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CINE
Y MUSICA: STANLEY KUBRICK (4) EL RESPLANDOR
Por Angel
Riego Cue. Lee su
Curriculum.
Algo de lo
que siempre se preocupó Stanley Kubrick fue de la
comercialidad de sus filmes; solía decir que toda
película que recaudara 100 millones de dólares
forzosamente debía tener algo bueno. Por ello debió
afectarle especialmente el rotundo fracaso comercial de Barry
Lyndon y se propuso que su siguiente película fuera
un gran éxito, y pudiera así compensar a la Warner por
la confianza que habían puesto en él. Y sus anteriores
grandes éxitos los había obtenido Kubrick, no haciendo
cine de géneros de prestigio, como el histórico, sino
reinventando géneros considerados como de "serie
B", tal como la ciencia-ficción (2001), el
cine de pandillas de adolescentes (La naranja
mecánica), o antes el cine negro (Atraco
perfecto). Había que buscar un género de este tipo
que no hubiera tocado antes, pues cuando Kubrick hacía
una película era "la" película dentro de ese
campo, la cumbre del género, luego no tenía sentido
repetir: no se podía superar lo insuperable.
A comienzos de los años 70 estaba en auge el cine de
terror. De hecho, a Kubrick se le había ofrecido, nada
más terminar La naranja mecánica, que llevara
al cine la novela de William Peter Blatty El exorcista.
No aceptó, y seguramente se arrepintió más tarde, pues
la película que finalmente rodó William Friedkin se
convirtió en la cuarta más taquillera de todos los
tiempos. Sin embargo, cuando le propusieron rodar la
segunda parte, tampoco aceptaría Kubrick, con el
argumento de: "¿Qué se puede añadir para superar
a la primera? ¿Que vomite ella en otros colores?"
De hecho la segunda parte, que sería rodada por John
Boorman, fue un completo fracaso. En cuanto a Kubrick,
leyó una novela que le había enviado la Warner, que
pensaba en adaptarla al cine y buscaba un director; ahí
fue donde vio "su" película de terror, y
aceptó dirigirla. Esa novela era El resplandor
de Stephen King, que aún estaba en fase de corrección
de pruebas de imprenta.
Stephen King, que con los años se convirtió en el gran
"gurú" del género de terror, en aquella
época (1977) aún estaba en los principios de su
carrera; sólo había publicado tres novelas, una de
ellas con seudónimo, y de ellas Carrie acababa
de ser llevada al cine con éxito por Brian de Palma. El
resplandor contaba la historia de un escritor
frustrado, Jack Torrance, que acepta el empleo de
vigilante del Overlook, un hotel de montaña que sólo
abre al público por el verano, y cierra en la temporada
de invierno. Torrance se traslada a pasar allí el
invierno junto a su mujer, Wendy, y su hijo, Danny,
siendo este último en el que recae el mayor protagonismo
en la novela de King. Danny posee una capacidad
telepática con la que se comunica a distancia con el
cocinero del hotel, Dick Halloran, y esto le será de
gran ayuda cuando su padre se vuelva loco y quiera matar
a su mujer e hijo como hizo el anterior vigilante. En la
novela, Jack Torrance es un hombre bueno, pero que se ve
poseído por los fantasmas que pululan por el edificio,
que le incitan a matar; además, cuando el hotel queda
aislado por la nieve, estos seres cobran vida en los
arbustos del jardín vecino, que comienzan a moverse.
Finalmente, el hotel arde en llamas con Jack dentro, y
estalla, mientras Wendy y Dany huyen con Dick, que ha
llegado a rescatarles.
Es evidente que Kubrick vio en esta historia algunos
puntos que motivaron su interés (la incomunicación
entre padre e hijo, el efeto destructivo del
aislamiento), y que aparecen en otras de sus películas,
pero también lo es que no podría aceptar la historia
tal como la escribiera King, y que necesitaría hacer sus
personales "retoques". Así, para el director
de La naranja mecánica no era concebible el que
alguien haga el mal por influencias externas, pero él
mismo fuera bueno por naturaleza. El auténtico
protagonista de la historia debía ser Jack, no su hijo.
En vez de reescribir el guión él mismo, Kubrick llamó
a una escritora profesional, Diane Johnson, que había
publicado en 1974 una novela titulada The Shadow
Knows (La Sombra sabe). En ella, una mujer recién
divorciada vive sola, y recibe continuamente llamadas
telefónicas amenazándola de muerte. A Kubrick le debió
gustar el clima "claustrofóbico" que creaba
Johnson, y en 1977 la llamó para hablar con ella sobre
una posible adaptación al cine de su novela. En
realidad, lo que quería era su colaboración para
retocar El resplandor.
