pero no se piense que el
director quiso ofrecer lecturas marcadamente personales, como sí hizo
Harnoncourt el pasado año. Antes al contrario, intentó en todo
momento resultar idiomático, si bien lo logró de manera intermitente
(su uso del rubato, por ejemplo, a veces resultaba harto discutible).
En general podríamos decir que en las polcas rápidas y algunos de
los valses alcanzó su mayor inspiración, limitándose en el resto a
cumplir sin más. La
elección de las obras resulta convincente, habiendo combinado páginas
nuevas para atraer al comprador veterano (todo un hallazgo la Danza
diabólica de Joseph Hellmesberger II), piezas de éxito en los últimos
años (La Libélula) y maravillosas creaciones de siempre (El
Murciélago, Sangre Vienesa, Polca Tic Tac).
Total, un buen Concierto de Año Nuevo a cargo de un director
irregular y no afín a estas músicas, pero lleno de talento y
voluntad. Si volvemos a verle en estas circunstancias en futuras
ocasiones, tendremos la oportunidad de comprobar si avanza en su
dominio del repertorio. Ah: el sonido y la presentación del compacto
son buenos. La duración, muy aprovechada, pero no ha cabido todo el
concierto. Esperemos que aparezca un DVD que lo incluya en su
integridad. Joseph Hellmesberger II: Danza diabólica. Oberturas, valses, polcas y marchas de la familia Strauss. Orquesta Filarmónica de Viena. Seiji Ozawa. 79’. Philips 468 999-2.
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