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Número 25º - Febrero 2.002


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COMPOSITORES CLÁSICOS VERSUS COMPOSITORES ACTUALES

Por Carlos Infante.       

El mes pasado les adelantaba que en este número de FILOMUSICA.COM nos ocuparíamos de un tema que considero fundamental y que no es otro que la excesiva valoración de los compositores actuales en detrimento de creadores clásicos del mundo de la banda sonora.

Si se me permite hacer un poco de historia, debo recordar que las disciplinas de la música y el cine permanecen unidas desde el nacimiento del cine. Las películas ya por entonces contenían una partitura que se enviaba a los cines para que el pianista, o la orquesta (según la categoría del local de exhibición), la interpretara durante la proyección de la película. En ocasiones se grababa también la partitura en discos, aunque debo recordar que no fue hasta 1926 cuando por el procedimiento Vitaphone se lograba sincronizar perfectamente un disco (banda de sonido) con las imágenes.

Pero no sería justo hablar de banda sonora propiamente dicha, ya que más bien estábamos ante un acompañamiento musical que amenizase las proyecciones, más que ante un elemento propiamente dicho de la película. Tuvo que ser con la llegada del sonoro cuando la música se integraría definitivamente en ese 'todo' llamado Película.

Si exceptuamos los musicales donde brillaban con luz propia nombres como Al Dubin, Harry Warren, Irving Berlin, Cole Porter, George Gershwin e Ira Gershwin, Jerome Kern y un larguísimo etcétera, todos con una gran experiencia en este extraordinario género; en un principio la música de cine se construía a base de composiciones menores que cumplían una función de acompañamiento musical.

Muy pronto y de la mano principalmente de Korngold, Steiner y Alfred Newman la música de cine va ajustándose a la imágenes, convirtiéndose en ese complemento perfecto, que aporta un significado al texto fílmico, un complemento muchas veces insustituible y fundamental.

Tal que así funcionó con singular perfección hasta 1977 año en que aparecía STAR WARS de John Williams, y todo cambiaría de forma inequívoca y definitiva. En algunos aspectos para bien del género (promoción y difusión sobre todo) y en otros para desgracia de este tipo de música (comercialidad y olvido de las convenciones clásicas).

Con mucha frecuencia escuchamos afirmaciones entre los 'nuevos aficionados' a este peculiar género del estilo: 'Willimas es dios' o 'Zimmer: el compositor mas influyente en el cine'. Claro que estos aficionados cuando se les pregunta si han escuchado algo de Erich Wolfgang Korngold o Max Steiner suelen aportar una respuesta negativa.

Evidentemente surge una pregunta muy simple: ¿A qué se debe esta curiosa y a simple vista inexplicable situación? La respuesta es complicada y no demasiado fácil de exponer, especialmente si no estamos entre iniciados en el tema. Aún así trataré de hacerlo seguidamente.

En primer lugar podemos señalar el carácter 'fundamentalista' de cierto sector de la afición que funciona en torno a una serie de 'dogmas' que a ciencia cierta nadie es capaz conocer su procedencia. Este perfil de aficionados destaca por el desprecio hacia cualquier música que no contenga la etiqueta BSO, siempre unido al desconocimiento de cualquier otro género. También llama la atención su negativa a admitir algo tan evidente como que la banda sonora de una película no es un TODO en sí misma, si no una parte de OTRO todo.

Un segundo factor a tener en cuenta radica en la edad, excesivamente joven en muchos casos, que imposibilita el conocimiento de la historia de la música de cine, a lo que debemos sumar la dificultad real de acceder a según que obras. De esta forma el aficionado al no conocer los precedentes puede quedar impresionado por una partitura que en realidad no es otra cosa que una 'adaptación' de otra preexistente.

En tercer lugar, aunque unido al anterior, podemos comentar la absoluta ignorancia musical, la incapacidad de leer un pentagrama, distinguir las notas, etc... Lo que unido al nulo conocimiento cinematográfico (cánones, narrativa audiovisual, etc...) impide al aficionado emitir un criterio objetivo más allá del gusto personal, que obviamente carece de argumentación posible.

Un cuarto punto sería el deprecio sistemático por todo aquello que no esté grabado con sonido 'digital stereo'. Para este sector los clásicos suenan muy mal y no soportan ese 'sonido', olvidando que esas composiciones fueron creadas precisamente para ese 'sonido' tan denostado por este sector. Claramente el continente prima sobre el contenido para este grupo.

Estas y otras circunstancias han llevado a gran número de aficionados a considerar que la Banda Sonora no existe antes de 1977, y que su inventor fue John Willimas. La realidad es que John Willimas logra en 1977 un número uno de ventas con STAR WARS, no por su gran calidad, si no por disfrutar del aparato de propaganda de Lucas y Spielberg, para quien suele trabajar; y a la sombra de un fenómeno sociológico como ha sido LA GUERRA DE LAS GALAXIAS.

Su trabajo, muy aceptable, se fundamenta en adaptar todas las composiciones de Erich Wolfgang Korngold, el estilo sinfónico al servicio de la gesta épica. Esto evidencia un conocimiento loable del medio, así como una llamada de atención al público sobre un género venido a menos, pero nada más.

Llegados a este punto quiero aclarar algo no digo que no haya calidad en los compositores actuales, Thomas Newman por ejemplo es un genio de la composición. No niego que el nivel general de la Banda Sonora es ahora superior al de los años treinta.

Lo que si quiero afirmar es que los grandes de verdad, los que crearon el concepto de lo que es la música en el cine, los que desarrollaron el género fueron genios creadores como Korngold, Steiner, Alfred Newman, Herman, Young, Tiomkin (que ya hace 50 años incluía una canción en la película), Mancini o David Raksin.

Williams, Zimmer, Horner y tantos otros se han limitado a seguir el camino, a utilizar un 'aparato' de propaganda y marketing como no tenían sus antecesores, sin olvidar el renovado apoyo de las discográficas hacía este peculiar y fascinante género musical.

Me gustan muchas de las bandas sonoras que se componen en la actualidad, reconozco la calidad de algunas pero no por ello voy a olvidar sus precedentes, ni tampoco voy a perder mi criterio, ni mi conocimiento... Aunque no sería justo olvidar un hecho histórico: Korngold y Steiner tuvieron la ocasión de crear algo inexistente, mientras que los compositores actuales nunca podrán crear lo que ya existe: el cine sonoro.

Poco más por este mes, no quiero saturarles con un tema un tanto difícil para el aficionado ajeno a la Banda Sonora. Tan sólo he pretendido exponer un curioso fenómeno difícilmente explicable. EL mes que viene estaremos en puestas de los 'Oscars' por lo cual dedicaremos esta reflexión mensual al apartado musical de tan preciados galardones... Que disfruten de un buen mes. Hasta el próximo mes.