El contrato con King estipulaba que el escritor sería el
autor del primer guión, que Kubrick enseñó a Johnson,
aunque estaba claro que no lo pensaba usar. Ambos pasaron
largo tiempo hablando de la novela gótica, de la que la
Johnson impartía un curso en Berkeley, especialmente del
Frankenstein de Mary Shelley. Finalmente
llegaron a un acuerdo: cuando ella terminara el curso de
Berkeley, se trasladaría a Londres para escribir
conjuntamente el guión de El resplandor, lo que
ocurrió a finales de 1977. Ambos se pusieron
rápidamente de acuerdo en el enfoque que le querían dar
a la historia: el núcleo argumental estaría en la
relación de odio padre-hijo, que acusaba influencias del
psicoanálisis; los arbustos moviéndose eran ridículos,
en su lugar el jardín se cambió a un laberinto de
setos, que también simbolizaban muy bien los recovecos
del cerebro humano. El hacer explotar el hotel al final
era una vulgaridad. Finalmente, el rodaje comenzaría en
mayo de 1978.
La película comienza con vistas aéreas de las Montañas
Rocosas, en el estado norteamericano de Colorado, y con
un coche que sube por la larga carretera hasta su
destino, el Hotel Overlook. En él viaja Jack Torrance,
que se dirige a una entrevista de trabajo con el director
del hotel, Stuart Ullman, lo que constituye el primero de
los 8 segmentos en que se divide el film, "LA
ENTREVISTA" (un procedimiento de "compartimentos
estancos" que nos recuerda a 2001). Se
trata de contratar a un vigilante para que permanezca en
el hotel en los meses de invierno, cuando está cerrado
por la nieve; en total serán 5 meses de aislamiento, lo
que puede ser duro de soportar. Torrance asegura que eso
no le preocupa, pues precisamente lo que necesita son 5
meses de tranquilidad para terminar su último libro.
Ullman le advierte de lo que ocurrió en el caso de un
vigilante anterior, llamado Grady: era un tipo
perfectamente normal, pero al quedarse aislado en el
hotel algo raro le ocurrió: mató a hachazos a su mujer
y a sus dos hijas, y luego se pegó un tiro.
Mientras tanto, en casa de la familia Torrance, su mujer
Wendy y su hijo Danny están esperando la llamada de Jack
confirmando que le han dado el empleo. Vemos ya desde el
principio que Danny es un niño "muy especial":
se comunica con "un espíritu que vive dentro de
él", llamado "Tony", que se expresa
hablando por su boca al tiempo que Danny dobla su dedo
índice: "Tony" le advierte en contra de irse a
ese hotel, y cuando Danny le pregunta si le darán el
empleo a su padre, "Tony" contesta que ya se lo
han dado y que está a punto de llamar para contárselo a
su familia... lo que así sucede. Cuando Danny le pide a
"Tony" alguna explicación de por qué no debe
ir al hotel, tiene una visión de un aluvión de sangre
que revienta las puertas de un ascensor, y de dos niñas
gemelas de aspecto inquietante.
El segundo segmento es "DÍA DE CIERRE". Jack
se dirige con su mujer e hijo al hotel, donde pasarán
solos los siguientes 5 meses. El director, Ullman, les
enseña las amplias estancias, y el cocinero, Dick
Halloran, les muestra la cámara frigorífica y la amplia
despensa llena de comida para todo ese tiempo. Danny ya
ha tenido otra vez la visión de las gemelas. Halloran
llama a Danny "Doc", lo que hace que su madre
le pregunte cómo sabe que en casa le llaman así, a lo
que Dick contesta que quizás se lo haya oído a ella
misma. La realidad es que Dick lo ha conocido por
comunicación telepática: en una conversación aparte
con Danny, le cuenta que cuando era niño, a veces
sostenía largas conversaciones con su abuela sin
despegar los labios: esa facultad la llamaban "el
resplandor", y hay más gente que la tiene; los que
"resplandecen" pueden ver, además, cosas en el
pasado o en el futuro. Dick también previene a Danny que
jamás entre en la habitación 237, aunque se niega a
decir por qué.
"UN MES DESPUÉS" es el título de la siguiente
secuencia, y en ella encontramos ya a la familia Torrance
plácidamente instalada en el Overlook, sin nada que
hacer: Danny recorre los pasillos con su triciclo, Wendy
invita a Jack a dar un paseo por el laberinto de setos,
pero su marido se excusa dicendo que tiene que trabajar.
Aún hace buen tiempo, y Wendy y su hijo se van a
recorrer el laberinto mientras Jack pasa su tiempo
indolentemente, haciendo rebotar una pelota en la pared.
Las cosas empiezan a torcerse en la siguiente escena,
"MARTES". Danny pasa frente a la habitación
237, mueve el pomo de la puerta sin conseguir entrar, y
vuelve a tener la visión de las gemelas. Jack continúa
tecleando en su máquina de escribir, y Wendy se le
acerca para preguntarle si ha escrito mucho. Esto
ocasiona el primer roce en la convivencia del matrimonio
en el hotel: Jack increpa a su mujer, afirmando que le
distrae y con ello pierde el hilo de su trabajo, y le
prohíbe que venga a molestarle mientras oiga el sonido
de la máquina de escribir, o simplemente mientras él
esté en su puesto de trabajo. Al quedarse solo Jack
vemos un primer plano de su rostro que parece ya la cara
de un loco.
El la siguiente secuencia, "SÁBADO", vemos que
ya ha comenzado a nevar. Las comunicaciones telefónicas
se han cortado, y sólo es posible hablar con el exterior
por una emisora de radio-aficionado. En sus paseos con
triciclo, Danny se encuentra a las gemelas, que le
invitan a ir a jugar con ellas "para siempre".
Danny ve imágenes de las dos niñas muertas y
descuartizadas.
En el "LUNES", Danny entra a buscar su coche de
bomberos y ve a su padre sentado en la cama; Jack le dice
que quisiera que estuviera a gusto en el hotel, y que se
quedaran allí para siempre. La respuesta de Danny es
preguntar a su padre: "¿Nunca nos harás daño a
mamá ni a mí, ¿verdad?"
Los acontecimientos se precipitan en el
"MIÉRCOLES". Mientras Danny está jugando con
sus coches, le llega rodando una bola. La puerta de la
237 está abierta... Poco después, Wendy, mientras
revisa las calderas del hotel, oye los gemidos de Jack,
que está dormido y sufre una pesadilla: Wendy le
despierta, y Jack le cuenta que había soñado que mataba
a su mujer y su hijo, y los cortaba en trozos. Mientras
Wendy intenta consolarle, llega Danny con el cuello lleno
de arañazos. Wendy se indigna contra Jack, pensando que
él se lo ha hecho.
Jack recorre un pasillo, "boxeando" contra el
aire, y entra en una sala que lleva el título "The
Gold Room". Es la amplia cafetería (y salón de
baile, en tiempos) del hotel, ahora sin uso hasta que
vuelva a abrir. Allí Jack dice que tiene tanta sed que
por una cerveza daría su alma y, como en las viejas
historias de Fausto, al conjuro aparece el diablo, esta
vez materializado como Lloyd, el barman del hotel. Jack
le cuenta a Lloyd lo mucho que quiere a Danny, pero que
"esa puta" (Wendy) nunca le ha perdonado que
tres años atrás lesionara "accidentalmente" a
su hijo, al levantarle del suelo de un tirón.
Wendy entra en la cafetería buscando a Jack: Danny le ha
contado que los arañazos no se los hizo su padre, sino
una mujer de la habitación 237 que intentó
estrangularle. Por tanto, hay más gente en el hotel.
Jack entra a inspeccionar la 237 y ve a una mujer joven
en la bañera, desnuda. Cuando se acerca a ella y la
abraza, descubre que en realidad es una vieja con el
cuerpo putrefacto. Huye rápidamente y cierra la puerta
con llave. Más tarde le dice a Wendy que no vio a nadie
en la habitación, y que los arañazos se los habrá
hecho el propio Danny. Wendy insiste en llevar a su hijo
fuera del hotel para que lo vea un médico, y esto
provoca otra explosión de ira de Jack, que dice que si
se van del hotal perderá su empleo: "Eso son ganas
de joderme".
Mientras tanto, en su casa de Miami, Dick ha recibido una
"comunicación" telepática de Danny, que está
en peligro, y llama por teléfono, interesándose por
pedir una conferencia con el hotel Overlook: con la
tormenta de nieve que anuncia la TV, y al vivir allí una
mujer y un niño pequeño, desea comprobar que todo vaya
bien. Le comunican que las líneas están cortadas por la
nieve, pero que se puede contactar por radioteléfono;
para ello llama al servicio forestal, donde le prometen
que se pondrán en contacto con el Overlook.
Jack vuelve al salón donde le atendió Lloyd, que ahora
está lleno de gente (!), todos vestidos de etiqueta, a
la moda de los años 20. El barman le dice que está
invitado, pues "su dinero no vale aquí". No es
asunto suyo saber quién le invita. En esto, Jack
tropieza con un camarero, que le derrama bebida por su
cazadora y, excusándose, le dice que vayan a los
servicios y alí le limpiará con agua. En los servicios,
Jack reconoce quién es el camarero: es Delbert Grady, el
vigilante del hotel que asesinó a su mujer y sus hijas y
luego se suicidó; Grady dice no recordar que él hubiera
sido el vigilante, y le dice a Jack una frase memorable:
"Siento mucho disentir. Usted es el vigilante. Usted
siempre ha sido el vigilante, lo recuerdo bien, yo he
estado aquí siempre". Y continúa diciendo que el
hijo de Torrance "trata de introducir a un elemento
extraño en esta situación"; a la pregunta de qué
elemento ese ese, Grady contesta: "Un negro. Un
cocinero negro" (se refiere, claro está, a Dick
Halloran). Acto seguido, le dice que Torrance no ha
reparado en lo listo que es su hijo, y que esa
inteligencia la está usando contra él; que ese chico
merecería "unas palabritas, o quizás algo
más"; que a sus hijas tampoco les gustaba el hotel
y una de ellas trató de incendiarlo, pero "él las
escarmentó" y cuando su mujer trató de impedirlo,
"le dio su merecido". Toda una sugerencia de lo
que debe hacer Jack.
Suena el radioteléfono, está llamando el servicio
forestal, y Jack lo inutiliza, dejando así al hotel
incomunicado con el exterior. Al no recibir respuesta a
su petición, Dick toma el avión hacia Colorado. Por su
parte, Wendy, armada con un bate de béisbol, acude al
lugar de trabajo de Jack para espiar qué escribía: ante
su horror, ve cientos de folios que constan de una única
frase, repetida interminablemente: eso es todo lo que ha
estado escribiendo, y para lo que pedía que no se le
molestara. (La frase que aparece originalmente en la
película es "All work and no play makes Jack a dull
boy", es decir, "Todo trabajar y no jugar hacen
de Jack un chico aburrido", que en inglés es una
frase hecha; para el doblaje español se buscó un
proverbio equivalente en castellano, y en las hojas que
ve Wendy se lee una y otra vez la frase "No por
mucho madrugar amanece más temprano").
En esto llega Jack, amenazante, y pregunta a Wendy si le
gusta lo que escribe. Ella retrocede, aterrorizada, y él
avanza preguntándole si no quería que hablaran de
Danny, de llevarle a un médico. Jack empieza a
reprocharle que se preocupe sólo de su hijo y no de él,
de sus responsabilidades con quienes le emplearon (aunque
el discurso parezca de cierta coherencia, Wendy ya
percibe la locura en Jack). Wendy retrocede subiendo una
escalera de espaldas, suplicando a Jack que no le haga
daño, a lo que él contesta "Noy voy a hacerte
daño", pero más tade añade: "No me has
dejado completar la frase. No voy a hacerte daño...
sólo voy a aplastarte los sesos". Al intentar
quitarle el bate a Wendy, ella le propina un fuerte golpe
en el estómago y luego otro en la cabeza, con lo que
Jack cae rodando por las escaleras. Wendy le arrastra
hasta la despensa del hotel, le encierra allí y luego
busca cómo huir y más tarde llamar a un médico para
que acuda a atender a Jack, herido en la cabeza. Pero
Jack, desde su encierro, le dice a Wendy que se va a
llevar una desagradable sorpresa: el coche oruga que
tenían lo ha dejado inutilizado, al igual que ha hecho
con el radioteléfono, por lo que tampoco se puede llamar
para pedir ayuda.
El desenlace final llega en la secuencia "4 DE LA
TARDE". Mientras piensa cómo salir del hotel, Wendy
se encierra en su cuarto con su hijo, y se echa a dormir,
agotada. Jack ha quedado encerrado en la despensa, pero
Wendy no cuenta con la ayuda que le prestan "los
seres" que habitan el Overlook. Delbert Grady llama
a la puerta de la despensa y habla con Jack: le comunica
que él y "los demás" piensan que no ha dado
la talla, "no ha sabido hacer frente al asunto que
tratamos". Su mujer es más fuerte de lo que habían
imaginado, y es más lista que él. Jack pide otra
oportunidad, asegurando que esta vez no les defraudará,
y se le concede: Grady le abre la puerta de la despensa.
Mientras Wendy duerme, su hijo está en vela, mientras el
espíritu "Tony" le repite una y otra vez la
palabra "REDRUM"; finalmente la escribe en la
puerta con una barra de labios, y la grita tan alto que
su madre se despierta: Al ver la puerta reflejada en el
espejo, se da cuenta de que "REDRUM" es
"MURDER" (asesinato) leído al revés. Un aviso
de lo que se va a producir de forma inminente: fuera de
la habitación está Jack con una gran hacha, tratando de
echar la puerta abajo. Wendy y Danny se encierran en el
baño, e intentan escapar por la ventana. Danny escapa,
pero Wendy no cabe por tan estrecho hueco. Finalmente
cede la puerta de la habitación, y Jack entra hacha en
mano, buscando a su mujer y su hijo. Observa que la
puerta del baño está también cerrada con pestillo, y
comienza a derribarla a hachazos. Pero comete el error de
introducir la mano por el hueco abierto, para quitar el
pestillo, y su mujer, que tenía un cuchillo, le hace un
corte en la mano.
Retorciéndose de dolor, Jack escucha la llegada de un
coche oruga por la nieve: es Dick Halloran, el
"cocinero negro", que llega a ayudar a Danny.
Jack comete un segundo error táctico, salir a por Dick
sin rematar la "tarea" de su mujer, que
consigue así salir del baño por su propio pie. Dick
entra en la casa preguntando en voz alta si hay alguien,
lo que ayuda a que Jack le localice fácilmente, y le
mate de un hachazo. Al morir Dick, Danny grita por estar
en "sintonía" con él, y así su padre le
localiza escondido en el armario de la vajilla, de donde
escapa hacia el laberinto de setos del exterior. Jack le
persigue ahí, y es donde comete su tercer y fatal error:
lo más fácil hubiera sido inutilizar el coche oruga y
cerrar la vivienda, con lo que Danny moriría de frío en
el exterior. En su lugar, corre a perseguirle por el
jardín, donde su fuerza tiene que medirse contra la
inteligencia del chico, que tiene la idea de hacer
desaparecer sus huellas, volviendo sobre lo ya pisado y
luego escondiéndose a un lado: el efecto es que las
pisadas, de repente, desaparecen.
La estratagema consigue engañar a Jack, y Danny regresa
al hotel, donde su madre ha entrado en contacto con los
fantasmas que lo pueblan, y que parecen
"despertar": en una habitación ve a dos
individuos, uno vestido de etiqueta y otro, arrodillado,
con disfraz de oso; presumiblemente los ha sorprendido
practicamdo el sexo oral. También un
"invitado" con la cabeza partida le dice
"Bonita fiesta, ¿no?". Para terminar, Wendy
descubre el cadáver descuartizado de Dick Halloran. Huye
al exterior, donde encuentra a Danny, y ambos escapan en
el coche oruga en el que vino Dick. Mientras, Jack
continúa aullando el nombre de Danny por el laberinto.
Morirá congelado.
Como rúbrica final, contemplamos una fotografía en el
salón "The Gold Room", que representa el baile
del 4 de julio de 1921, es decir, mucho antes de que
naciera cualquier personaje de esta historia. En el
centro de la foto se distingue claramente a Jack
Torrance: cobran así realidad las palabras de Grady,
"Usted siempre ha sido el vigilante".
En la versión definitiva del guión, tal como fue
filmado, había elementos que se debían a Diane Johnson
y otros al propio Kubrick. Johnson tuvo libertad completa
para escribir los diálogos (cosa insólita en Kubrick) y
el detalle de la frase repetida cientos de veces es suyo:
Kubrick poseía una de las primeras máquinas de escribir
con memoria de computador, y la programó para que
imprimiera los 500 folios repitiendo la frase de marras.
Por otra parte, Kubrick añadió de su cosecha las
escenas de carga erótica (la mujer desnuda de la
bañera, los dos hombres sorprendidos al final por Wendy
en la habitación) y también tuvo la ocurrencia de la
visión del torrente de sangre que bajaba por el
ascensor. De la novela original de King han quedado
detalles que si no, no se entiende cómo encajarían
allí, como el que el Overlook esté construido sobre un
antiguo cementerio indio (lo que le cuenta Ullman a Jack
al presentarle el hotel).
Los cambios efectuados en el guión respecto a la
historia original de King provocaron que el escritor
renegara de la película, afirmando que Kubrick no
conocía el género de terror: al no saber representar la
maldad "impersonal" del propio edificio, había
trasladado la maldad a los propios seres humanos, rodando
así una historia de crímenes domésticos con algún
leve añadido sobrenatural. Ciertamente, el terror de El
resplandor es un tanto "sui generis", es
un terror teñido de humor negro muy kubrickiano, como en
la escena del diálogo de Torrance con Delbert Grady en
los lavabos, donde se nota que el racismo está tan
arraigado en ciertos estratos de la sociedad
norteamericana como para que Grady siga siendo racista
después de muerto; pero no por ello deja de provocar el
pánico en el espectador. Kubrick aceptaría renunciar en
1996 a los derechos sobre la novela, para que pudiera
filmarse una adaptación "ortodoxa" de la
novela de King, una producción para la TV en 3 episodios
dirigida por Mick Garris con el título de El resplandor,
de Stephen King. El trato incluiría que King debía
abstenerse de comparar en público ambas producciones.
El papel protagonista de Jack Torrance fue para Jack
Nicholson, precisamente en quien había pensado Kubrick
unos años antes para hacer de Napoleón. El actor había
llegado a lo más alto de su carrera profesional al
recibir el Oscar en 1975 por Alguien voló sobre el
nido del cuco, pero también atravesaba numerosos
problemas personales: había roto su relación con
Anjelica Huston, su amigo Roman Polanski había tenido
que huir de Estados Unidos acusado de pederastia, su
primera película como director, Camino del sur,
había sido un fracaso rotundo, y era públicamente
reconocido que consumía cocaína a diario. Según Diane
Johnson, cuando Nicholson se incorporó a la filmación
"estaba más loco que su personaje". Con tan
buena preparación anímica, su interpretación fue,
excepto en las primeras escenas, un recital de ese
histrionismo que tanto encantaba a Kubrick; realmente es
imposible representar un personaje más
"salido" que lo que está Nicholson. En cuanto
a su mujer, Wendy, fue encarnada por Shelley Duval,
actriz que había trabajado antes sobre todo en
producciones independientes, que dio bien el tipo de
mujer anoréxica y con tendencia a lo histérico que se
requería.
Para interpretar a Dick Halloran, Kubrick había pensado
en Slim Pickens, el piloto que al final de Dr. Strangelove
cabalga sobre una bomba atómica, a pesar de que no era
negro, como decía la novela. Pickens no aceptó, pues
conocía lo duro que era trabajar con Kubrick, y fue el
cantante y actor negro Sherman Crothers, más conocido
por "Scatman" Crothers, interesado tras leer el
guión, quien llamó a Nicholson (con quien había
trabajado en Alguien voló sobre el nido del cuco)
para que le recomendara ante Kubrick para ese papel, lo
que el director aceptó con ciertas reservas. Para elegir
a Danny, el nuevo ayudante de repartos de Kubrick, Leon
Vitali (que interpretaba en Barry Lyndon a un
Lord Bullingdon ya crecidito) recorrió el Medio Oeste
filmando pruebas a unos 500 aspirantes, que debían no
haber trabajado nunca en el cine y no tener más de 6
años; con el resultado de las pruebas, Kubrick elegiría
a Danny Lloyd. Por su parte, Delbert Grady fue un viejo
conocido de las películas de Kubrick, Philip Stone (el
padre de Alex en La naranja mecánica y el
criado Graham en Barry Lyndon).
Los métodos de trabajo de Kubrick con los actores fueron
tan exasperantes como ya era su costumbre; así, para la
escena donde Halloran enseña la cocina a Wendy y a
Danny, se repitió la toma 85 veces. El momento en que
Torrance derriba de un hachazo a Halloran fue rodado unas
40 veces, y alguien sugirió que Crothers (de 67 años)
era ya algo mayor para estar cayéndose tanto; de hecho,
cuando más tarde se rodó la escena donde Wendy golpea a
Jack con un bate, y él cae por las escaleras, Nicholson
se negó a caerse 40 veces y pidió que le doblara un
especialista. En esa misma escena, cuando Jack avanza
hacia Wendy diciendo "te voy a aplastar los
sesos", un montador de la película ha contado que
se rodó unas 50 ó 60 veces, que la primera toma ya era
magistral, pero que Kubrick continuaba rodando buscando
el agotamiento de Nicholson, su expresión desencajada e
histriónica, eligiendo las tomas donde estuviera más
"pasado de rosca".
Al igual que había ocurrido en Barry Lyndon con
la cámara capaz de filmar a la luz de las velas, en El
resplandor Kubrick introdujo una innovación
técnica sin la cual no se concibe que la película
hubiera sido la misma. Se trata del invento conocido como
"Steadicam", un soporte de cámara que
permitía correr con ella e incluso subir escaleras sin
que temblara la imagen. La "Steadicam" había
sido inventada por Garret Brown, que recibió por ella un
Oscar en 1978, y en El resplandor sería
profusamente utilizada en las escenas en que la cámara
persigue al objetivo con gran movilidad, como en los
paseos de Danny en triciclo o las carerras a través del
laberinto de setos. Para manejarla, Kubrick contrató al
propio Garret Brown, aunque el director de fotografía
siguió siendo oficialmente John Alcott.
Para el Hotel Overlook se buscaron diversos modelos
reales: el exterior se tomó del Timberline Lodge, en
Mount Hood, Oregon, y los interiores del Ahwanee Lodge,
en el valle de Yosemite, California. Todos los interiores
que se ven en la película son reales, ninguno fue
diseñado especialmente para la producción; incluso el
cuarto de baño en rojo donde Grady limpia la mancha en
la cazadora de Torrance es un diseño del famoso
arquitecto Frank Lloyd Wright. Con la información
acumulada sobre hoteles, Kubrick hizo construir en los
Estudios Elstree de Borehamwood una réplica exacta de la
fachada y del jardín laberíntico; aparte, se
construyeron los interiores. Las tomas iniciales del
coche subiendo por las montañas y muchas tomas con nieve
(como la del coche oruga de Dick avanzando hacia el
hotel) fueron filmadas por el director de la segunda
unidad, Doug Milsome, pues Kubrick no se movió de
Inglaterra durante el rodaje. Como anécdota, se cuenta
que varias secuencias no usadas de la toma inicial del
coche serían cedidas a Ridley Scott para la escena final
de Blade Runner, cuando Harrison Ford se fuga
con la bella "replicante".
Entre las incidencias del rodaje, se puede citar un
incendio que destruyó los decorados cuando faltaban por
rodar unas pocas tomas de primeros planos; era de esperar
debido al calor tan elevado que producía la cantidad de
focos que usaba Kubrick (hasta 45º). En vez de
arreglárselas rodando en otro sitio parecido, Kubrick
exigió reconstruirlo todo, ante la desesperación de los
estudios. Por otra parte, los Elstree se habían
comprometido con Steven Spielberg para que rodase allí En
busca del arca perdida, y el inicio del rodaje hubo
de esperar a que terminara el de El resplandor,
que inicialmente iba a durar 17 semanas, luego se
convirtió en el doble y luego en el triple. Por si fuera
poco, durante el montaje de la película de Kubrick, su
hija Vivian (gran amante de los animales) se pasó por el
estudio para comprobar el trato poco considerado que se
daba a las serpientes en la escena donde Harrison Ford y
Karen Allen caen a un pozo lleno de ellas (pozo que en
realidad era el mismo espacio físico donde había estado
el salón principal del hotel Overlook, donde Jack
escribía a máquina); Vivian denunció el hecho a la
Sociedad Protectora de Animales, lo que divirtió mucho a
Kubrick e hizo que Spielberg no le dirigiera la palabra
durante años.
La música utilizada en El resplandor (elegida
toda ella tras terminar el rodaje) es un verdadero
festín para los amantes de la música contemporánea, al
incluirse obras de tres autores clásicos del siglo XX:
Bela Bartok, Gyorgy Ligeti (que reaparecía en la
filmografía de Kubrick tras 2001, una vez
superado el conflicto por la manipulación de Adventures),
y el compositor polaco Krzysztof Penderecki, de quien se
incluían nada menos que 6 piezas.
Comenzando por Bartok, uno de los grandes clásicos del
siglo XX, de su Música para cuerdas, percusión y
celesta, una de las obras maestras indiscutibles del
autor y del siglo, escuchamos el tercer movimiento,
"Adagio" cuando Wendy y Danny corren por el
laberinto, cuando Danny pasa por primera vez frente a la
habitación 237 y no puede abrirla, o cuando abre la
puerta para entrar en su habitación, donde está su
padre, a buscar su coche de bomberos (el tintineo inicial
de la celesta en el "Adagio" acompaña la
apertura de la puerta). Parece como si esta música
acompañara el concepto de "un secreto
escondido"... En cuanto a Ligeti, su Lontano
("Lejano"), obra para orquesta de 1967, parece
elegido para ilustrar la comunicación
"lejana", como su nombre indica, y por ello
suena cuando en la presentación del hotel, Halloran se
comunica con Danny mediante el "resplandor";
también cuando Danny tiene por primera vez, desde su
casa, la "visión" de las gemelas; también
cuando Wendy descubre que las líneas telefónicas están
cortadas por la nieve (y, por tanto, no puede haber la
comunicación "normal" a distancia).
Como hemos dicho, la parte del león de la música de El
resplandor se la lleva Krzysztof Penderecki. De él
escuchamos El despertar de Jacob (de 1974) en
momentos como la primera vez que Danny habla con el
espíritu "Tony", cuando Jack despierta de su
pesadilla (muy adecuado el título) y cuando el propio
Jack entra en la 237 para encontrarse con la bañista
desnuda; esta música parece, pues, acompañar a las
escenas que supongan alguna "iniciación" en lo
desconocido. Otra obra utilizada de Penderecki es Utrenja
(1969-70), que originalmente describe el entierro y
resurrección de Cristo. De esta obra suenan en El
resplandor dos fragmentos: el titulado Ewangelia
en los momentos más "fuertes" o violentos del
film: cuando Wendy le da a Jack con el bate, el hachazo
de Jack a Halloran, Wendy despertándose y gritando al
ver el "Redrum" en la puerta, o al ver ella el
cadáver de Halloran; otro fragmento es Kanon Paschy,
que suele usarse conjuntamente con el anterior, por
ejemplo en la persecución de Danny por Jack a través
del seto. O también cuando Wendy tiene la visión del
ascensor lleno de sangre.
Más música de Penderecki: las dos composiciones que
llevan el título de De Natura Sonoris (la
primera de 1966 y la segunda de 1971). La nº 1
se escucha en algunos momentos que impliquen "descubrimiento":
cuando Danny, corriendo en su triciclo, dobla una esquina
y ve a las dos gemelas; o cuando Wendy descubre que el
coche oruga de que disponían en el hotel ha sido
inutilizado por Jack; también en la imagen final de Jack
congelado. En cuanto a la nº 2, la oímos
cuando Danny está escribiendo "Redrum" con el
lápiz de labios, cuando Halloran viaja en el coche oruga
rumbo al hotel, o cuando Danny se reúne finalmente con
su madre. Por último, la compleja relación entre Jack y
Wendy parece remarcada por Polymorphia, de 1961,
que suena cuando ella descubre que el libro de Jack
consta de una sola frase, cuando le arrastra,
inconsciente, hasta encerrarle en la despensa, o cuando
él le habla desde la despensa de que se va a llevar una
sorpresa cuando compruebe el estado del coche oruga y del
radioteléfono.
En cuanto a las versiones utilizadas en el disco (hasta
la fecha, la banda sonora de El resplandor no ha
aparecido en formato CD), Kubrick volvió, como otras
veces, a una grabación de la Deutsche Grammophon con la
Filarmónica de Berlín y Karajan para la obra de Bartok;
el Lontano de Ligeti procedía de una grabación
del sello Wergo (Ernest Bour dirigiendo a la Sinfónica
de la SWF, Baden-Baden), y de las obras de Penderecki,
los dos De Natura Sonoris procedían de la
grabación dirigida por el autor para EMI, a la Orquesta
de la Radio de Katowice, y el resto pertenecían a las
grabaciones de la obra de Penderecki hechas por el sello
polaco "Muza", perteneciente a la compañía
estatal Polskie Nagrania.
No solmente se escucha música clásica en El resplandor,
sino que hay otras músicas que tienen una importancia
fundamental en el film, como servir para los títulos de
crédito iniciales y finales. En la secuencia inicial (el
coche entre las montañas) se escucha una adaptación del
"Dies Irae" del canto llano, tal como es citado
en la Sinfonía Fantástica de Berlioz, a cargo
de un nombre ya conocido en la filmografía de Kubrick:
Wendy Carlos, antes Walter Carlos, autor de los
"arreglos" de piezas clásicas en La
naranja mecánica. Carlos y Rachel Elkind son los
autores de Montañas Rocosas, que acompaña el
viaje en automóvil de la familia Torrance hasta el
Overlook. Por último, escuchamos también cuatro
canciones típicas de los años 30, en las escenas donde
Jack pasa "a otra dimensión" y se encuentra
con los fantasmas del hotel: Masquerade, Midnight,
the stars and you ("Medianoche, las estrellas y
tú", la más importante de las cuatro y que
también se usa en los títulos del final), It's all
forgotten now ("Todo está ahora
olvidado", que muy oportunamente se usa cuando Grady
no puede recordar que él siempre ha sido el vigilante) o
Home, que también se usa en el diálogo
Torrance-Grady en el cuarto de baño. Las versiones de Midnight,
the stars and you y de It's all forgotten now
están cantadas por Al Bowlly y acompañadas por la
Orquesta de Ray Noble.
El estreno de El resplandor se hizo por el
procedimiento "escalonado" que se había
utilizado otras veces, en lugar del estreno simultáneo
en todo el país, un método que estaba ya desplazando al
anterior. Seguramente el estrenarlo de forma escalonada
(primero en unos pocos cines, luego extendiéndose al
resto) le hiciera perder recaudación, pero a pesar de
ello ganó en Estados Unidos más de 30 millones de
dólares y entró en la lista de las 10 películas más
taquilleras de 1980, que era lo que Kubrick pretendía.
Como había ocurrido con otras de sus películas, Kubrick
cortó algunas escenas tras el estreno, dejando la
duración de 146 minutos en dos horas justas.
Para el estreno en España, la versión doblada fue
dirigida por Carlos Saura. Este doblaje fue muy criticado
en su día, pues la voz de Nicholson no era la que
estaban acostumbrados a oír los espectadores de las
versiones dobladas, y las de Wendy y Halloran
(respectivamente, la actriz Verónica Forqué y el
locutor de radio Rafael Taibo) sonaban "demasiado
conocidas". Sin embargo, descalificar la película
por ese doblaje siempre le ha parecido a quien esto
escribe una verdadera ridiculez, y la causa más bien
habría que buscarla en el desafío de Kubrick a los
críticos, dando pases solamente para la versión doblada
que ellos habían denostado, y no para la original. A
partir de entonces, fue dogma de fe el afirmar que El
resplandor era muy mala. Como ejemplo, baste citar a
un afamado crítico español que tenía un programa de
radio por las noches; en una ocasión, el autor de este
artículo le escuchó proclamar que El resplandor
era una pésima película y, poco después, ante la
pregunta que hacía en su llamada otro oyente, afirmaba
que sin embargo estaba muy bien la película Mujeres
al borde de un ataque de nervios de Pedro
Almodóvar. A partir de ese momento fue cuando el autor
de este artículo dejó de creer a los críticos de cine.
Se ha llegado a escribir que El resplandor no es
más que una película de terror de "serie B"
como puedan ser las de Darío Argento, sólo que hecha
con un gran presupuesto. Por lo dicho hasta ahora, el
lector comprenderá que en ella hay bastante más
substancia. Está el problema de la relación padre-hijo,
donde Jack (cuando aún está cuerdo) no consigue
sintonizar con su hijo, que se mueve más en la órbita
de su madre. En el ambiente pesan los hechos del pasado,
cuando Jack lesionó "accidentalmente" a Danny,
y su mujer siempre se lo ha reprochado; luego en el hotel
nos encontramos con la misma visión pesimista de La
naranja mecánica: el hombre no es bueno por
naturaleza, lo civiliza la sociedad, y apartado de la
sociedad vuelve a la barbarie. Las "voces
ancestrales" que le incitan a solucionar sus
problemas matando no dejan de recordarnos a la forma en
que Joyce y otros autores han retratado lo que es el
nacionalismo (irlandés en este caso); luego, cuando Jack
se decide a resolver de una vez por todas sus
"diferencias" con su mujer, como se diría en
lenguaje de hoy, "recurriendo al uso de la
fuerza", se enfrenta con su fuerza bruta contra la
inteligencia de Wendy y Danny, que superan a la de su
marido y padre, y comete errores que le cuestan la vida;
la fuerza por sí sola sin inteligencia no consigue nada,
y la inteligencia acaba derrotando a la fuerza como
Bowman derrotó a HAL en 2001. Añádase que
Jack Nicholson con el hacha en la mano es un icono que ha
pasado a la imaginería popular como el arquetipo del
psicópata. Y que, como película de terror, para este
comentarista no tiene rival entre las hechas en color (en
un honroso segundo puesto quedaría El otro, de
Robert Mulligan) y muy pocos entre las de blanco y negro
(entre ellos, uno sería The innocents de Jack
Clayton). Es decir, si el propósito de Kubrick fue hacer
"la" película de terror, no cabe duda de que
lo consiguió.
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